Comercio Justo: otra economía es posible

Asociaciones y ONG trabajan en la sensibilización con este consumo, más allá de la Navidad

Plaza Mayor de Madrid casetas Navidad consumo

FRAN OTERO | Cada vez, y esto a pesar de la crisis económica, son más los ciudadanos que quieren saber en qué condiciones se ha producido aquello que van a consumir, si el proceso ha sido respetuoso con el medio ambiente y, sobre todo, si se paga un precio digno a los productores y no existe ningún tipo de explotación laboral. No todo es coste económico, también hay un coste social que debe ser tenido en cuenta.

Así lo hace el Comercio Justo, que lleva establecido en España unos 25 años (ya más de 40 en todo el mundo). Tiempo en el que se ha creado una Coordinadora Estatal que agrupa a las asociaciones y ONG involucradas en esta tarea, en la que se ha pasado de vender en mercadillos a hacerlo en tiendas pequeñas y especializadas, y ya, en los últimos tiempos, a introducirse en los supermercados y grandes almacenes.

Hay personas que, en el marco de una asociación o ONG, trabajan por que el Comercio Justo deje de ser una excepción y se convierta en regla general. Algunas de estas organizaciones tienen su razón de ser en el marco de una realidad religiosa, ya sea Cáritas o congregaciones religiosas, perfectamente agrupadas en la Coordinadora Estatal, a través de la que lanzan campañas de sensibilización, realizan estudios y se convierten en interlocutores de las administraciones públicas.tienda de Comercio Justo

Precisamente, Vida Nueva se ha acercado a varias asociaciones de raíces católicas para que expresen sus percepciones, sensaciones, análisis y reivindicaciones.

Kidenda, promovida por Cáritas diocesana y la delegación de Misiones de Bizkaia junto con la ONGD Alboan, es una de ellas. Sus objetivos se centran en dar a conocer el Comercio Justo, favorecer los valores del consumo responsable y promover una solidaridad activa y real. Cuenta con una tienda.

De Kidenda es Estíbaliz Izaguirre, quien recalca la importancia del voluntariado en esta tarea y reivindica la necesidad de que todo Comercio sea Justo. “Todo el comercio debería ser justo. Sin embargo, sabemos que el sistema neoliberal imperante está organizado para que unos pocos disfruten de las riquezas al mismo tiempo que otros se empobrecen, y eso afecta, sobre todo, a las relaciones comerciales entre los diferentes países”, añade. Como todavía no se ha conseguido, defiende iniciativas que promuevan unas relaciones comerciales más justas. “El Comercio Justo es un ejercicio práctico de solidaridad con el sur”, concluye.

Desde la Fundación Proclade, de los Misioneros Claretianos, también se trabaja en la sensibilización; de hecho, ven el Comercio Justo como una herramienta.

“En un mundo tan interconectado,
hasta los actos más pequeños de la vida cotidiana
repercuten en la vida de millones de personas en todo el mundo”.

“En un mundo tan interconectado, hasta los actos más pequeños de la vida cotidiana repercuten en la vida de millones de personas en todo el mundo. Y en esos gestos de consumo sencillos y necesarios, los valores, la ética, la fe, deben ser decisivos. No es una cuestión de dinero, sino que abarca muchos otros problemas de nuestro mundo: trabajo infantil, sobrexplotación de recursos naturales… En los colegios claretianos (y no claretianos), ciudades, parroquias, queremos una economía para que tengan vida las personas, y no lo contrario”, explica Laura López, responsable de comunicación y sensibilización.

El coste social

También para ella todo comercio debería ser justo. Según dice, el problema es que se ha permitido que, poco a poco, el centro de la economía sea el dinero. “Una ganga es cuando obtenemos más producto por menos dinero. El precio de las cosas solo nos habla de beneficio económico. Pero, ¿y el coste social? Si junto al precio de un paquete de café pusiera ‘14 horas de trabajo al día los 7 días de la semana y 0,10 euros para el productor’…”, explica. Insiste en que para tomarse un buen café “no hace falta que termine molido nadie”.

“Ojalá algún día no hablemos de Comercio Justo porque todo sea justo. De momento, ya tenemos la opción de elegir entre uno y otro, y además seguro que lo tenemos cerquita de casa. Cuantos más seamos, antes podremos dejar de hablar de ello”, propone.

En la Asociación Proyde (Promoción y desarrollo), vinculada a la Institución Hermanos de las Escuelas Cristianas–La Salle, dan mucha importancia al trabajo con los alumnos y familias de sus centros. Charlotte Marion, su responsable de Comercio Justo, explica a Vida Nueva que su labor fundamental es el fomento de este tipo de relaciones comerciales en toda su red, porque “mucha gente pequeña en lugares pequeños haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo”.

Aunque la tendencia es positiva, es necesario que mucha más gente se sume y apueste por el consumo responsable. Y para ello, al margen de todo lo expuesto anteriormente, ¿qué razones deben motivar este comportamiento?

Laura López tiene claró por qué hay que decantarse por el Comercio Justo: “Porque si creemos que hay otro mundo posible en el que el bienestar y los derechos de todas las personas sean lo más importante, tenemos que empezar a hacerlo real. Porque es el único con una alta calidad en la materia prima y con alta calidad social. Porque rescata el valor social de las cosas. Hay vidas detrás de lo que compramos y consumimos, y nuestros valores deben influir en las decisiones económicas”.

En el nº 2.781 de Vida Nueva. Reportaje íntegro para suscriptores

 

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