La Iglesia española, la cultura y el Vaticano

Cardenal Ravasi en el Atrio de los Gentiles Paris

El cardenal Ravasi, durante el encuentro del Atrio de los Gentiles en París, en marzo de 2011

JUAN RUBIO, director de Vida Nueva | Está visto que en Roma corren vientos distintos a los españoles, en general, y a los madrileños, en particular. Cuando se ven ciertos movimientos curiales, no podemos menos que alegrarnos del sentido común y la sensatez. Algunas rendijas se abren entre los férreos muros vaticanos de Pascuas a Ramos.

El Papa acaba de nombrar a dos hombres de la cultura española –catalán uno y valenciano el otro– asesores del Pontificio Consejo para la Cultura, el organismo vaticano con tan poco aprecio en los predios españoles y que lidera el cardenal Gianfranco Ravasi, el creador del Atrio de los Gentiles, que tantos quebraderos de cabeza le está dando procedentes de las bambalinas curiales de la vieja Iglesia que se niega a hablar con los no creyentes.

Se trata de Francesc Torralba, profesor de la Ramon Llull, colaborador de Vida Nueva, y del arquitecto valenciano Santiago Calatrava.

Ambos perfiles se salen de esa negrura que se intenta inocular en las bases de un catolicismo fragmentado y que busca solo figuras destacadas por su militancia en nuevos movimientos o por su extremismo converso. Supongo que Juan Manuel de Prada se habrá quedado esperando el nombramiento, pese a sus avales en el periódico del Papa y en la Rota Romana.

Ambos, Francesc y Santiago, están en tierra de nadie, y ambos, desde su fe profunda, ayudan al diálogo fe-cultura. A este Pontificio Consejo, en el que anda por medio Melchor Sánchez de Toca, un sacerdote toledano culto y abierto, con amplias miras, y que cuenta con importantes avales en el mundo cultural italiano, no le han colado los nombres. Han afinado el tiro.

Cuando miramos el organigrama de las conferencias episcopales europeas
advertimos la existencia de departamentos dedicados a la cultura.
En España, nuestra CEE está falta de este organismo,
como si no interesara. No hay interlocutores válidos.

Tendrán ahora que navegar duro para que no los fagociten los adalides del recién creado organismo para la Nueva Evangelización, tan de moda, pero tan cajón de sastre. Tendrán que luchar para que sus iniciativas no sean vueltas del revés. Recuerdo cómo apagaron el éxito de Ravasi en el Atrio de los Gentiles de París. Aquello les sonó a chino y pusieron a sus huestes a trabajar para silenciar el evento. Yo mismo, allí presente, pude comprobar maniobras para el silenciamiento por parte de quienes se les llena la boca de sincretismo.

Enhorabuena a Torralba, autor de La inteligencia espiritual, clave para entender mucho del hombre de hoy. Sus colaboraciones en esta revista son prueba eficiente de cuánto da de sí el perfil en el que Roma se ha fijado. No así otros que huyen del diálogo como gato del agua fría. Igualmente la enhorabuena a Calatrava, creador y diseñador de puentes inmensos. La cultura es puente que hay que atravesar.

Cuando miramos el organigrama de las conferencias episcopales europeas advertimos la existencia de departamentos dedicados a la cultura. En España, nuestra CEE está falta de este organismo, como si no interesara. No hay interlocutores válidos, desaparecidos Julián Marías y su corte. De sus rentas viven aún prelados que no se han puesto manos a la obra para crear espacios y buscar perfiles de creyentes que ayuden a esta tarea. Tienen miedo al relativismo.

Da pena el vacío de actos culturales que tiene nuestra Iglesia española, salvada últimamente en Cataluña, y no solo por el cardenal Sistach, sino por todas aquellas Iglesias locales. Y el esfuerzo de congregaciones religiosas, como los jesuitas y los dominicos.

director.vidanueva@ppc-editorial.com

En el nº 2.781 de Vida Nueva.

Compartir