Juan Pablo I será beatificado “en cuatro o cinco años”

Enrico dal Covolo obispo salesiano rector Pontificia Universidad Lateranense

Lo confirma a ‘Vida Nueva’ el postulador de su causa, Enrico dal Covolo

papa Juan Pablo I - Albino Luciani

DARÍO MENOR | Juan Pablo I seguirá los pasos de su sucesor y será beatificado dentro de “cuatro o cinco años”. La próxima primavera, el postulador de su causa, el obispo salesiano Enrico dal Covolo, rector de la Pontificia Universidad Lateranense, presentará a la Congregación para las Causas de los Santos la positio, el informe en el que se detalla la vida y las virtudes del futuro beato, que está ya casi terminada.

A partir de entonces, solo habrá que esperar a que se produzca la proclamación de sus virtudes heroicas y a que concluya el resto del procedimiento para que Albino Luciani ascienda a los altares. Según explica Dal Covolo a Vida Nueva, ya se ha concluido toda la investigación del proceso referente al posible milagro atribuido a Juan Pablo I.

Se trata de una “curación instantánea de un tumor muy grave”. El miracolato, la persona que recibió la presunta gracia del antecesor de Juan Pablo II, es un hombre de alrededor de 60 años que vive en Puglia, en el sur de Italia, y goza hoy de buena salud.

Enrico dal Covolo obispo salesiano rector Pontificia Universidad Lateranense

El obispo Enrico dal Covolo

“Había sufrido una operación por un tumor en el estómago, que le había sido extirpado casi en su totalidad. El tumor volvió a manifestársele en la pequeña parte del estómago que le habían dejado para que pudiese alimentarse. Tras someterse a la primera sesión de quimioterapia, el paciente vio que no la soportaba. Esa misma noche, durante un sueño vio a un hombre vestido de blanco, a quien no reconoció, y que le decía que estuviera tranquilo, porque todo iba a pasar. De hecho, al día siguiente los médicos vieron que el tumor había desaparecido. Luego, el paciente vio en su propia casa una imagen de Juan Pablo I y reconoció que era el hombre que le había hablado en su sueño”, cuenta Dal Covolo.

El proceso de beatificación del papa Luciani comenzó en noviembre de 2003 impulsado por la fama de santidad de que goza en la diócesis de Belluno, en el noreste de Italia, de donde era originario, y en los lugares donde ejerció su ministerio episcopal, primero como obispo de Vittorio Veneto y luego como patriarca de Venecia.

“Fue el obispo de Belluno junto a un hermano mío salesiano quienes iniciaron el proceso sostenidos por el clamor popular”, explica Dal Covolo. “Juan Pablo I también tiene una gran fama de santidad en amplias zonas de América Latina, sobre todo en Brasil. Los obispos de aquel país insistieron en bloque para que se comenzase la causa de beatificación”.

¿Beatificar a todos los papas?

Al ser preguntado sobre la idoneidad de que la mayor parte de los papas de los últimos tiempos hayan sido beatificados, canonizados o estén a punto de serlo, el postulador descarta que se trate de una autocelebración de la Iglesia, aunque propone una “reflexión” sobre esta situación.

“Por una parte, nos consuela saber que son todas ellas personas dignas de la santidad, pero ya el nombre, Santo Padre, podría ser suficiente. Es decir, tal vez no es necesario que se impulsen los títulos de beatificación y canonización. Habría que hacer una reflexión, también para evitar tratamientos de primera y de segunda, que no están ligados a la objetividad de los hechos. Por ejemplo, Pío XI fue un grandísimo papa, pero por diversos motivos nunca se ha iniciado su causa de beatificación o canonización”.

El hecho de que, para los católicos, sea Dios quien permite la realización de milagros no es problema para que la Iglesia decida si asciende a los altares a sus papas. “Si no se inicia la causa, no puede llegar la beatificación ni la canonización”, sostiene Dal Covolo. Pese a esta postura, reconoce que a veces suceden cosas “de forma independiente de nuestros proyectos, como milagros impresionantes”, los cuales pueden suscitar un interés particular e impulsar por sí mismos los procesos. También hay que tener en cuenta los casos en los que la fama de santidad entre los fieles es irrefrenable, como ocurre con Juan Pablo II.

La “reflexión” que invita a hacer no lleva a Dal Covolo a ver como algo equivocado el nacimiento de la causa de Juan Pablo I. “Honestamente, creo en este proceso. Esta reflexión la hago para mí a posteriori”, asegura.

Además de la del papa Luciani, este obispo salesiano también es el postulador de otra causa, la del laico polaco Jan Tyranowski, el catequista de Juan Pablo II. “Es una persona muy interesante. Era un sastre que de alguna manera favoreció la vocación sacerdotal del Papa polaco”. Esta causa está muy avanzada, pues a principios de octubre la positio fue ya presentada a la Congregación para las Causas de los Santos.

En el nº 2.781 de Vida Nueva.

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