Los ángeles de la trata

Talitha Kum, coordinada por la UISG, lucha contra el tráfico de personas

dos niñas rescatadas de una red de trata de mujeres

Dos niñas rescatadas de una red de prostitución

DARÍO MENOR | Stefania (nombre ficticio) tiene 17 años y vive en Moldavia. Está harta de la pobreza, de que la falta de oportunidades le impida vislumbrar un futuro que no sea mísero. La inmigración se presenta como la única salida hacia delante. Los países de la Europa occidental son su meta. En lo que ella piensa que es un golpe increíble de la suerte, un grupo de personas se compromete a llevarla hasta Irlanda, donde, según le prometen, encontrará un trabajo digno. Ellos se encargan de comprarle el billete y de todos los trámites. Parece un sueño. Cuando llega a Dublín, sin embargo, las cosas empiezan a torcerse.

Le quitan su pasaporte y, del empleo prometido, ni rastro. Luego viene el infierno. Cercenan su libertad, su dignidad y acaban obligándola a que se prostituya por las calles.

Esta tortura se repite un día tras otro hasta que, una noche, quien detiene su coche junto a ella no es un cliente, sino la Policía. La detienen y ella cuenta su historia, pero no surte efecto. No tiene papeles. Es una inmigrante ilegal. Como tantos otros, es deportada a su país. A su vuelta a Moldavia no la espera un caluroso recibimiento de su familia y amigos, sino los criminales que traficaron con su vida. Le propinan una paliza, vuelven a secuestrarla y le encuentran un nuevo destino como prostituta: Rusia.

Red Talitha Kum UISG religiosas de todo el mundo

Talitha Kum cuenta con redes por todo el mundo

Allí será encontrada por una valiente amiga, que conseguirá romper el círculo de sufrimiento, conduciéndola hasta una de las religiosas adscritas al programa Talitha Kum. Organizado por la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), esta iniciativa, en la que participan monjas de todo el mundo, pone los recursos de la Vida Religiosa al servicio de la lucha contra el tráfico de personas.

Un proyecto intercongregacional

“Las hermanas estamos presentes en casi todos los lugares y trabajamos allí donde la pobreza está en su máximo nivel. Tocamos con nuestras manos la miseria, de la que viene la vulnerabilidad que aprovechan los traficantes para reclutar a sus víctimas. Acompañamos y hablamos con las jóvenes para evitar que caigan en las redes de las mafias”, explica la salesiana filipina Estrella Castalone, coordinadora del proyecto Talitha Kum.

“Trabajamos en red, maximizando y compartiendo los recursos con los que las distintas congregaciones ya contaban para luchar y prevenir el tráfico de personas y concienciar a la población de la existencia de este problema. Asistimos a las víctimas, les ofrecemos protección e intentamos que rehagan su vida, aunque es difícil”, explica la religiosa.

La organización es uno de los puntos fuertes de las redes dedicadas a la trata de blancas, que funcionan como si se tratara de una eficiente multinacional. “Estos grupos que pisotean la dignidad de las personas son muy operativos. Para contrarrestarlas, los religiosos, los laicos o cualquier persona de buena voluntad debe estar bien conectada. Hemos de trabajar en red, de forma que podamos abarcar desde el país de origen hasta la nación de destino, como ocurrió en este caso con Filipinas y Alemania. ¿Cuál es nuestra ventaja? Pues que las religiosas estamos presentes en cualquier lugar del mundo”, expone la coordinadora de Talitha Kum.

En el nº 2.780 de Vida Nueva. Reportaje íntegro para suscriptores

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