Caminando y discerniendo juntos

un hombre africano rezando

JOSÉ LUIS PONCE DE LEÓN, obispo del Vicariato Apostólico de Ingwavuma (Sudáfrica) | Del 4 al 25 de octubre de 2009 se celebró en Roma el II Sínodo para África bajo el lema La Iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la justicia y la paz. “Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 13,14). Dos años más tarde, Benedicto XVI ha regresado al continente para presentar el documento final.

Para nosotros, en Sudáfrica, no fueron años vacíos, ya que el Papa decidió que se publicaran las proposiciones finales presentadas por los miembros del Sínodo; y ese fue el material que nos ha venido guiando en estos dos años, porque “no hay tiempo que perder” (n. 6) –decía el Mensaje final–, y porque los instrumentos ya estaban en nuestras manos: “La Santa Biblia, el Catecismo de la Iglesia Católica y, lo que es más relevante para el tema del Sínodo, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia” (n. 22).

La mención del Compendio fue muy significativa para nosotros, y nos sigue desafiando para buscar el modo de hacerlo más accesible a todos y presente en la catequesis, las Comunidades de Base, las celebraciones litúrgicas, las reuniones de los grupos y los consejos locales.

Han sido dos años intensos, llenos de desafíos. Basta pensar en la crisis política en Costa de Marfil, Zimbabwe o Swazilandia, en las imágenes del hambre en Somalia, pero también en la celebración del Mundial de Fútbol en Sudáfrica o el nacimiento del nuevo Sudán este año. El mundo ha regresado a África en estos días para la celebración del COP 17 (Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático), y esperamos que aquí el mundo se comprometa con su futuro.

En Sudáfrica, el documento final del Sínodo tendrá que ser traducido a los once idiomas oficiales, para asegurarnos de que pueda llegar a todos, y juntos renovar nuestro llamado a ser “embajadores de Cristo comprometidos en la reconciliación del pueblo de Dios y entre sí” (n. 22). Caminando y discerniendo juntos, como pueblo de Dios, laicos/as, religiosos/as, sacerdotes y obispos.

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

 

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