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El dios falsificado


Una obra de Thomas Ruster (Sígueme, 2011). La recensión es de Diego Tolsada.

El dios falsificado Thomas Ruster Sigueme - Portada

El dios falsificado. Una nueva teología desde la ruptura entre cristianismo y religión

Autor: Thomas Ruster

Editorial: Sígueme

Ciudad: Salamanca

Páginas: 256

DIEGO TOLSADA | El subtítulo nos sitúa en el marco de esta obra: en contra de los anuncios de la desaparición de la religión, Dios no ha muerto. No solo no ha muerto, sino que se habla de la “revancha de Dios” (Gilles Kepel), de su vuelta (Hervieu-Léger, Gauchet) bajo mil formas, muchas de ellas “salvajes”. Y eso impone la necesidad de discernir qué hay de positivo en ello y qué es poco aceptable o claramente rechazable. De ahí la distinción entre cristianismo (fe) y religión, de la que Barth habló hace un siglo, pero que vuelve con fuerza y nuevos e importantes matices.

Thomas Ruster no se contenta con hablar de “distinción”, sino de clara “ruptura” entre religión y cristianismo. La comunidad cristiana no puede conformarse con la vuelta de cualquier dios, pues sería sin más un ídolo simple y puro. En la línea de Hünermann y, entre nosotros, Lluís Duch (Un extraño en nuestra casa), debemos recuperar el Dios extraño que está en su origen, frente al Dios falsificado, que a veces ha terminado por imponerse en su seno.

Esto nos sitúa, como el autor confiesa desde el inicio, en el campo de la apologética, con la pretensión de sacar al cristianismo de su actual irrelevancia social. Hay que pasar del Dios “consabido” al Dios “diferente”, especialmente tras la crisis que el conflicto de las interpretaciones y Auschwitz ha supuesto para el concepto de Dios.

Ya la Biblia acentúa la distancia entre un Dios del desierto y otro de las tierras cultivadas. Y esa diferencia se prolonga en dos grandes líneas de acercamiento a la realidad divina a lo largo de la tradición cristiana.

En una línea, la del Dios consabido, cabría situar a Justino, Anselmo de Canterbury, Tomás de Aquino y, más cerca a nosotros, a C. Schmitt. Distanciándose de estos autores para criticarlos, tendríamos los lúcidos y críticos análisis de Walter Benjamin sobre el capitalismo como religión y la confirmación de sus tesis en la teoría económica de Keynes.

La alternativa, la línea de un Dios extranjero, estaría representada a lo largo del tiempo por la 1ª carta de Pedro (de la que se ofrece un precioso y sugerente comentario), Pascal, Harnack (y su deseo de rehabilitar a Marción) y Lutero (con su exégesis del primer mandamiento), y que llega hasta hoy en el tema bíblico del culto divino e idolatría y en la reflexión sobre el mismo en el pensamiento judío postbíblico (tema de muy sugerente lectura).

A la luz de todo ello, el autor propone tres tareas a la teología actual: no convertir a Dios en un ser indistinto, para lo que habrá que afinar mucho el análisis de lo que supone la idolatría hoy en todas sus formas; no fiarse de las propias experiencias, sino participar de la experiencia bíblica, respetando su extrañeza; pensar la redención a la luz de la economía de la salvación, que es salvación por la fe en el único Dios de todos los humanos.

Estamos ante una obra que requiere la atención del creyente en su necesaria y constante purificación de su imagen y su concepto de Dios. Para una sensibilidad católica, aunque el autor lo es, pueden resultar matizables algunas tesis muy “luteranas”, pero compensa ampliamente el esfuerzo por aquilatar la seriedad de la fe y del reconocimiento de un Dios a la altura de la dignidad del ser humano actual y de la dignidad de Dios mismo.

Por otra parte, y aunque algunos pasajes pueden descender a excesivos detalles y hacer la lectura algo premiosa, el libro ofrece otra riqueza para el creyente no-experto: el acercamiento a autores poco frecuentes y algunos insospechados por su originalidad (Benjamin, Keynes…), lo que permite una iluminación nueva y muy rica del mensaje cristiano y constituye, además, un ejemplo muy valioso del difícil y cada vez menos frecuentado diálogo entre fe y cultura.

En el nº 2.780 de Vida Nueva.

Actualizado
09/12/2011 | 08:40
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