‘Africae Munus’, una hoja de ruta por aplicar

Las Iglesias de África Oriental analizan su necesaria puesta en práctica

Papa Benedicto XVI firma exhortacion postsinodal Africae Munus en Benin - noviembre 2011

Benedicto XVI firmó la exhortacion postsinodal 'Africae Munus' en Benín

ALBERTO EISMAN | La Asociación de Conferencias Episcopales del África Oriental (AMECEA) celebró, del 5 al 10 de de marzo, un taller sobre la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus en torno al tema Formando el destino del pueblo en la región.

La reunión tuvo lugar en Limuru (Kenia) y convocó a más de 70 delegados eclesiales, entre arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos. Las sesiones estuvieron coordinadas por el P. Ferdinand Luzongo, secretario general de la AMECEA, organismo que abarca nueve países: Malawi, Etiopía, Eritrea, Uganda, Sudán, Sudán del Sur, Zambia, Tanzania y Kenia.

Mientras que la I Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos (1994) y la exhortación resultante de la misma, Ecclesia in Africa (1995), presentaron el tema de la Iglesia como “familia de Dios”, la segunda –celebrada en octubre de 2009, bajo el lema La Iglesia de África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz– retomaría y profundizaría algunos temas abordados luego en la exhortación Africae Munus (El compromiso de África), presentada por Benedicto XVI durante su viaje a Benín en noviembre de 2011.

El documento consta de 57 proposiciones relativas a la situación del continente, que recogen el espíritu y los retos discutidos en la asamblea sinodal, subrayando el crucial papel evangelizador y testimonial de la Iglesia como testigo privilegiado de paz y reconciliación, especialmente en situaciones de guerra, violencia y desesperanza.

Seguimiento y ejecución

Conscientes de que uno de los aspectos más débiles del período posterior a la primera convocatoria sinodal ha sido el seguimiento y la ejecución de las proposiciones resultantes de aquella asamblea, representantes de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM) se reunieron el pasado noviembre en Cotonou (Benín) y prepararon la Declaración de Cotonou, que contempla estrategias para difundir los contenidos sinodales a nivel nacional, diocesano y parroquial, y evitar así que el texto se convierta en letra muerta o acabe olvidado en los archivos curiales.

El encuentro regional promovido ahora por la AMECEA es la consecuencia directa de esta iniciativa de Cotonou, con la que se pretende que tales contenidos sean conocidos y asimilados por las comunidades cristianas de África al tiempo que se enraízan en los diversos países.

Una de las propuestas es elaborar una versión simplificada de Africae Munus y traducirla a las lenguas de la región, incorporando elementos a la pastoral de parroquias y pequeñas comunidades (es decir, traduciendo y transformando la teología en pastoral), creando sinergias entre actores eclesiales y adaptando una metodología adecuada a cada Iglesia particular.

El tema de la justicia y la paz, como se trató en el Sínodo, abarca campos cruciales como el buen gobierno, la mujer, la familia, la gestión de recursos naturales, la inseguridad, la reconciliación, la justicia económica, la migración, el sida y la ecología, cuestiones que afectan en mayor o menor medida a todos los países del África Oriental.

El tiempo presente resulta crucial para las Iglesias de esta región, ya que se viven momentos críticos de persecución (Eritrea), de confrontaciones armadas (Sudán del Sur, Somalia y el activo papel de Etiopía y Kenia en este país), de incertidumbre política (elecciones en Kenia), de delicados contextos geoestratégicos (petróleo en Sudán del Sur y Uganda) y de situaciones posconflicto, tanto dentro de estos países como en los limítrofes.

En Limuru no solo se habló de desafíos externos, sino de los principales escollos de las Iglesias locales en su desarrollo interno: la falta de testimonio de los católicos en la vida pública, la insuficiente colaboración intraeclesial, la falta de transparencia y rendición de cuentas y el desafío de un cristianismo a veces superficialmente evangelizado y puramente sociológico.

Ante estas realidades, Africae Munus presenta pistas concretas de renovación y profundización eclesial. Ahora, “nuestra misión –señalan en nota de prensa los participantes en la reunión de la AMECEA– es establecer mecanismos a través de los cuales nosotros, como parte del conjunto de las diócesis católicas de África, seamos capaces de velar por que el documento eclesial se lleve a cabo en su totalidad”.

En el nº 2.794 de Vida Nueva.

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