Los lefebvristas rechazan el Preámbulo Doctrinal de Roma

obispos lefebvristas - Bernard Fellay

El texto es la condición antes de plantear un estatuto canónico para la Fraternidad

obispos lefebvristas - Bernard Fellay

En el centro, Bernard Fellay, superior de los lefebvristas, en junio de 2009

MARÍA GÓMEZ | A los lefebvristas no les convence el Preámbulo Doctrinal que el Vaticano les ha puesto como condición imprescindible antes de plantear un estatuto canónico que resolvería actual situación de ruptura. “No podemos avalar este Preámbulo Doctrinal, aunque se prevea un margen para una ‘legítima discusión’ sobre ciertos puntos del Concilio”, ha declarado Bernard Fellay, superior general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX).

Entregado el documento por el cardenal Levada el 14 de septiembre, la Fraternidad devolverá “en estos días” su respuesta, “indicando con franqueza las posturas que nos parece indispensable mantener” para presentar “con toda lealtad la postura tradicional” sobre la doctrina, explica el superior Fellay en una entrevista difundida por la agencia DICI.

Una postura que, dice Fellay, se está extendiendo a otros ámbitos, como se ha puesto de manifiesto, opina, durante las conversaciones mantenidas entre el Vaticano y los lefebristas entre octubre de 2009 y abril de 2011.

“La única doctrina que no varía es, evidentemente, el Credo –continúa el obispo–. El Vaticano II quiso ser pastoral; no definieron ningún dogma. No añadió a los artículos de fe: ‘Creo en la libertad religiosa, en el ecumenismo, en la colegialidad’. ¿Ya no bastaría hoy el Credo para ser reconocido como católico?”.

Sea cual sea la reacción de Roma a la respuesta de la Fraternidad, Fellay cree que “es probable que este texto –incluso en su estado actual, que requiere muchas aclaraciones– provoque la oposición de los progresistas, que no admiten ni siquiera la idea de una discusión sobre el Concilio”.

“La esterilidad de 50 años de apertura”

En la entrevista, Fellay lamenta “la situación actual de la Iglesia en nuestros países otrora cristianos”, que pasa por “la caída dramática de las vocaciones”. “Algunos obispos y sacerdotes jóvenes se van dando cuenta cada vez más de la esterilidad de los 50 años de apertura al mundo moderno”.

“Y no echan la culpa de ello únicamente a la laicización de la sociedad –asegura el obispo–, sino que se preguntan sobre las responsabilidades del Concilio, que abrió la Iglesia a este mundo en plena secularización”.

En el nº 2.779 de Vida Nueva.

 

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