La evangelización juvenil se convierte en tarea prioritaria

Asamblea Plenaria obispos CEE noviembre 2011

Rouco la coloca en el centro del Plan Pastoral de la CEE en el discurso inaugural de la Plenaria

Asamblea Plenaria obispos noviembre 2011

FRAN OTERO. Fotos: LUIS MEDINA | Un otoño más, llegó la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), la número 98, marcada por las elecciones generales y una crisis económica que mantiene a España al borde del abismo. Ciertamente, estos acontecimientos redujeron el eco mediático de la cita episcopal, aunque podrían haber sido una oportunidad para hacer oír la voz de la Iglesia.

El lunes 21 de noviembre, en el discurso inaugural del presidente de la CEE, Antonio Mª Rouco Varela, aparecieron algunas de estas cuestiones, aunque poco, como manifestaron algunos de los presentes en el salón plenario. Hubo demasiada Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). De hecho, la gran crónica que hizo el purpurado gallego ocupó más de tres cuartas partes del discurso. El poco espacio restante lo dedicó a esbozar, a grandes rasgos, algunas cuestiones del próximo Plan Pastoral, como la pastoral juvenil y la del matrimonio.

Un discurso que refleja a lo que se ha dedicado la Iglesia en España este año: JMJ y más JMJ, quizá descuidando otros aspectos importantes de la realidad que preocupan a los ciudadanos, católicos o no. De la JMJ, aunque como punto de partida, habló el nuncio, Renzo Fratini. Punto de partida para un nuevo Plan Pastoral que, dijo, se sintetiza en la Nueva Evangelización.

Así, con todos estos ingredientes y ante el cansancio de algunos miembros del Episcopado, pronunció su discurso. En primer lugar, reconoció que la JMJ fue de “un valor espiritual y pastoral inmenso, incalculable”, que puso de manifiesto que “hay una juventud de hoy, alegre, educada, sacrificada, expansiva y comunicativa que es Iglesia al cien por cien”.Asamblea Plenaria CEE obispos noviembre 2011

Por ello, dijo: “¡Es posible transmitir la fe a las nuevas generaciones! Mejor dicho, son los mismos jóvenes quienes se han convertido en evangelizadores de sus compañeros y de los mayores”.

Su crónica tuvo, como todo evento, una antes, un durante y un después. Sitúo la peregrinación de la Cruz y el Icono de la JMJ, la oración en todas las comunidades parroquiales, religiosas… y los Días en las Diócesis (DED) en el antes.

De la Cruz, dijo que su presencia “fue ocasión para un espléndido testimonio público de la fe, para la adoración orante y para la penitencia que sigue a la conversión”, mientras que en los DED, dijo, “parecía como si el lema Arraigados y edificados, firmes en la fe, brillase ya por toda la geografía española, vertiendo su luz bienhechora sobre todos”.

Alcanzados los días centrales, Rouco no escatimó calificativos y citó a Benedicto XVI para sintetizar lo que había supuesto la JMJ: “Fue, y lo sabéis, un acontecimiento eclesial emocionante. Cerca de dos millones de jóvenes de todos los continentes vivieron, con alegría, una formidable experiencia de fraternidad, de encuentro con el Señor, de compartir y de crecimiento en la fe: una verdadera cascada de luz”.

A estas palabras, el cardenal añadió otras como “acontecimiento eclesial emocionante”, “plenitud católica”, “fiesta perfecta”… “Pero la JMJ no ha sido una concentración azarosa y amorfa; la JMJ ha sido una gran asamblea de comunión eclesial. Los números no valen solo de por sí. Lo importante ha sido la cualidad eclesial de los grandes números. Lo emocionante ha sido el buen ser Iglesia de tantos y tantos jóvenes en torno a Pedro, con sus pastores y con sus educadores en la fe, poniendo de relieve que la Iglesia, en su comunión jerárquica, es un don inapreciable de Dios para la humanidad”, añadió.

Los frutos de la JMJ

Tras este recorrido por la JMJ, abordó sus frutos inmediatos. Así, el presidente habló de los “muchos jóvenes y mayores que han sido tocados por esa gran manifestación de fe”, de las “no pocas conversiones”, de “los muchos que han vuelto a recibir los sacramentos mejor preparados” o aquellos que “se han acercado por primera vez o desde hacía mucho tiempo a la confesión”. También hubo, según añadió, frutos vocacionales al sacerdocio, a la Vida Consagrada o al matrimonio y la familia.

“Tampoco es del todo posible calibrar con precisión las consecuencias espirituales de la profunda impresión que causó en toda la sociedad el estilo y calidad humana y religiosa de una juventud tan numerosa y sorprendentemente pacífica, solidaria, generosa y alegre que convirtió toda la ciudad de Madrid y alrededores en escaparate de una forma de vivir que irradia esperanza y entrega para el trabajo, el servicio y la convivencia”, apuntó.

Crisis económica y de valores

En este marco, Rouco se refirió a la situación de crisis económica que vive Europa y España, ante la que “urge intensificar nuestra respuesta pastoral”. Habló de solidaridad, caridad, voluntariado y reiteró que esta crisis tiene “causas profundas” citadas en la Caritas in Veritate de Benedicto XVI, y que recogió de modo somero la CEE en una declaración sobre la situación actual.Asamblea Plenaria obispos CEE noviembre 2011

“Se trata (…) de la pérdida de valores morales, que va de la mano del relativismo y del olvido de Dios y de su santa Ley, cuyas consecuencias son la corrupción política y económica, la codicia, la búsqueda del propio interés a toda costa, el menosprecio de la vida humana mediante políticas y conductas abortistas y antinatalistas, la desprotección y la disolución institucional del matrimonio y de la familia, la instrumentalización y el deterioro de la educación. Todo ello no puede conducir más que a situaciones sociales y económicas muy delicadas”, dijo.

En su opinión, los jóvenes son “los más afectados” por el relativismo moral, el escepticismo espiritual y religioso y la concepción egocéntrica e individualista del ser humano y de la vida”. “Ellos –continuó– deben ser protagonistas de su propio presente y futuro. Pero para ello es necesario que se les ofrezcan los medios adecuados, empezando por una educación integral, que no se reduzca a una pobre y a veces inmoral transmisión de conocimientos”.

Nuevo Plan Pastoral

Vista la cantidad de páginas dedicadas a la juventud, esta no podía sino estar en el Plan Pastoral que la CEE tiene que aprobar. Los jóvenes serán, pues, una prioridad. Así, las acciones a realizar pasan por un congreso nacional sobre pastoral de la juventud en el que habrá que prestar especial atención a la formación doctrinal de los jóvenes, a su participación en la liturgia y la oración, a la santidad como objetivo vital, a la pastoral vocacional…

Otro de los ejes del nuevo plan, y en el marco de la Nueva Evangelización, es la pastoral del matrimonio y la familia, dado que esta institución está hoy “gravemente herida por el individualismo hedonista y el positivismo jurídico”.

En el nº 2.778 de Vida Nueva.

 

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