Benedicto XVI pide a África que sea “protagonista de una nueva esperanza”

En su viaje a Benín, el Papa valora el “humanismo fresco” del continente

Benedicto XVI en papamovil en Benin

Benedicto XVI, durante su reciente visita a Benín

ANTONIO PELAYO. ROMA | Los que hemos tenido oportunidad de presenciar el afecto con que los papas son recibidos en los países de África sabemos que ningún medio escrito ni audiovisual puede reproducir esa indescriptible imagen de las masas exultantes en torno al Sucesor de Pedro. Durante la audiencia general de hoy, miércoles 23 de noviembre, Benedicto XVI ha recordado su reciente viaje a Benín con satisfacción y ha pedido a la Iglesia en África que sea “protagonista de una nueva era de esperanza” en el continente.

“He subrayado la necesidad de construir una sociedad en la cual las relaciones entre etnias y religiones diferentes estén marcadas por el diálogo y la armonía –dijo esta mañana en el Aula Pablo VI–. He invitado a todos a ser verdaderos sembradores de esperanza en cada realidad y en todos los ambientes”.

En la misma línea, el Pontífice ha destacado la realidad africana como una “reserva de vida y de vitalidad para el futuro” con la cual también la Iglesia “puede contar”.

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Durante el viaje, se han visto muchas muestras de afecto al Papa

El afecto y la alegría de los benineses se pudo comprobar una vez más el viernes 18 de noviembre, cuando el avión de Alitalia se posó en las pistas del Aeropuerto Cardenal Bernardin Gantin en Cotonou, a las tres de la tarde. Una multitud festiva, en la que destacaba un grupo de mujeres ataviadas con telas estampadas con la imagen de Joseph Ratzinger, le acogió con danzas y cantos incesantes, con una espontaneidad que no tenía nada de protocolaria.

“Usted conoce el afecto que siento por su continente y su país”, dijo el Santo Padre, respondiendo a las palabras de bienvenida del presidente Thomas Yayi Boni. En el rostro del Papa era evidente la emoción que le producía una acogida tan calurosa.

Llevado por estos sentimientos, en su discurso en la ceremonia de bienvenida el Pontífice expresó su preocupación ante la posibilidad de que los pueblos africanos pierdan lo mejor de su identidad: “No se ha de temer a la modernidad, pero tampoco se puede construir olvidando el pasado. Debe ir acompañada de la prudencia para el bien de todos, evitando los escollos que hay en África, lo mismo que en otras partes, como la sumisión incondicional a las fuerzas del mercado o las finanzas, el nacionalismo o el tribalismo exacerbado y estéril, que puede llegar a ser funesto, la politización extrema de las tensiones interreligiosas en detrimento del bien, o, finalmente la erosión de los valores humanos, culturales, éticos y religiosos”.

Durante el vuelo de ida, en el curso del habitual encuentro con los informadores (ninguna de las cinco preguntas planteadas dio lugar, esta vez, a “equívocos”), hizo esta confesión: “Si pienso en mi juventud, el mundo era totalmente diverso del de hoy y algunas veces pienso que vivo en otro planeta diferente al de cuando yo era un muchacho. La humanidad se encuentra en un proceso cada vez más veloz y rápido de transformación. Para África, este proceso desde los años 50 y 60 ha sido muy exigente, naturalmente muy difícil, con grandes dificultades y problemas, y estos problemas aún no han sido superados… Pero diría que el humanismo fresco que se encuentra en el alma joven de África, a pesar de todos los problemas que existen y existirán, demuestra que aquí hay una reserva de vida y de vitalidad para el futuro con la que podemos contar”.

Benedicto XVI en catedral Cotonou Benin

Benedicto XVI reza en el interior de la catedral de Cotonou

Mensaje a las autoridades civiles y religiosas

La jornada del sábado 19 se abrió con un encuentro multitudinario en el Palacio Presidencial, al que asistían el presidente, los miembros de su Gobierno y de las instituciones de la República, el Cuerpo Diplomático y los representantes de las principales religiones del país.

“En estos momentos –aseguró con gravedad el Papa, al tocar el tema de la vida sociopolítica– hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. Estos males afligen ciertamente a vuestro continente, pero también al resto del mundo. (…) Sabemos que ningún régimen político humano es perfecto y que ninguna decisión económica es neutral. Pero siempre todos deben servir al bien común”.

“El autentico diálogo interreligioso –recalcó, por otra parte– rechaza la verdad humanamente egocéntrica, porque la sola y única verdad está en Dios. Dios es la verdad. Por tanto, ninguna religión, ninguna cultura puede justificar que se invoque o se recurra a la intolerancia o a la violencia. (…) Utilizar las palabras reveladas, la Sagradas Escrituras o el nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias es un delito grave”.

Entrega de la exhortación ‘Africae Munus’

Minutos después del mediodía, ya se encontraba en la Basílica de la Inmaculada Concepción, donde firmó la exhortación apostólica postsinodal Africae Munus, en presencia del Consejo especial para África del Sínodo de los Obispos y del secretario general, el arzobispo Nikola Eterovic. [Ir a la exhortación íntegra].

Esa exhortación, que resume los frutos de la II Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre África (octubre de 2009), fue la que entregó personalmente, en el curso de una solemne Eucaristía celebrada el domingo en el Stade de l’Amitié de Cotonou, a los representantes de las 52 conferencias episcopales del Continente Negro.

En el nº 2.778 de Vida Nueva. Crónica vaticana íntegra para suscriptores

 

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