Las respuestas al sida de la exhortación postsinodal ‘Africae Munus’

Papa Benedicto XVI firma exhortacion postsinodal Africae Munus

Benedicto XVI firma la exhortacion postsinodal 'Africae Munus'

A. PELAYO. ROMA | La exhortación apostólica Africae Munus consta de dos partes y cinco capítulos, con un total de 140 páginas [ir a la exhortación íntegra]. Hemos escogido lo que afirma el documento sobre el tema del sida, que, como se recordará, impregnó de polémicas el viaje de Benedicto XVI a Angola y Camerún.

“Sobre la vida humana en África –dice el número 72– se ciernen serias amenazas. Hay que deplorar, como en otras partes, los estragos del abuso de drogas y el alcohol, que destruye el potencial humano del continente y afecta especialmente a los jóvenes. El paludismo, la tuberculosis y el sida diezman la población africana y dañan gravemente su vida socioeconómica”.

“El problema del sida en particular exige, sin duda, una respuesta médica y farmacéutica. Pero esta no es suficiente, pues el problema es más profundo. Es, sobre todo, ético. El cambio de conducta que requiere –como, por ejemplo, la abstinencia sexual, el rechazo de la promiscuidad sexual, la fidelidad en el matrimonio–, plantea en último término, la cuestión fundamental del desarrollo integral, que implica un enfoque y una respuesta global de la Iglesia”.

“En efecto para que sea eficaz la prevención del sida debe basarse en una educación sexual fundada en una antropología enraizada en el derecho natural e iluminada por la Palabra de Dios y las enseñanzas de la Iglesia”.

“En nombre de la vida que la Iglesia tiene el deber de proteger y defender y en unión con los Padres sinodales –se escribe en el número 73–, renuevo mi apoyo y me dirijo a todas las instituciones y a todos los movimientos de la Iglesia que trabajan en el campo de la salud y en particular en el del sida: estáis haciendo un trabajo maravilloso e importante. Pido a los organismos internacionales que os reconozcan y ayuden respetando vuestra especificidad y en un espíritu de colaboración. Y aliento vivamente de nuevo a los institutos y programas de investigación terapéutica y farmacéutica que luchen para erradicar las pandemias”.

“Que no escatimen esfuerzos para llegar lo antes posible a resultados por amor del don precioso de la vida. Que puedan encontrar soluciones y hacer accesibles a todos los tratamientos y las medicinas teniendo en cuenta las situaciones de precariedad. La Iglesia sostiene desde hace mucho tiempo la causa de un tratamiento médico de alta cualidad y de menor costo para los afectados”.

En el nº 2.778 de Vida Nueva.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir