¿Dónde está el voto católico?

PSOE y PP se disputan a medio millón de creyentes indecisos que no votan como un bloque homogéneo

Rubalcaba y Rajoy en el debate electoral ante del 20N

FAUSTINO CATALINA | Como certifican los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), para una gran mayoría de la sociedad, los políticos se han ganado a pulso su descrédito abusando de sus prebendas en tiempo de bonanza y, ahora, en los de escasez. En el actual contexto de incertidumbre y desilusión se plantea, una vez más, la pregunta: ¿dónde está el voto católico?

Para el jesuita Alfonso Álvarez Bolado, profesor emérito de la Universidad Pontificia Comillas, los católicos españoles no constituyen un bloque políticamente homogéneo, y no es necesario que así sea. En su opinión, el voto de quienes son consciente y deliberadamente católicos “tendrá una presencia y una importancia considerable, porque no pueden rendirse al desprestigio dominante de la política. Sienten vivamente que las razones reales de tal desprestigio deben ser reconocidas y eliminadas, y la actividad política recuperada en su necesidad para la sociedad nacional, europea e internacional. Su problema práctico: ¿cuál es el camino más realista hacia esta conversión, más que cambio, de la vida política?”.

Hablar del voto católico no es hablar de blanco o negro para el sociólogo Javier Elzo, que recuerda, como señalan distintas encuestas, que el voto católico es más abundante en el PP, aunque no faltan, ni mucho menos, los que votan al PSOE. Sin embargo, añade, “otra cosa bien distinta es lo que suponga ser católicos para unos y para otros… Esa es la cuestión de fondo, que va más allá, mucho más allá, que las opciones políticas”. Ni sociológica ni teológicamente hablando, según Elzo, cabe hablar de un único, menos aún uniforme, perfil de católico en España.

En el PSOE hay un sector del partido
partidario de posturas más anticlericales,
frente a otro grupo que suaviza posiciones
para no provocar el rechazo de miles de votantes.

En el PSOE hay un sector del partido, no mayoritario, pero sí partidario de posturas más radicales y anticlericales, frente a otro grupo, también amplio, que, consciente del peso del voto católico, suaviza posiciones para no provocar el rechazo de miles de votantes.

El director adjunto del Gabinete del Ministerio de la Presidencia, Carlos García de Andoin, considera que “ni el PSOE ni el PP pueden lanzar en estos momentos ni mensajes anticlericales, el primero, ni demasiado católicos el segundo, ya que eso podría significar que el primero perdiera un tercio de votos católicos o que los perdieran los populares entre los católicos indiferentes que le votan en estas elecciones”.

Mayoría social

También el Partido Popular maneja sus análisis sobre el peso que el voto de los indecisos –muchos de ellos católicos desencantados con el PSOE– puede tener para superar holgadamente la mayoría absoluta que le pronostican las últimas encuestas.

El número uno de la candidatura del PP por Barcelona, Jorge Fernández Díaz, reconoce que “el voto católico es transversal y las encuestas manifiestan que hay una mayoría social católica, pero también la práctica religiosa se reduce a la mitad porque la secularización ha arraigado en la sociedad española y no se puede decir que esa mayoría sea apoyada”.

En España no se puede hablar de un voto católico,
que es minoritario en la práctica diaria,
porque si lo hubiera,
ese voto “daría amplias mayorías al PP”.

Según él, “la inmensa mayoría de los votantes del PP se definen como católicos, pero eso no se traduce en un apoyo explícito, a pesar de que durante años se han trabajado y denunciado hasta en el Tribunal Constitucional leyes como la ampliación del aborto y la del matrimonio homosexual, y ahí está la coherencia de nuestra política”.

En España no se puede hablar de un voto católico, que es minoritario en la práctica diaria, porque si lo hubiera, “ese voto sería mayoritario y nos daría amplias mayorías”, según Fernández Díaz. En todo caso, para él, “los votos de los ciudadanos más comprometidos y más coherentes, especialmente de los católicos, están en el PP”.

El voto de los jóvenes

El sociólogo Juan González-Anleo pone un acento especial en los centenares de miles de jóvenes que no tenían edad legal para votar en 2008, y lo harán ahora. Unos jóvenes en los que “las creencias religiosas y la Iglesia católica tienen muy poca influencia, como demuestra el dato de que solo el 22% reconoce que la religión tiene importancia en sus vidas”.

“El voto católico no equivale necesariamente a un voto en favor de opciones concordes con la Nota de la Conferencia Episcopal. La razón, sobre todo en el universo juvenil –apunta Elzo–, es que los jóvenes se desmarcan con facilidad de las líneas del magisterio eclesial sobre la vida y la familia; se manifiestan en mayor o menor medida en favor del divorcio, el aborto y las parejas homosexuales, opinan que la Iglesia se mete demasiado en política y en la vida personal y piensan que la religión es un asunto privado que debe vivirse privadamente”.

En el nº 2.776 de Vida Nueva (reportaje completo para suscriptores).

 

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