Los cristianos, víctimas otra vez de la violencia en Nigeria

atentado en Nigeria

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J. L. CELADA | Como ya sucediera en anteriores ocasiones, la oleada de atentados que el pasado día 4 tuvo lugar al norte de Nigeria alcanzó también a la Iglesia católica. Esta nueva manifestación del terror que padecen varios estados del país africano se saldó con al menos 150 muertos y decenas de heridos, muchos de ellos víctimas de violentos ataques contra un templo y varios centros de culto musulmanes.

Ese fue el caso de Damataru, capital del estado de Yobe –en el noreste nigeriano–, donde una parroquia “fue quemada y destruida”, según desveló a la agencia Fides el obispo de Maiduguri, capital del vecino Estado de Borno, Oliver Dashe Doeme. En esta última ciudad, ya en días anteriores, se habían producido tres atentados suicidas contra cuarteles del ejército.

Pero el 4 de noviembre fue Damataru el escenario escogido por los terroristas para una serie de ataques coordinados con explosivos que tenían como objetivo la jefatura de policía, varias comisarías y seis iglesias en el barrio cristiano de Jerusalén.

Todo apunta a que esta nueva ofensiva es obra del grupo islamista radical Boko Haram, célula que según diversas fuentes se habría aliado con Al Qaeda en el Magreb islámico y que ya ha llevado a cabo dos atentados terroristas en Abuja, la capital federal.

Según Doeme, las causas de esta situación “son múltiples: sociales, económicas, políticas y religiosas”. Aunque alude, en concreto, a “algunas personas de gran influencia en nuestra sociedad que están perdiendo su importancia y utilizan la religión para incitar a las mentes de los jóvenes sin educación a sembrar la violencia”.

El prelado denuncia, asimismo, el “fuerte nivel de adoctrinamiento basado en la creencia de que si uno muere luchando por la causa va al cielo”, e insiste en que “la corrupción es la raíz de todo el mal social, político y económico del país”.

Mientras, al acabar el Angelus el domingo 6, el Papa dijo seguir “con preocupación los trágicos episodios que se han producido en los días pasados en Nigeria” y, al tiempo que oró por las víctimas, invitó a “poner fin a todo tipo de violencia, que no resuelve los problemas, sino que los incrementa, sembrando odio y división también entre los creyentes”.

En el nº 2.776 de Vida Nueva.

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