Irlanda cierra su embajada ante la Santa Sede

Papa Benedicto XVI en la misa de difuntos 2011

En el trasfondo de la decisión está el deterioro de las relaciones tras los casos de pederastia

Sede Embajada de Irlanda ante la Santa Sede

Sede de la Embajada de Irlanda ante el Vaticano

ANTONIO PELAYO. ROMA | Primero llegaron los rumores y después, el 3 de noviembre, el anuncio oficial del Gobierno de Dublín: la República de Irlanda cierra su Embajada romana ante la Santa Sede, poniendo fin a la misión de su embajador, Fahey Noel, que había presentado sus cartas credenciales a Benedicto XVI el 15 de septiembre de 2007. No se trata , ni mucho menos, de una ruptura de relaciones diplomáticas, pero sí de un gesto inusual que revela el deterioro que se había instalado los últimos meses en los contactos entre la Sede Apostólica y la católica República de Irlanda a causa del escándalo de la pederastia de algunos sectores del clero irlandés.

El Gobierno que preside Enda Kenny justificó así su decisión: “Para responder a los objetivos del programa de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional –aseguraba una nota del vice primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Eamon Gilmore– y devolver el gasto público a un nivel aceptable, el Gobierno se ha visto obligado a efectuar algunos cortes en numerosos servicios públicos”.

Para más inri, se indicaba que también se cierran las embajadas ante la República de Irán y Timor Este. “Nuestras relaciones diplomáticas –se añadía– continuarán”. En efecto, a partir de ahora será el secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores quien mantendrá los contactos con Roma desde la capital de Eire.

Enda Kenny primer ministro Irlanda

El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny

La Embajada irlandesa ante la Santa Sede ocupaba desde 1946 los prestigiosos espacios de la Villa Spada, un suntuoso palacio del siglo XVII en la colina del Gianicolo donde se hospedó Giuseppe Garibaldi y que fue propiedad de la familia Agnelli; ahora pasará a ser la sede de la Embajada de Irlanda ante la República italiana.

La Santa Sede reaccionó con una flema digna de la mejor tradición british. “La Santa Sede – afirmaba una declaración de Lombardi poco después del anuncio– toma nota de la decisión de Irlanda de cerrar su embajada en Roma ante la Santa Sede. Naturalmente, cada Estado que mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede es libre es decidir, en base a sus posibilidades e intereses, si tener un embajador ante la Santa Sede residente en Roma o residente en otro país. Lo que es importante son las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y los estados, y estas no están en cuestión por lo que se refiere a Irlanda”.

Por su parte, la Santa Sede mantiene abierta su Nunciatura Apostólica en Dublín, aunque se encuentra vacante desde el pasado 25 de julio, cuando el nuncio Giuseppe Leanza fue convocado a Roma “para evacuar consultas”, según la tradicional fórmula diplomática, después de los ataques del Gobierno a la Iglesia católica por la crisis de la pedofilia de algunos sacerdotes, religiosos y religiosas irlandesas. Monseñor Leanza fue posteriormente nombrado nuncio apostólico en Praga y, por el momento, no se ha hecho público el nombre de su sucesor.

Grave crisis diplomática

Ningún observador ha sido tan ingenuo como para creerse las “razones económicas” de lo que es, en toda regla, una grave crisis diplomática, cuyo último episodio fue la publicación del llamado Informe Cloyne, en el que se detallaban abusos sexuales a niños y jóvenes cometidos por miembros de esta diócesis, entonces regida por John Magee (en su día, secretario particular de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II y forzado a dimitir en 2009).

John Magee exobispo diócesis Cloyne

John Magee, el obispo de Cloyne implicado en el escándalo de los abusos

El 14 de julio, el vice primer ministro Gilmore entregó a Leanza una copia de dicho informe con los comentarios de su Gobierno para que lo hiciese llegar a la Santa Sede. El 3 de septiembre, Ettore Balestrero, subsecretario para las Relaciones con los Estados, hizo llegar a Helena Keleher, encargada de negocios ad interim de la Embajada, la respuesta vaticana (ver VN, nº 2.767). En él, “la Santa Sede desea reafirmar, ante todo, su profunda repugnancia por los delitos de abusos sexuales sucedidos en esa diócesis y lamenta y se avergüenza profundamente por los terribles sufrimientos que las víctimas y sus familias han tenido que soportar en la Iglesia de Jesucristo, lugar donde eso jamás tendría que ocurrir”.

“La Santa Sede –se decía, respondiendo a algunas de las cuestiones suscitadas por los líderes políticos irlandeses– comprende y comparte los profundos sentimientos de enfado y frustración ante las conclusiones del Informe Cloyne y que se manifestaron en el discurso del señor Enda Kenny, primer ministro, pronunciado en la Cámara de Diputados el 20 de julio de 2011. Sin embargo, la Santa Sede mantiene importantes reservas sobre algunos aspectos del discurso. En particular, es infundada la acusación de que la Santa Sede pretendiera ‘frustrar una investigación en una República soberana y democrática hace solo tres años, no hace tres décadas’”.

“Al respecto –esta es la afirmación clave de la respuesta vaticana–, la Santa Sede deja bien claro que de ningún modo ha obstaculizado o intentado interferir en ninguna investigación de casos de abuso sexual de menores en la diócesis de Cloyne. Además, en ningún momento la Santa Sede ha intentado interferir en la ley civil irlandesa o impedir a las autoridades civiles el ejercicio de sus funciones”.

En Irlanda ha habido reacciones muy contrarias a la que puede ser considerada como una represalia gubernamental. El arzobispo primado de Armagh declaró su “profunda contrariedad” por el cierre de la Embajada. “Esta decisión –dijo el cardenal Seán Brady– parece mostrar escasa consideración ante el importante papel realizado por la Santa Sede en las relaciones internacionales y para los vínculos históricos entre el pueblo irlandés y el Vaticano desde hace siglos”.

En todo caso, lo sorprendente es que en un país como Irlanda, de tan arraigada tradición católica, un Gobierno asuma una decisión tan drástica como la que estamos comentando.

La Santa Sede, por su parte, da una importancia considerable a su red de relaciones diplomáticas con las más diversas naciones del globo. Esta semana, por ejemplo, presentaron al Pontífice sus cartas credenciales el nuevo embajador de Brasil, Almir Franco de Sá Barbuda, y de Costa de Marfil, Joseph Tebah- Klah. Al primero, el Papa le recordó que “la enseñanza religiosa confesional en las escuelas públicas, además de no herir la laicidad del Estado, garantiza el derecho de los padres a escoger la educación de sus hijos”. Al segundo le manifestó su deseo de que el país africano, después de la grave crisis política que ha atravesado, “promueva todas las iniciativas que conducen a la paz y la justicia”.

Papa Benedicto XVI en la misa de difuntos 2011

El Papa, en la misa por los obispos fallecidos, el 3 de noviembre

Un Papa menos vital

Las solemnidades de Todos los Santos y de los Difuntos han sido celebradas este año por un Benedicto XVI en el que no pocos informadores observan desde hace algún tiempo una caída de vitalidad.

El Santo Padre invitó a todos los que asistieron a la audiencia general del día 2 a ver “el camino hacia la muerte como un camino de esperanza. Solo quien puede reconocer una gran esperanza en la muerte puede vivir una vida a partir de la esperanza. El hombre tiene necesidad de eternidad, y cualquiera otra esperanza es para él demasiado breve y demasiado limitada”. Esa tarde, el Papa bajó a las 18:00 h.a rezar ante las tumbas de sus predecesores Juan Pablo II, Juan Pablo I, Pablo VI, Pío XII, Pío XI y Benedicto XV.

Al día siguiente, presidió la misa de sufragio por los cardenales, arzobispos y obispos fallecidos durante el año, que han sido diez, incluidos los españoles: el eminente canonista jesuita Urbano Navarrete y Agustín García-Gasco, arzobispo emérito de Valencia.

El Colegio Cardenalicio está compuesto por 193 miembros, de los cuales 112 tienen derecho a voto en un eventual cónclave. Pocas vacantes, pues, para un consistorio del que se había hablado en algunos cenáculos curiales, siempre ávidos de este tipo de noticias.

  • Opinión: Rusia, por Antonio Pelayo

En el nº 2.776 de Vida Nueva.

 

INFORMACIÓN RELACIONADA

Compartir