Nuevos evangelizadores

+ AMADEO RODRÍGUEZ MAGRO | Obispo de Plasencia

“No se pueden cometer errores del pasado –bien pagados, por cierto– de olvidarse de las posibilidades de una evangelización hecha en nuestros ámbitos habituales de misión, naturalmente con un nuevo estilo en actitudes y en métodos”.

Me refiero con este título al encuentro recientemente celebrado en Roma, organizado por el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, en el que se convocó a nuevos evangelizadores. En esos días, todos los medios hablaron de ese acontecimiento, y algunos hasta informaron sobre las intervenciones y sobre la evangelización de la Iglesia en estos nuevos tiempos. Se puede decir que el resultado ha sido brillante, abrazo de sor Verónica al Santo Padre incluido.

Pero conviene que nadie se olvide de que la Nueva Evangelización, además de la aportación necesaria de los movimientos y de otras realidades, que reflejan la novedad del Espíritu Santo en nuestro tiempo, necesita también de la complicidad de los sacerdotes diocesanos, de los consagrados de viejo cuño, que tienen en sus manos medios valiosísimos, y, por supuesto, de los laicos, en la diversidad de vocaciones y servicios que a lo largo de estos últimos años se han ido manifestando en la Iglesia, para su misión en el mundo.

Sin ellos no se podrá reflejar una Iglesia con rostro “doméstico popular”, que sepa estar junto a las personas, una a una, y, por tanto, que sea capaz de entrar por las puertas de las casas de sus hijos y de sus hijas, para acompañarlas e ir, de ese modo, haciendo un nuevo tejido misionero y, por supuesto, rehaciendo desde la cercanía el tejido cristiano de la sociedad.

Junto a la presencia en las grandes urbes y al diálogo en los centros de pensamiento del mundo moderno, la Nueva Evangelización no pude dejar de mirar, con ojos de predilección, hacia ambientes más cercanos, como las diócesis y las parroquias. No se pueden cometer errores del pasado –bien pagados, por cierto– de olvidarse de las posibilidades de una evangelización hecha en nuestros ámbitos habituales de misión, naturalmente con un nuevo estilo en actitudes y en métodos.

En ese sentido, me parece que los Lineamenta para el próximo Sínodo combinan bien la búsqueda de nuevos caminos y la renovación misionera de los caminos de siempre de la Iglesia.

arodriguez@vidanueva.es

En el nº 2.775 de Vida Nueva.

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