Libro digital, la revolución tardía

Amazon y Apple tiran del sector editorial para implantar definitivamente el libro digital en España

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | El cambio en la industria del libro ya no tiene vuelta atrás. El libro electrónico, ahora parece que sí, tomará las riendas del sector. Aún le queda recorrido, pero parece que esta vez su desarrollo y despliegue es definitivo. Lo hace justo en el momento en el que Ikea, la plenipotenciaria multinacional del mueble low cost, reforma el diseño de su más popular librería, el modelo Billy, porque, argumenta la empresa sueca, “ya no se usa para libros, sino para objetos decorativos”. [Siga aquí si no es suscriptor]

El anuncio, anecdótico o no, coincide con la puesta en marcha en España de la megalibrería digital Amazon.es, aunque, hasta Navidades, sin venta de e-books. Quien sí los vende ya es la iBookstore de Apple en España, al igual que los pequeños editores reunidos en torno a la plataforma virtual Librosinlibro.es.

La irrupción del libro electrónico –que más o menos arrancó en España hace dos veranos, con la creación de Libranda, la distribuidora digital de los grandes grupos editoriales, con Planeta, Santillana, SM o Random House Mondadori– representa un cambio sustancial en los sistemas de creación, producción, diseño, distribución y comercialización propios del sector.

Las estadísticas sobre lectura digital y consumo de dispositivos hablan de un cambio de tendencia que está obligando a los editores a tomar posiciones. En la Feria Internacional del Libro de Madrid (Liber), que acaba de finalizar, la conclusión ha sido, precisamente, que, por fin, va a despegar.

Unos 12.000 profesionales se han dado cita en la última edición del LIBER

Por primera vez, los editores miran al libro electrónico como una realidad, no como una incierta posibilidad de futuro, algo que les había llevado, atenazados por la popularidad de las redes de intercambio –es decir, de canales propensos a la piratería–, a ralentizar la digitalización de sus fondos, a colocar muy pocas novedades en el mercado y a mantener precios elevados para las versiones electrónicas. “Si no se respeta la propiedad intelectual de autores y editores, podemos quedarnos sin sector”, argumenta el presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Antonio Comas.

“El mayor obstáculo a la popularización del libro electrónico es, sin duda, el comportamiento de la industria editorial en nuestro país –juzga el analista Enrique Dans–. Ante una demanda indudablemente creciente, la industria ha optado por una reacción lenta, que ha generado una ausencia de títulos absurda y un mercado desabastecido”.

Es la crítica, con la que también coincide el vicepresidente de Amazon en Europa, Gren Greley, a la industria editorial española: “Una de las mejores defensas contra la piratería, sea de libros o música, es facilitar una forma fácil y cómoda de comprar contenido legítimo. Tener un catálogo exhaustivo y que sea fácil encontrar productos, especialmente títulos antiguos o que no están en librerías físicas”.

Crece la demanda

Según el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros de la FGEE, el porcentaje de españoles que afirman leer en formato digital se ha incrementado en los últimos seis meses hasta superar el 50% de la población (la mayor parte de ellos, webs, blogs, foros o periódicos), mientras que la venta de e-books apenas representa un 2,68% de la facturación del sector. Desde 2009 ha crecido apenas un 2%, pero la demanda es mucho mayor, pese al alto precio y la diversidad de los dispositivos lectores (e-readers).

Enrique Dans insiste en la escasa oferta de títulos –Libranda oferta solo 4.800– y, sobre todo, en su elevado precio, solo entre un 15 y un 20% menos que en papel de media en España, al menos entre las novedades.

“De lo que estamos seguros es de que para que se produzca un despegue de la demanda de los e-books por parte de los consumidores, una de las condiciones, aunque no la única ni la más importante, es que su precio debe ajustarse. Otros factores son: el abaratamiento de los e-readers, la calidad del producto ofrecido, el aumento de la oferta de libros y la mejora de la experiencia de usuario en la compra”, afirman Silvano Gozzer y Alberto Vicente, consultores en estrategia digital y autores de Anatomía de Red.

Pequeñas editoriales independientes como Ediciones del Viento, Rey Lear o Menoscuarto, entre otras, se han reunido en  Librosinlibros.es, una plataforma y librería virtual de venta de libros electrónicos que nace sin DRM –el código de protección que, de momento, complica la venta electrónica e impide leer el libro en distintos dispositivos– y con precios un 50% menores del PVP del mismo título en papel. “El proyecto comenzó hace dos años, cuando el mercado del libro digital era una nebulosa”, explica Eduardo Riestra, quien señala, además, que los autores recibirán hasta el 40% del precio de venta de los libros (en papel se mueve entre el 7 y el 10%).

Librosinlibros.es o Libranda se sumarán a Amazon.es y a otras plataformas digitales. Ya lo han hecho a la iBookstore que Apple estrenó en España el pasado 4 de octubre para los usuarios de iPhone e iPad. Las librerías digitales hasta el momento con mayores ventas son Casadellibro.es, Fnac.es y Leqtor.es. Todas aspiran al “mundo ideal” con el que sueña Amazon: “Tenemos el inspirador objetivo de que algún día cualquier libro en cualquier parte del mundo pueda descargarse en 60 segundos, y hay cientos de personas en la compañía que trabajan en ello”, dice Greley.

Una edición de 'El Quijote' para 'e-reader'

¿Y las librerías tradicionales?

¿Dónde quedan las librerías tradicionales? El último informe de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) afirma que, en 2010, disminuyó un 6% la venta de libros en relación a 2009, lo cual indica que el descenso de ventas se estabiliza.

Fernando Valverde, presidente de CEGAL, explica: “En los dos últimos años vivimos una situación de retroceso en las ventas, motivada por la situación económica, que afecta al sector en su conjunto y a la sociedad. Además, la librería vive, al igual que el resto de la cadena del libro, el cambio al que obliga el entorno digital, en continua evolución y que conforma modelos nuevos de negocio, otras formas de leer y nuevos hábitos de compra y consumo de los productos culturales”.

De las 615 librerías incluidas en el informe de BCF Consultors, solo el 16,5% (frente al 15,4% de 2009) venden a través de Internet, porcentaje que coincide prácticamente con el de las que comercializan descargas de libros electrónicos: un 14,7%. “Estas ventas –puntualiza Valverde–, se concentran en los establecimientos más grandes y descienden conforme disminuye el tamaño de la librería. Lo cual habla de la incapacidad del sector para afrontar la revolución del libro electrónico”. El dato vale también para las librerías religiosas, aunque las especializadas se han sabido readaptar mejor a la realidad digital.

El esfuerzo de las editoriales religiosas

“Las editoriales católicas no viven al margen de cuanto sucede a su alrededor; antes bien, participan plenamente del estado de inquietud en que se halla sumido el sector del libro. Además, la crisis, que es económica y cultural, pero también religiosa, las está golpeando precisamente en ese flanco”, opina Jorge J. Fernández Sangrador, director de la BAC.

Para adaptarse a los nuevos tiempos, Sangrador cree que “es decisivo, en primer lugar, que las editoriales confesionalmente católicas se asocien por lenguas en un único portal de Internet, desde el que se den a conocer catálogos, novedades y noticias, y desde el que se surta de libros electrónicos a cuantos demanden ese soporte. Y los de papel, que no van a desaparecer. Sin apartarse de la línea editorial que caracteriza a cada una de ellas y manteniéndose fieles a la identidad fundacional”.

En el nº 2.772 de Vida Nueva.

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