Cáritas detecta un relevante aumento de la pobreza

La mayoría de los casos que atiende, vienen derivados de los servicios sociales públicos

Uno de los actos en Madrid de la Alianza Española contra la Pobreza

J. LORENZO | La actualidad, tanto en España como en el mundo, viene marcada por la situación económica. La crisis no parece haber tocado fondo. Y así lo acaba de ratificar Cáritas, quien, en la presentación de la Memoria 2010, esta mañana en Madrid, destacó, como un hecho muy significativo, “el relevante aumento de las situaciones de pobreza y vulnerabilidad, que se detecta claramente en la red de primera atención y acogida de Cáritas y, posteriormente, en los programas que dan continuidad al acompañamiento”.

Si en el año 2007, cuando comenzaron a detectarse los primeros síntomas de la crisis, la institución caritativa de la Iglesia atendió a unas 400.000 personas, en el año 2010 se ha acompañado a cerca de 1.000.000, “un 30% de las cuales han llamado por primera vez a nuestra puerta, aunque la mayoría de las personas vuelven a Cáritas a pedir ayuda, lo que revela que las situaciones familiares y personales empeoran y se cronifican”, según se puso de manifiesto en la rueda de prensa donde se ofrecieron los datos de actuación.

La mayoría de los demandantes de estas ayudas son familias (75%) y personas solas (26%). “Mientras que el perfil de las familias es de progenitores jóvenes, de entre 20 y 40 años, con uno o varios hijos pequeños, o bien mujeres solas con cargas familiares, el de los solicitantes que vienen solos es el de joven en busca del primer empleo, o parados de larga duración (en situación desesperada si es mayor de 45 años), así como hombres separados en paro, mujeres mayores e inmigrantes en situación de irregularidad administrativa”, señala el detallado informe.

En cuanto a las demandas, el mayor porcentaje, por este orden, tiene que ver con alimentación, vivienda, empleo [el 20% pudo conseguir un trabajo], orientación jurídica y extranjería, apoyo psicológico y salud.

Estos datos, “además de reflejar la precariedad en la que vive la sociedad más vulnerable, son el mejor retrato de lo que viven muchas personas, en permanente sensación de fracaso con el consiguiente deterioro psicológico y físico”, destaca la Memoria de Cáritas, que ha visto también incrementarse la solidaridad privada que nutre sus fondos (160 millones de euros y 87 de recursos públicos) y su número de voluntarios (61.783, un 3,5% más con respecto a 2009).

También muy destacable es el dato de que el 67% de las personas atendidas lo hicieron derivadas desde los Servicios Sociales públicos, quienes destinaron sus fondos a “situaciones más ‘normalizadas’”. En este sentido, Cáritas reitera que, “en un contexto de creciente demanda y, sin embargo, de disminución de recursos públicos, hemos ratificado la opción por los últimos y no atendidos”.

Asimismo, destaca el papel de las Cáritas parroquiales, que “han sido imprescindibles y nos ha permitido, desde nuestra opción por los últimos, estar donde no están otros, desarrollar procesos con las personas, las comunidades y la sociedad, para generar otro modelo y unos espacios de posibilidad y esperanza para las personas en situación de pobreza y exclusión”.

Cristianos que se rebelan

Con motivo de la celebración, del 9 al 17 de octubre, de la Semana contra la Pobreza, en cuya organización participa, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) hizo público un comunicado en el que invitaba a sumarse de forma activa al lema de la convocatoria: “Únete a la rebelión”.

CONFER, que recuerda que 1.400 millones de personas sufren pobreza extrema, señala que, como cristianos, “las personas siempre están por encima de los mercados”, razón por la cual “no podemos seguir admitiendo más pasos atrás en la lucha contra la pobreza pues eso supondría que los mercados y los intereses están por encima de las personas”.

En el mismo comunicado, los religiosos y religiosas piden “exigir a los gobiernos que no cedan al chantaje de los recortes sociales como solución para salvar un sistema a todas luces injusto” y recuerdan que la Doctrina Social de la Iglesia “no ha dejado nunca de clamar contra tal desafuero que coloca a la persona en el último lugar al servicio de los intereses de quienes más pueden porque más tienen”.

En el nº 2.772 de Vida Nueva.

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