Los religiosos se proponen acompañar a la juventud

Un grupo de religiosas durante la JMJ de Madrid

FRAN OTERO | Como es tradicional cada otoño, el presidente de CONFER saluda a los religiosos con una carta en la que desgrana, en cierto modo, las prioridades pastorales para el nuevo curso. El que ahora empieza está marcado por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). “Estrenamos nuestra tarea apostólica con el recuerdo, todavía fresco y agradecido, de la JMJ. La Vida Religiosa (VR) ha acompañado el peregrinar de miles de jóvenes al encuentro con Jesucristo. Y este ha sido, a mi entender, el centro del mensaje del Papa: buscar, encontrar, vivir el gozo y la exigencia de este encuentro”.

Reitera, con palabras de Benedicto XVI, la necesidad de cultivar ese encuentro, “clave de bóveda de una pastoral juvenil en el marco de la Nueva Evangelización”. “Un encuentro que se hace posible en una diversidad grande de situaciones; no solo de los jóvenes, sino de todos nosotros, llamados a acompañarles y a confortarles en su caminar en la fe”. Palabras del Pontífice que resonaron en el Instituto San José, durante el Vía Crucis, en la Vigilia de Oración y en la Eucaristía de clausura. [Ir al Especial JMJ de VidaNueva.es]

Y de mensajes sobre el encuentro con Cristo al mensaje sobre el acompañamiento. Dice Elías Royón: “Si la VR les ha acompañado en la experiencia del encuentro con Jesucristo en la JMJ, ahora debe asumir el compromiso de seguir a su lado, para que esa experiencia se arraigue en la roca y no sea una más, como otras tantas, propias de la sociedad de consumo”.

Pero el objetivo no se queda ahí, el presidente de CONFER propone un nuevo reto, ir más allá, al encuentro de aquellos que no estuvieron en Madrid. “No podemos estar ciegos para no ver a esa multitud de jóvenes que no estuvo en Cuatro Vientos; que se sienten lejos e incluso ajenos a todo lo que aquello significa, que no tienen esperanza. También ellos deben estar presentes en nuestros planes pastorales y en nuestro corazón. Muchos, incluso, son alumnos de nuestras escuelas, hijos de familias afectadas por la crisis social y moral de nuestro entorno. Esperan de nosotros, aun sin saberlo, que les acompañemos al encuentro con Jesucristo”, concluye.

En el nº 2.771 de Vida Nueva.

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