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ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“Entre las críticas previas al viaje de Benedicto XVI a Alemania, se lleva la palma de la osadía la del semiólogo y escritor de fama mundial Umberto Eco”.

Entre las críticas previas al viaje de Benedicto XVI a Alemania, se lleva la palma de la osadía la del semiólogo y escritor de fama mundial Umberto Eco. En unas declaraciones al Berliner Zeitung, el ilustre profesor niega que “Ratzinger sea un gran filósofo ni un gran teólogo, como generalmente se le presenta”. Ya se sabe que los celos literarios y científicos superan, a veces, a los pasionales, y a Eco le ha debido pasar algo de eso.

“En seis meses podría organizarle al Papa –ha dicho– un seminario sobre el relativismo, y puede estar seguro de que le presentaría al menos veinte posiciones filosóficas diferentes sobre el relativismo”.

Ahórrese el esfuerzo, ya que Joseph Ratzinger seguramente se lo agradece, pero no lo considera necesario. En Friburgo pude visitar, en la casa central de la editorial Herder, una exposición con las obras del teólogo Ratzinger y sus correspondientes traducciones en muchos idiomas. Son más de seiscientas ediciones de sus obras, publicadas en 25 países a lo largo de cincuenta años, y la cuenta sigue abierta. El autor de El nombre de la rosa no perdería su tiempo leyendo alguna de ellas.

En el nº 2.771 de Vida Nueva.