La Primera Comunión no es solo para niños

En Nuestra Señora de las Rosas, las familias son protagonistas en la iniciación cristiana de sus hijos

JOSÉ LUIS PALACIOS | Arrancan con ilusión, en la mayoría de las parroquias de España, las actividades pastorales, incluidas las catequesis de Primera Comunión. También en Nuestra Señora de las Rosas, en Madrid, donde comienza el cuarto curso en el que las familias van a ser protagonistas activas en la iniciación cristiana de sus hijos.

En esta particular iglesia, todavía un pequeño prefabricado ubicado en un asilvestrado y exuberante solar de Las Rosas, un barrio de reciente construcción del distrito de San Blas, la preparación al sacramento de la Eucaristía y la Reconciliación no es solo cosa de niños.

Han sido muchos los esfuerzos por mejorar la preparación y la motivación de los catequistas y muchas las energías de los consejos pastorales por encontrar la manera de presentar el Evangelio a unos menores inmersos en una sociedad secularizada y materialista.

“Partimos de la idea de que una hora de catequesis poco puede hacer en los chavales, si no tienen referentes cercanos”, explica este sacerdote, que conoció ya en Chile una experiencia de catequesis familiar, “aunque más doctrinal”. La precariedad y limitaciones de esta comunidad, paradójicamente, han jugado a favor de la implicación de las familias en las catequesis de sus hijos.

“A la iglesia hay que venir dispuesto a trabajar y a divertirse”, comenta el presbítero, que sigue otra máxima: “Yo no monto nada que no esté respaldado por la comunidad”. Fiel a este estilo, el primer año reunió a los padres de los niños de Comunión y les preguntó cómo querían que se les preparase.

De la parroquia a casa

La acción catequética continúa luego en casa, gracias, entre otras cosas, a una página web donde se han volcado los materiales de apoyo necesario. En palabras de Miguel Ángel Núñez, hay que evitar que se reduzca a que “se lo pasen muy bien la hora que están en catequesis, y que luego no haya nada más”.

Pilar Sánchez añade que el objetivo es “ayudar a los padres a que acompañen a sus hijos en este proceso”.

Sin el deseo de implicarse de las familias, no sería posible desarrollar este método. Desde luego, hay padres que ven la Primera Comunión “como la excusa para ir a Eurodisney, y que solo les preocupa saber cuándo tienen que avisar al fotógrafo”, dice la catequista. A través de una entrevista personal donde se les explica lo que la parroquia ofrece y pide, se intentan evitar malentendidos. Después de todo, los grupos han de ser necesariamente reducidos y, por ahora, hay muchas familias que se toman en serio la iniciación cristiana de sus hijos.

Paco González, un ingeniero que este año se estrena como catequista, lo puede confirmar. Comenzó limitándose a ejercer el papel de padre, pero ahora ha pasado a ser, además, catequista. Este proyecto le sedujo por “el estilo de la parroquia, la vivencia de la comunidad y de los valores del Evangelio, además del estilo cercano y abierto”.

En el nº 2.770 de Vida Nueva (reportaje íntegro para suscriptores).

En el númjero 2.770 de Vida Nueva

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