Editorial

Planes pastorales, ayudas a la evangelización

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Con el nuevo curso se activan los planes diocesanos de pastoral o se elaboran algunos nuevos. También la Conferencia Episcopal Española debe trazar su nuevo plan. Son, sin duda, estos planes instrumentos para la evangelización y han de ayudar a sus fines. Nunca son fines en sí mismos.

En ellos se armonizan las distintas sensibilidades y estructuras de servicio pastoral para poder ir cumpliendo con objetivos que vayan alumbrando, siempre con luz larga, los retos, las necesidades, las prioridades de la Iglesia del Señor. Lo que hacen los planes diocesanos es concretar y aterrizar las grandes líneas de evangelización en la Iglesia.

Varios son los temas que se abordan en los principios generales durante estos años. Hay dos aspectos que los planes no están olvidando. Por un lado, la urgencia de la Nueva Evangelización, tema del próximo Sínodo de 2012, cuyo borrador o Lineamenta ya está en manos de los obispos y organismos curiales para su estudio y aportaciones. Un aspecto destacado en este estudio preliminar es la necesidad de esbozar los escenarios en los que ha de moverse el evangelizador aquí y ahora.

Son nuevos escenarios culturales, sociológicos, políticos, mediáticos y económicos a los que la Iglesia no puede estar ajena. Discernir sobre esos escenarios para seguir anunciando a Jesucristo es tarea ineludible. En las diócesis, en los diversos programas pastorales, esta tarea debe ser prioritaria, porque en cada Iglesia local los escenarios son distintos. No se trata de seguir ofreciendo un mensaje, suponiendo la fe; se trata de avanzar en una sociedad en la que la fe ya no se puede presuponer tan alegremente.

De ahí que las diócesis deban replantearse lo que es el lema del Sínodo: Nueva Evangelización para la transmisión de la fe. En esto, las Iglesias locales han de ser creativas en la fidelidad, audaces en la prudencia y pacientes en la urgencia. Repetir esquemas que en otros momentos fueron buenos, no es lo más adecuado. La imaginación pastoral se impone y ha de estar presente en estos planes.

Otro aspecto importante es la influencia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011, que no puede quedar en un puro evento. Es el momento de tomar impulso desde esta Jornada para que los jóvenes tengan un lugar prioritario en los planes pastorales. La juventud presenta un mapa variopinto en el que hay que evangelizar. Ellos son, en sí mismos, escenarios humanos a los que hay que transmitir la fe. La JMJ ha venido a poner los acentos principales: formación, oración, compromiso.

Como tampoco deben olvidar los planes de diocesanos de pastoral –y este sería un tercer tema– la crisis económica, social y de valores que vive la sociedad y que está propiciando un nuevo ciclo histórico. El Evangelio ha de estar presente en este giro.

Lanzar planes sin seguimiento es peligroso. Solapar unos planes con otros sin evaluar es actuar, en ocasiones, de cara a la galería. Todo plan pastoral ha de hacerse desde el diálogo, la oración y el discernimiento. No puede hacerse en el gabinete. Hay planes que nacen muertos porque nunca recogieron el eco de las necesidades y urgencias de la Iglesia que peregrina en cada diócesis

En el número 2.769 de Vida Nueva

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