La escuela concertada se aprieta el cinturón

Las aportaciones de los padres libran a muchos colegios del cierre

ÁLVARO REAL | Deben anticipar los gastos mensuales de agua, portería o limpieza; piden dinero a los padres para la luz, la calefacción y diversas necesidades básicas para la educación; y pagan el sueldo a los profesores sustitutos que no cobran el pago de manera delegada. Estos son algunos de los problemas económicos con los que se encuentra la enseñanza concertada en España, problemas que se agravan con la crisis económica, la congelación de presupuestos públicos y la pérdida de poder adquisitivo por parte de las familias.

El curso ha comenzado con polémicos recortes educativos. El aumento de horas lectivas del profesorado en la escuela pública o la supresión de planes de mejora de colegios o institutos ha supuesto, a juicio de algunos sindicatos, un “ataque” a la educación pública en beneficio de la concertada. Opinión que no se comparte en los centros concertados, donde desde hace tiempo “se aprietan el cinturón” para llegar a fin de mes. Y es que el concierto no asume la totalidad de los gastos y la Administración adeuda diversos pagos. “Sin el apoyo económico y voluntario de los padres habría que cerrar”, explica a Vida Nueva Gloria Vignote, religiosa del Niño Jesús y directora del Colegio Blanca de Castilla, regido por la Fundación Educación y Evangelio.

“Tenemos actividades extraescolares como deportes, informática, esgrima o judo y somos un centro bilingüe de la Comunidad de Madrid”, explica la directora de este colegio, que recibe 22.000 euros al año en concepto de auxiliares y profesores de conversación.

Certificados de calidad

“Hemos pasado todos los certificados de calidad e, incluso, hemos tenido distintas auditorías en los últimos años demostrando que la contabilidad del centro está a cero”, explica. 

Gloria Vignote, directora del colegio Blanca de Castilla

 

En total, 700 alumnos cuya educación le supone al centro un déficit de más de 200.000 euros que, finalmente, es subsanado por los 49 euros mensuales que aportan los padres de manera voluntaria. “La Administración no nos ayuda, pero tampoco nos deja presentar los presupuestos con déficit”, destaca.

A esto hay que sumarle la negativa a realizar amortizaciones, el llevar más de dos años sin aumentar la partida que las comunidades autónomas tienen asignada para la educación concertada y a la gran dificultad para poder solicitar sustituciones.

Un mal negocio

“Un centro concertado no lo quiere nadie”, explican Gloria y Raúl, hablando estrictamente desde el punto de vista económico. “Es un mal negocio”, afirman ambos, explicando que la crisis económica está también afectando a las aportaciones voluntarias que reciben de los padres: “Algunos no pueden pagar esta aportación voluntaria” y otros apoyan con 10, 12, 15 euros, o con lo que pueden. “Aquí no obligamos a nadie”, explican, destacando que, poco a poco, “las familias se están mentalizando de que ese dinero es necesario”. “Si este número de padres que no pueden aportar debido a la crisis económica llegara a ser un número significativo, habría que cerrar”, destacan.

RECORTE DE GASTOS SUPERFLUOS

La crisis económica ha llegado al mundo educativo con recortes en el sistema público que, desde el año 2006, y tras la promulgación de la Ley Orgánica de Educación (LOE), les corresponde gestionar a las comunidades autónomas. En la escuela pública, la partida correspondiente a “otros gastos” es aportada por los ayuntamientos, pero en la enseñanza concertada esto no sucede y desde hace años llevan intentando recortar gastos para ajustar sus presupuestos.

Ya en el 2008, durante un encuentro en Cádiz, Alfonso Aguiló, director del colegio concertado Tajamar, en Madrid (perteneciente a CECE), alertaba de las repercusiones de la crisis en el mundo educativo y aconsejaba medidas como “el mantener la calefacción a 22º y el aire acondicionado a 25º; apagar totalmente los ordenadores y revisar el consumo de papel y fotocopias; poner luces de bajo consumo o recortar gastos superfluos, como salidas o excursiones”. Medidas destinadas a reducir lo que entra en el capítulo de “otros gastos” y para prevenir las dificultades a las que ahora se enfrenta la escuela concertada.

En el número 2.769 de Vida Nueva (reportaje íntegro para suscriptores).

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