Juicios y prejuicios

CIRIACO BENAVENTE MATEOS | Obispo de Albacete

“Me pregunto si nuestro crítico ha leído los mensajes del Papa a los jóvenes, porque hay juicios que apestan a prejuicios. Los prejuicios infundados sí que son fruto del miedo a la verdad y a la libertad”.

Impresionaba ver cómo quieren al Papa los jóvenes de la Jornada Mundial Juventud. Lo han expresado sin complejos en calles y plazas. “Es –como me decía alguno de ellos– una manifestación del amor a Jesucristo y la manera de pagar el amor que el Papa nos tiene. Ya sabe: amor con amor se paga”.

Pues bien, entre todas las explicaciones de este sorprendente fenómeno, tan poco condescendiente con lo políticamente correcto, ninguna tan retorcida, tan autosuficiente y tan falta de respeto por los casi dos millones de jóvenes como la que leía en un portal de información religiosa de la mano de un teólogo: “El fondo del asunto está en el miedo que todos tenemos a la libertad”.

Porque el catolicismo, según el susodicho teólogo, es “la religión que ha cargado sobre los hombros de un solo hombre, el Papa, la asombrosa responsabilidad de ir por el mundo liberando a la gente del peso insoportable de la libertad de pensar, de decidir y de actuar. Por eso hay tanta gente que cuando ve a ese hombre lo quiere apasionadamente con un amor sin fin”. Así que ya saben el porqué del amor de los jóvenes al Papa y, de paso, en qué consiste el ministerio confiado a Pedro por Cristo. Lo sorprendente es que lo diga un teólogo.

E. Fromm publicó El miedo a la libertad en el año 1941, en pleno auge de las ideologías totalitarias que dieron lugar a las negaciones más radicales de la libertad y de la dignidad del hombre. Me pregunto si nuestro crítico ha leído los mensajes del Papa a los jóvenes, porque hay juicios que apestan a prejuicios. Los prejuicios infundados sí que son fruto del miedo a la verdad y a la libertad.

El mismo Fromm escribió casi 20 años más tarde El arte de amar para dejar claro que en un mundo en que el amor al otro, la humildad, el coraje, la fe y la disciplina son raras, también lo es la capacidad de amar ( cf . Prefacio). Citarlo hubiera sido una ocurrencia más oportuna.

En el nº 2.768 de Vida Nueva.

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