El Episcopado argentino clama contra el aborto

Una declaración episcopal entra en el debate sobre su despenalización en plena contienda electoral

WASHINGTON URANGA | Al concluir a finales de agosto, en Buenos Aires, la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, el organismo colegiado que reúne a una veintena de obispos dio a conocer un comunicado en el que se reafirma la doctrina de la Iglesia en contra del aborto, asegurando que “nunca es una solución” y haciendo un llamado a los católicos para que se pronuncien públicamente “a favor del derecho a la vida humana” en medio del proceso electoral que actualmente se vive en el país.

El documento pretende salir al cruce de iniciativas legislativas que se encuentran en curso para despenalizar la interrupción del embarazo y en momentos en que, dada la campaña electoral para las elecciones presidenciales que se celebrarán el 23 de octubre, los partidos políticos y los candidatos están fijando posiciones al respecto.

Dicen los obispos argentinos, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, que “hemos observado con dolor situaciones sociales en las que no se está promoviendo el valor supremo de la vida”, razón por la cual “hablar de este tema, en el actual contexto nacional, tiene una significación muy concreta”. Los prelados sostienen que “hoy la vida está muy amenazada por la droga y las diversas adicciones, la pobreza y la marginalidad en la que muchas personas viven su existencia en un estado de vulnerabilidad extrema; también la delincuencia aparece hoy en forma frecuente como atentado contra la vida”.

El documento, titulado No una vida, sino dos, defiende que “cuando una mujer está embarazada, no hablamos de una vida sino de dos, la de la madre y la de su hijo o hija en gestación. Ambas deben ser preservadas y respetadas”.

El debate sobre la despenalización del aborto está instalado actualmente en la sociedad argentina, donde existen posiciones divergentes entre los partidos, pero también entre los diferentes dirigentes políticos dentro de las mismas agrupaciones partidarias. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se manifestó personalmente en contra de la despenalización del aborto, pero otras figuras del mismo Gobierno están a favor de la medida.

Consecuencias culturales

“Una decisión legislativa que favoreciera la despenalización del aborto tendría consecuencias jurídicas, culturales y éticas. Las leyes van configurando la cultura de los pueblos y una legislación que no protege la vida favorece una cultura de la muerte. La ley, en cuanto base de un ordenamiento jurídico, tiene un sentido pedagógico para la vida de la sociedad”, se lee en el documento episcopal.

En este sentido, en el texto se hace un reconocimiento de determinadas acciones del Gobierno “adoptadas respecto del cuidado de la vida en la mujer embarazada”, porque “es absolutamente prioritario proteger a las futuras madres, en particular a las que se encuentran en estado de marginalidad social o con dificultades graves en el momento del embarazo”.

Partiendo de la base de que “el aborto nunca es una solución”, los obispos aseguran que “deseamos escuchar, acompañar y comprender cada situación, procurando que todos los actores sociales seamos corresponsables en el cuidado de la vida, para que tanto el niño como la madre sean respetados sin caer en falsas opciones”.

Los integrantes de la Permanente convocan “a nuestros fieles laicos y a todos los ciudadanos a reflexionar y expresarse con claridad a favor del derecho a la vida humana”, pero claramente advierten que “lejos estamos de desear que este debate provoque más divisiones en la sociedad argentina”. Aunque no existe ninguna precisión al respecto, la mención puede ser el resultado de la evaluación que la propia jerarquía hizo respecto de los enfrentamientos que se produjeron el año pasado ante la aprobación legislativa del matrimonio entre personas del mismo sexo. La Iglesia se opuso firmemente a la medida y promovió el activismo de grupos opositores a la decisión, que finalmente se adoptó.

Ahora, los obispos solicitan que “las expresiones vertidas sobre este tema se realicen con el máximo respeto, eliminando toda forma de violencia y de agresividad, ya que estas actitudes no están a la altura del valor y de la dignidad que promovemos”.

En el número 2.767 de Vida Nueva

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