Tribuna

Deskur

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ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“Cumplidos los 87, la llama vital del cardenal Andrzej Maria Deskur, ya mortecina desde hace algún tiempo, se ha apagado en silencio, pero deja detrás de sí una estela luminosa”.

Ha sobrevivido seis años a su amigo Karol Wojtyla y a su venerado papa Juan Pablo II. Cumplidos los 87, la llama vital del cardenal Andrzej Maria Deskur, ya mortecina desde hace algún tiempo, se ha apagado en silencio, pero deja detrás de sí una estela luminosa: se ha extinguido un polaco integral, mitad soldado, mitad aristócrata, cien por cien hombre de Iglesia.
Le recuerdo muy bien en la playa “vaticana” de Palidoro en traje de baño y sombrero de paja el día de la elección de Juan Pablo I –que le pilló de sorpresa–, siendo ya presidente de la entonces Comisión para las Comunicaciones Sociales. Cuando semanas después fue elegido Juan Pablo II, Deskur estaba internado en el Policlínico Gemelli, víctima de un derrame cerebral. El nuevo Papa le visitó al dìa siguiente de su elección.

El joven arzobispo de Cracovia y cardenal Karol Wojtyla, siempre que venía a Roma, encontraba en monseñor Deskur un leal confidente muy al tanto de cuanto ocurría en el Vaticano. Esta “confidencia” se prolongó a lo largo de los años. Fue Deskur quien le sugirió a Juan Pablo II que nombrara sustituto de la Secretaría de Estado al entonces nuncio en Colombia, Eduardo Martínez Somalo. Estas y otras muchas cosas podría contarlas mejor que yo monseñor Enrique Planas, quien durante años fue del cardenal no solo precioso colaborador, sino también amigo muy cercano.

Deskur sirvió sucesivamente a seis Papas: más de 60 años de entrega a la Iglesia.

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En el nº 2.767 de Vida Nueva.