Yago de la Cierva: “La JMJ ha dejado un inmenso patrimonio de esperanza”

Director Ejecutivo de la JMJ Madrid 2011

FRAN OTERO | Uno de los artífices del éxito de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011 es indudablemente su director ejecutivo, Yago de la Cierva, aunque insista en que ha sido “una obra coral”. Reconoce haber aprendido muchas cosas, tanto a nivel personal como profesional, y bromea diciendo que, con la experiencia adquirida, organizaría otra JMJ en seis meses. En este sentido, intentará convencer a la Santa Sede para que forme un comité permanente que ayude al comité local a organizar cada Jornada. El primer balance de Madrid 2011 es muy positivo. “La gente ha quedado muy contenta”, apunta. [Siga aquí si no es suscriptor]

– ¿Ha sido un éxito?

– Por los comentarios que nos llegan, la gente está muy contenta porque ha hecho lo que pretendía. Ha rezado, se ha renovado espiritualmente, ha entrado en contacto con una Iglesia que no conocía e incluso se ha planteado su vocación. De hecho, esta ha sido la Jornada más religiosa de todas las que se han celebrado hasta ahora, en la que, de un modo más palmario se ha manifestado la identidad católica del evento. Además, como en todas las JMJ, la misma Iglesia se renueva: el clero, los obispos… Nos renueva a todos por dentro. Pero si alguien es responsable del éxito de la Jornada, esos son los peregrinos. Salieron muchos frutos, también del episodio de la tormenta.

– ¿Cuáles?

– La mañana del domingo, después de la vigilia, me acerqué a Benedicto XVI y le comenté que lo que había pasado la noche anterior había sido una pena. Su respuesta me sorprendió. Me dijo que había sido mejor así, porque había quedado más claro lo esencial, la centralidad de la Eucaristía, y también el tipo de personas que vienen a este evento. Al margen de este episodio, las 40.000 confesiones en el Retiro, y las muchísimas más en iglesias, diócesis… son otro de los frutos que, junto con algunos más, hacen que la JMJ sea un grandísimo punto de partida.

 

“Esta ha sido la Jornada más religiosa de todas
las que se han celebrado hasta ahora,
en la que, de un modo más palmario
se ha manifestado la identidad católica
del evento”.

– Y ahora, ¿qué?

– Nos queda un inmenso patrimonio de esperanza, miramos al futuro de otro modo. Hemos visto y experimentado una gente fabulosa. Ahora nos tenemos que preguntar qué hacemos por esa gente. Tenemos que hacer mucho más. Quizá estamos en un túnel, pero hay luz al final. A otro nivel, estamos cerrando contratos y pagando a las empresas –para que no digan que la Iglesia no cumple su palabra–, además de establecer mecanismos para transmitir a los organizadores de Río todo lo que hemos hecho.

– ¿Esperaban tal multitud?

– Sí, pero muchos se quedaron sorprendidos. Entre otros, las instuciones y los patrocinadores, que, al ver tanta gente, se dieron cuenta de que era algo muy grande. No queremos entrar en las cifras, son las autoridades quienes deben ofrecerlas, pero un dato es que en Cuatro Vientos había 1,52 millones de teléfonos conectados.

– ¿Puede esta JMJ cambiar el pesimismo que reina en la sociedad?

– Sí. La alegría que aquí se ha vivido no ha sido artificiosa. Es la alegría de estar en paz con Dios y con uno mismo. Pero tenemos que movernos deprisa, inmediatamente, y consolidar las comunidades que se han creado a través de las redes sociales, en los grupos de voluntarios, de abuelos. No podemos dejar que el fuego que ha surgido se apague. Además, cada parroquia deberá trabajar con los jóvenes que han estado en Madrid, para que enraícen lo que han vivido. Los discursos del Papa han sido una maravilla, ahora entendemos por qué no se ha ido de vacaciones. Por ejemplo, el discurso a los voluntarios debería ser una referencia para la pastoral juvenil de los próximos años. Además, según han declarado algunas organizaciones, el impacto económico ha sido muy positivo.

– ¿Qué ha sido lo mejor?

– Diferenciaría entre lo personal y lo profesional. En el primer caso, lo mejor ha sido entrar en contacto con muchas personas que no conocía, del que uno sale muy enriquecido. He visto y palpado muchísimos casos de heroísmo. A nivel profesional, he trabajado en algo que nunca había hecho. Ha sido una buena oportunidad para conocer los límites de uno mismo.

Propuesta de un Comité Permanente

– ¿Y lo peor?

– Lo que más me ha dolido es no haber podido distribuir la Comunión el domingo. La decisión la tomamos a las 2.30 de la madrugada. Debíamos haber despertado a monseñor Marini, que se encarga de la liturgia, y que él, con su experiencia, decidiera. Es un error del Comité Ejecutivo que me duele. Hay cosas que haríamos de otro modo, pero son gajes del directo. Por desgracia, cada Jornada la organiza un equipo sin experiencia y cuando la tiene, se la pasa a otro. Me gustaría convencer a la Santa Sede de que forme un grupo permanente que adapte la estructura de los Juegos Olímpicos. Un grupo pequeño trabajando con locales ahorraría mucho tiempo y dinero.

– ¿Y los incidentes tras la marcha laica y la ofensa a los peregrinos?

– Cuando están sucediendo, uno se preocupa y lo pasa mal. Ahora, con perspectiva, creo que se puso de manifiesto la calidad de las personas que vinieron a Madrid y la falta de mensaje de los que se oponían a la JMJ. Demostraron que no era una marcha laica, sino una antimanifestación en la que los organizadores, queriendo o sin querer, se dejaron instrumentalizar por los violentos. Los peregrinos ha dado una lección; ahora, falta que los convocantes pidan perdón a los peregrinos. La organizaron y les salió mal. Sería una buena ocasión para disociarse de los violentos e irrespetuosos. (Violentos que, según asegura De la Cierva, utilizaron técnicas de la kale borroka, como robar mochilas de participantes y camisetas de voluntarios para hacerse pasar por gente de la JMJ).

“Cada Jornada la organiza un equipo sin experiencia
y cuando la tiene, se la pasa a otro.
Me gustaría convencer a la Santa Sede
de que forme un grupo permanente
que adapte la estructura de los Juegos Olímpicos.
Un grupo pequeño trabajando con locales ahorraría mucho tiempo y dinero”.

– ¿Hay algo positivo en todo esto?

– El ejemplo de la gente aguantando las provocaciones, porque no hay nada que moleste más que la ofensa a la propia religión. El ámbito religioso es sagrado.

– ¿Cómo ha sido la colaboración con las administraciones?

– Fabulosa. Estamos encantados. Tanto con el Gobierno, como con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Se ha creado un clima fabuloso con todas las administraciones, y se han quedado muy contentos. Han puesto todo de su parte, salvo dinero, que tampoco le hemos pedido, y hemos salido todos muy beneficiados. Queda pendiente una iniciativa – a través de un foro bilateral– para que representantes de las tres administraciones organicen un encuentro con sus homólogas brasileñas para trasladarle el modelo de colaboración de Madrid.

– Desde algunos colectivos o medios de comunicación se ha criticado el coste que supuso al Estado, a pesar de que ustedes insisten en que no ha habido tal.

– Si fueran motivos serios… Son ataques movidos por la ideología. No hay que prestar atención a esas críticas.

– ¿Se presentará la JMJ al Premio Príncipe de Asturias de la Concordia?

– Nos lo han sugerido. Si la JMJ merece un premio es por la concordia social, por la concordia entre las administraciones, por el legado positivo que dejan en cada país. Sería un premio a la trayectoria, no exclusivamente a la Jornada de Madrid. Los premios no son importantes, ya nos sentimos pagados, pero, si se logra, nos encantaría dedicarlo a la JMJ posterior a la de Río de Janeiro. Nos ha llegado una petición de echar una mano a la candidatura de un país africano. Nos encantaría ayudar. Ojalá se consiga, pero si no es así, ya nos sentimos pagados.

– ¿Y qué va a hacer Yago de la Cierva cuando concluya su labor en la JMJ?

– Vuelvo a mi trabajo como director de Comunicación del IESE. He estado aquí prestado por la Universidad de Navarra. Vuelvo muy enriquecido y con ganas de dedicarme a lo que sé.

En el nº 2.766 de Vida Nueva.

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