Un escaparate de dones en el Retiro

Distintos carismas se dieron cita en la Feria Vocacional

Uno de los 'stands' de la Feria Vocacional

J. L. CELADA | Incluso antes de que el cardenal Antonio Mª Rouco, el arzobispo anfitrión, inaugurara oficialmente en la Plaza de Cibeles la JMJ, órdenes, congregaciones, movimientos… ya habían dado el pistolezato de salida de la misma en el cercano Parque del Retiro. Durante toda la semana, el céntrico pulmón de la capital española respiró los aires de riqueza y diversidad de los múltiples carismas reunidos en la denominada Feria Vocacional.

Miles de peregrinos desfilaron a diario por el Paseo de Coches, no para comprar la última novedad editorial o conseguir la firma de su autor de cabecera. En el mismo lugar donde anualmente la Feria del Libro cita a lectores impenitentes, caza autógrafos o curiosos, este verano la Iglesia universal organizó su particular “Feria de Dones”.

Jesuitas, Salesianos, Hermanitas de los Pobres, Esclavas del Sagrado Corazón, Scouts, OMP, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Comunión y Liberación, Heraldos del Evangelio… Todos tuvieron cabida en este “variopinto” escaparate de la catolicidad, como lo definían las hermanas Cristina e Isabel, Religiosas de San José de Gerona, mientras regalaban su cálida acogida y su amplia sonrisa a prueba de cansancio a cuantos se detenían frente a su caseta.

Con las horas de más sol, la afluencia de visitantes decrecía, pero no su entusiasmo. Bien lo sabe la familia salesiana, cuyo stand casi siempre congregó a un buen puñado de chavales de entre los muchos que mueve su pastoral juvenil por todo el mundo. Chicas y chicos para los que esta JMJ resulta “importante, pues favorece su experiencia de Iglesia a nivel de fe, de vida cristiana y de escuchar una llamada especial del Señor”, reconocía la superiora general de las Hijas de María Auxiliadora, la francesa Ivonne Reungoat.

Quizá no se acercaban con “una inquietud vocacional, pero sí con interés”, matizaba Anthony, claretiano nigeriano. El religioso africano, que vino acompañando a un grupo de jóvenes suizos desde Zúrich, admitía que los tiempos han cambiado, por lo que promover las vocaciones así “no se trata de frivolizar, sino de ir donde está la gente”. Y eso hizo la Feria Vocacional: salir al encuentro del joven.

En el nº 2.765 de Vida Nueva.

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