Rouco invita a los jóvenes a evangelizar “con palabras y obras”

La inauguración oficial de la JMJ 2011 tuvo lugar en la Plaza de Cibeles

Miles de jóvenes participantes en la Misa de apertura de la JMJ, en Cibeles

JOSÉ LORENZO | El 16 de agosto, el cardenal Antonio María Rouco Varela, desde su posición en el altar levantado en la céntrica Plaza de Cibeles, aún no podía saber que la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2011, que iba a inaugurar a las ocho de la tarde, iba a ser un rotundo éxito, con momentos que emocionarían al Papa. Pero se lo pudo imaginar viendo la multicolor masa de jóvenes peregrinos que desde muy pronto coparon el centro de Madrid. “Si hoy hay esta gente, ¿cuánta habrá en la Vigilia de Cuatro Vientos?”, se oía comentar.

La Eucaristía de bienvenida estuvo dedicada litúrgicamente al beato Juan Pablo II, promotor de estos encuentros, que con esta cita cumplía su XXVI edición (la segunda en España, después de la de Santiago en 1989). Él fue, con el permiso de los jóvenes, lógicamente, el gran protagonista de la homilía del cardenal gallego, quien demostró la gran veneración que siente por el que llamó “el Papa de los jóvenes”.

“Con Juan Pablo II –indicó– se inicia un período histórico nuevo, ¡inédito!, en la relación del Sucesor de Pedro con la juventud, y, consecuentemente, una hasta entonces desconocida relación de la Iglesia con sus jóvenes: relación directa, inmediata, de corazón a corazón, impregnada de una fe en el Señor, en Jesucristo, entusiasta, esperanzada, alegre, contagiosa”.

Los otros protagonistas destacados fueron los miles de jóvenes que se agolpaban en la Plaza de Cibeles y colapsaban las calles aledañas en un ambiente de fiesta. A ellos, cálidamente, el promotor de esta JMJ les dio la bienvenida a España, país “cuya principal seña de identidad histórica, ¡de su cultura y modo de ser!, es la profesión de la fe cristiana de sus hijas e hijos en la comunión de la Iglesia católica”, les recordó. “España no es inteligible sin su bimilenaria tradición católica”, les dijo.

La generación de Benedicto XVI

El purpurado reivindicó el sentido de las JMJ, que convocan a quienes “son la esperanza y futuro de nuestras Iglesias particulares, de nuestros pueblos y naciones, ¡de la Iglesia entera!”. Pero esta juventud, diagnosticó, ya no es la de Juan Pablo II.

Vosotros, les dijo, “sois la generación de Benedicto XVI”, porque “vuestro ‘sitio en la vida’ tiene sus peculiaridades. Vuestros problemas y circunstancias vitales se han modificado. La globalización, las nuevas tecnologías de la comunicación, la crisis económica, etc., os condicionan para bien y, en muchas ocasiones, para mal”.

“A los jóvenes de hoy –siguió–, con raíces existenciales debilitadas por un rampante relativismo espiritual y moral, ‘encerrados por el poder dominante’ (Benedicto XVI, Mensaje para la JMJ 2011, 1), y sin hallar sólidos fundamentos para vuestras vidas en la cultura y la sociedad actuales, incluso, no rara vez, en la propia familia…, se os tienta poderosamente hasta los límites de haceros perder la orientación en el camino de la vida: ¿cómo no va a vacilar a veces vuestra fe?”.

Por esta razón, “la juventud del siglo XXI necesita, tanto o más que las generaciones precedentes –añadió–, encontrar al Señor por la única vía que se ha demostrado espiritualmente eficaz: la del peregrino humilde y sencillo que busca su rostro”.

Al igual que en anteriores ediciones, de las que salieron vocaciones para el sacerdocio, la Vida Religiosa o la familia cristiana, Rouco les recordó que, también en esta JMJ, “Jesús os busca para enraizarse en vuestro corazón de jóvenes del Tercer Milenio”, por lo que les invitó al compromiso activo.

El cardenal Rouco en la misa de apertura de la JMJ

“Tened presente estos días que el Señor, por medio del Papa, os va a preguntar: ¿aceptáis el formidable y hermoso reto de ‘la nueva evangelización’ de vuestros jóvenes coetáneos? Respondedle que sí, recordando aquella vibrante y valiente llamada de Juan Pablo II en la homilía del Monte del Gozo el 20 de agosto de 1989: ‘¡No tengáis miedo a ser santos!’ ‘¡Dejad que Cristo reine en vuestros corazones!’. Respondedle que sí con toda la capacidad de ilusión y apertura generosa a los grandes ideales de la vida que os es tan propia. ¡Responded a la renovada llamada de Benedicto XVI con un claro y coherente compromiso de vida! Se evangeliza con las palabras y con las obras, hoy más que nunca”.

Antes de concluir esta ceremonia con la que se inauguraba la JMJ, tomó la palabra el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, el organismo vaticano del que depende la organización de las JMJ, quien exhortó a los jóvenes a “decir en voz alta a todo el mundo, y en particular a esta Europa que está dando signos de profunda desorientación, vuestro firme ‘sí’. ¡Sí, la fe es posible!”.

En el nº 2.765 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL de Vida Nueva

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