Madrid no deja de sorprenderse

Los peregrinos de la JMJ copan la capital con toneladas de buen humor

Jóvenes de la JMJ en la Gran Vía

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA – FRAN OTERO | Ayer Madrid se sorprendió. La ciudad, acostumbrada a los actos multitudinarios, a las grandes manifestaciones no podía creer lo que en sus céntricas calles estaba pasando. Miles de jóvenes, riadas de sueños e ilusiones, toneladas de alegría y buen humor, banderas de todos los países y colores…  Los peregrinos tomaron el Madrid de agosto, habitualmente desierto, y cambiaron su aspecto, para dar la bienvenida a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

Lo que no cambió fue el calor sofocante que provocó que los servicios sanitarios tuviesen que actuar en más de un centenar de ocasiones. Y aunque las zonas de sombra estuvieron muy cotizadas, la realidad es que no había sitio… Lleno total y gran éxito. “Y eso que todavía no ha llegado el Papa”, decía un peregrino.

Algunos intentaban mitigar el calor en el Retiro

Ya por la mañana, muy temprano, el metro y todos los barrios de Madrid empezaron a coger color: el amarillo y rojo de la camiseta que se incluye en la mochila del peregrino; el verde de los polos de los voluntarios, por todas partes; y toda la gama presente en cada bandera nacional o regional.

Y mientras lo peregrinos tomaban posiciones, en el Centro Internacional de Prensa se llenaba de periodistas de todo el mundo y todo tipo de medios, que tuvieron que ejercitar la paciencia en las largas colas hasta conseguir su acreditación. Rafael Rubio, director de Comunicación de la JMJ, reconocía que estaban desbordados.

“Están por todas partes”

También desbordados estaban los restaurantes que ofrecían el menú del peregrino, entre los que se encuentran desde grandes cadenas a bares de barrio. En el de Tetúan, un restaurante regentado por chinos también se ha sumado a la JMJ, aceptando los tickets de comida y acogiendo en sus mesas a los jóvenes.

“Están por todas partes”, decía con humor una periodista en una famosa red social. Y es que así es. En el metro, en las plazas, en los restaurantes, en los supermercados, en las iglesias, en los colegios… Cada uno con su grupo pero interactuando con todos. Cada vez que se encuentran un grupo de paisanos, hay botes de alegría, abrazos… aunque no se hayan visto nunca. Meción especial merecen los peregrinos llegados de países con dificultades: Siria, Cuba, China o los Territorios Palestinos.

Obispos antes de la misa del martes en Cibeles

Y entre todo el gentío, están los testimonios particulares como el de Pedro José, sacerdote de Albacete y que fue uno de los 500 que repartió la comunión. Su sentimiento es desbordante y simbólico: “Decidí ser sacerdote en la visita de Juan Pablo II a Cuatro Vientos, y volver a encontrarme con un Papa en Madrid es una bendición y una confirmación de que mi magisterio es un regalo de Dios”.

Y como el de Pedro muchos son las experiencias de los peregrinos, pero quizá lo más importante es que hoy nuestro país conoce mejor cómo es y cómo trabaja la Iglesia católica. Una Iglesia que pasa por dificultades, sobre todo en Europa, pero que ve cómo la juventud sigue respondiendo. Y todo ello sin un desorden, sin criticar a nadie, si hacer daño… Esto tan solo acaba de empezar, pero Madrid ya está sorprendida.

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