Los abuelos de la JMJ: “Nuestro papel es indispensable”

Demuestran que pueden hacer muchas cosas, aunque no vayan a dormir en Cuatro Vientos

Rosalía y Miguel forman parte del Club de Abuelos de la JMJ

FRAN OTERO | ¿Abuelos en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)? Lo primero que viene a la mente es cierta contradicción, aunque el tópico diga que pueden ser jóvenes de espíritu, que lo son. Lo cierto es que la organización de esta JMJ se ha propuesto ser original a la hora de pedir ayuda para que todo discurra a la perfección. Y para articular el trabajo y el compromiso de los mayores, se creó el Club de Abuelos. Todo un reconocimiento a la ancianidad en un momento social en que solamente se valora la productividad y se trata a los mayores como cargas o estorbos.

Mucho bien se hace ofreciéndoles el lugar que se merecen, y dándoles la oportunidad de realizar una gran labor. Para formar parte de este club, solo se necesitan ganas y voluntad para cumplir pequeños compromisos, cuatro en total: rezar por el éxito de la JMJ, animar a sus nietos e hijos a participar, invitar al club a otros abuelos y apuntarse en la parroquia como voluntarios si así lo desean.

Y aunque los abuelos deben animar a sus hijos y nietos, en el caso de Rosalía Moro y Miguel Ruiz del Árbol fue su hija quien los invitó a entrar en este grupo, incluso les trajo los carnés. “Me hizo mucha ilusión, pues me lo he pegado en el frigorífico y así me acuerdo de rezar”, dice Rosalía con naturalidad.

En este matrimonio y en su casa, en el madrileño distrito de Chamartín, es todo acogida. Desde la sonrisa al abrir la puerta hasta una despedida cariñosa con invitación sincera a volver. Y es que siempre han sido mucha gente en casa. Tienen siete hijos, dos de los cuales todavía viven con ellos. “No hemos dejado de tener jóvenes en casa, tantos, que no nos ha dado tiempo a pensar en qué nos puede doler”, confiesa Rosalía.

El matrimonio coincide en que los mayores pueden aportar muchísimas cosas a la JMJ. Rosalía, que lleva la voz cantante, dice que los abuelos “no se dan cuenta de la cantidad de cosas que pueden hacer, aunque no estén activos o al 100%”.

En una iniciativa tan sencilla como necesaria como Coser y Cantar –para hacer vestiduras, ornamentos…– lo ha podido constatar: “He visto a señoras de 90 años cosiendo durante meses para sacar adelante los ornamentos. Incluso las he visto trabajar con una gran lupa porque tienen mal la vista. Es de un mérito enorme. Me ha impresionado”.

Miguel insiste en la necesidad de valorar a los mayores, sobre todo, cuando, hoy en día, se da a todo un enfoque economicista. “Solamente valoramos a las personas por lo que hacemos o por lo que aportamos económicamente, también valemos por lo que somos y tenemos. No hace muchos años, se valoraba a las personas de edad porque aportaban experiencias. Esa experiencia es la que hay que buscar; no pueden batir récords, pero pueden ofrecer el camino hacia una vida plena, experiencias de superación…”, añade. En definitiva, explica que los abuelos de la JMJ pueden enseñar a los jóvenes que “merece la pena apostar por Cristo y ver la sociedad de otra manera”.

Además de padres y abuelos en ejercicio, activos en esta JMJ, Miguel y Rosalía atenderán los días previos a la llegada del Papa a un grupo de 120 argentinos, que traen a España varios sacerdotes amigos, con los que ellos colaboran en Argentina todos los veranos. Ahora se han cambiado las tornas, los que viajan son los otros, pero ellos seguirán trabajando.

Así, entre otras cosas, les han preparado excursiones a Segovia, Ávila y El Escorial, lugares con importantes vinculaciones a la espiritualidad carmelita, a la que pertenecen los sacerdotes. Quieren mimarles, tratarles lo mejor posible porque son conscientes de que han hecho un gran esfuerzo para poder venir a España. “Llevan años ahorrando, y les está costando. Además, Argentina está muy mal”, dice Rosalía.

“Nos sentimos jóvenes”

Por todo esto, no se sienten extraños entre jóvenes. Sus hijos les dicen que, con una camiseta de la JMJ, podrían parecerlo sin problemas entre la multitud que estará en Cuatro Vientos, a lo que responden con humor que ya no tienen las articulaciones para dormir al raso. En cualquier caso, Miguel insiste en que “la juventud se lleva dentro” y que, a pesar de que uno sea mayor y se manifieste en el cuerpo, ese deteriorio “no se ve en el espíritu”; y es que, según dice, “hay muchos abuelos que se sienten perfectamente para colaborar en la JMJ”.

No creen que su época sea mejor o peor que esta, sino diferente. “Antes vivíamos la fe de forma más personal, la sociedad era fundamentalmente cristiana y la Iglesia era el paraguas que todo lo cubría. Ahora que ya no es paraguas. Encuentros como la JMJ van cumpliendo esa misión”, añade.

Eso sí, ven que en esta sociedad “hay mucha gente perdida, pero que tiene fe; gente que se apunta a la JMJ, pero no sabe a qué viene o simplemente viaja para conocer España”. “Con ellos debemos volcarnos, echar el resto… con nuestra acogida y acompañamiento, y Dios se servirá de nuestras pobres manos. Pueden salir cosas buenas”, dice Rosalía.

¿Y después qué? La pregunta siempre es obligada, y Miguel, que colabora impartiendo Ejercicios de san Ignacio, la coge al vuelo: “Lo importante no es el día siguiente, sino el año siguiente. El espíritu de la JMJ puede seguir al día siguiente por inercia, pero esa inercia hay que seguir manteniéndola. Dios va a derramar una cantidad inmensa de gracias en Madrid, y está esperando que los jóvenes las acojan”.

La conversación concluye con más sonrisas y con un “ya veis que no somos originales, pero nos hemos expresado como somos”. Se podría discutir, porque ser abuelo y mostrar tal vitalidad y compromiso no es tan fácil. Y, así, concluyen recordando a jóvenes y mayores que no hay que tener miedo y que el papel de los abuelos “es indispensable” en este gran evento. “Se espera mucho de nosotros”.

El Papa como ejemplo

Si en alguien se pueden reflejar todos estos abuelos que colaboran con sus nietos, hijos… es en el Papa. Benedicto XVI llega a Madrid como joven y anciano, a la vez. Un servidor que en los años reservados para el descanso, tras una vida intensa, se levanta y refleja que la edad es un valor tremendo, que los mayores pueden aportar mucho a la sociedad.

En la memoria están las palabras de Juan Pablo II en Cuatro Vientos, durante su visita a Madrid en 2003: “Soy un joven de 83 años”. Reconoce Rosalía qué bello es el ejemplo de los papas, que mueren “con las botas puestas”. “Y qué poder de atracción, a pesar de la edad”, concluye.

Ejemplos que ponen en valor a los mayores que algún día también serán los jóvenes de Madrid 2011.

El Club de Abuelos

Inscripciones: 15.111 carnés físicos entregados a nivel nacional (las descargas del carné en Internet, tanto en inglés como en español, no están contabilizadas).

Funciones:

  • Rezar por la JMJ.
  • Animar a hijos y nietos a participar.
  • Invitar a otros abuelos al Club.
  • Si lo desean, inscribirse como voluntarios.

Actividades:

  • Rodajes y testimonios.
  • Los abuelos de las residencias Amma, de Madrid, y de los Sagrados Corazones, en Sevilla, recibieron los carnés de manos de jóvenes voluntarios.

En el nº 2.764 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL de Vida Nueva

ESPECIAL JMJ 2011 MADRID en VidaNueva.es

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