Jefe de Protocolo de la JMJ 2011
J. L. CELADA | Hace más de dos meses –concretamente, el pasado 27 de mayo–, la Secretaría de Estado del Vaticano daba su visto bueno al nombramiento de José Carlos Sanjuán Monforte como jefe de Protocolo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un encargo que este jienense de Úbeda afronta “con mucha ilusión”. Él será el principal responsable de “las relaciones con las administraciones públicas en cuanto a la asistencia y colocación de autoridades en los distintos escenarios de la JMJ, así como del control de acreditaciones e invitaciones para los distintos actos” de la misma, explica para los menos familiarizados con la “trastienda” de un gran acontecimiento como el que se celebrará en Madrid en agosto.
No es la primera vez que José Carlos es requerido para desempeñar una responsabilidad de este tipo. De hecho, su trayectoria profesional está “unida al mundo del protocolo, el ceremonial y la organización de actos”.
Ha prestado sus servicios en el Departamento de Protocolo de la Casa de S.M. el Rey, fue jefe de Protocolo del Ministerio de Justicia, director de Relaciones Públicas y Protocolo de RTVE o jefe de Protocolo en la Cumbre Internacional sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad, organizada en 2005 por el Club de Madrid; pero reconoce que un proyecto como el de la JMJ puede llegar a ser “el más importante en mi vida profesional”.
No en vano considera que esta “fiesta de fe” a la que el Papa invita a unirse a más de un millón de jóvenes de todo el mundo “se convertirá en un hito histórico para España y, especialmente, para la ciudad de Madrid”.
Mundo cofrade
Autor de cuatro libros y decenas de artículos en materia de Protocolo, actualmente dirige en la capital la consultora Monforte & asociados, especializada en una actividad sobre la que José Carlos lleva ya dos décadas también impartiendo clases.
Pero, ¿por qué él al frente de un encuentro creyente de esta trascendencia? Su perfil cristiano puede ayudarnos a encontrar la respuesta. Formado en el colegio salesiano de su ciudad natal, fue joven tarsicio (adorador) y, posteriormente, miembro de la Adoración Nocturna Española (Sección de Úbeda).
Asimismo, se ha mostrado siempre “muy unido al mundo cofrade” de esta localidad, de la que ha sido exaltador de la Semana Santa, pregonero del Corpus Christi y de la festividad de las Espigas o, más recientemente, en junio, exaltador guadalupano del II Congreso Nacional de Santuarios, Parroquias y Hermandades de Santa María Nuestra Señora de Guadalupe.
Estas destacadas intervenciones, a las que se une su condición de consejero maestro de ceremonias laico de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, le han ayudado a José Carlos a entender la “mucha importancia” que tiene la “puesta en escena” en eventos como la JMJ. “Primero, porque hay que pensar que la escena no es solo para el que está presente –argumenta–, sino que, a través de los medios de comunicación, seremos muchos más de los que estamos; y segundo, porque algo tiene el mensaje del Papa cuando atrae a tantos jóvenes, llegados de todo el mundo, y no podemos fallarles”.
Por eso, aunque confiesa el temor a “los imprevistos y cambios de última hora, que suelen aparecer cuando menos te lo esperas”, el jefe de Protocolo de la JMJ asume el desafío, sabedor de que cuenta con “un buen equipo de voluntarios, tan comprometidos” con el encuentro, que “ganaremos por goleada a los miedos y las posibles inclemencias que puedan surgir”.
Ahora José Carlos solo espera que el mejor recuerdo de la JMJ “sean los mensajes del Santo Padre a los jóvenes y las experiencias que vivan en Madrid”. “Me gustaría –añade– que futuras JMJ miren a la JMJ de Madrid como una inspiración”.
Y de ello también dependerá culminar con éxito su principal misión: “Ver a la gente feliz y llena de entusiasmo”, porque concibe la JMJ como “una experiencia y una explosión pacífica de alegría, ilusión y, sobre todo, de esperanza”.
En el nº 2.764 de Vida Nueva.
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NÚMERO ESPECIAL de Vida Nueva
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