Historias de voluntad

Para encontrarse con el Papa en Madrid, muchos jóvenes han dado lo mejor de sí mismos

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | A punto de que eche a rodar, ya se conoce todo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid. Al menos, de su estructura, su envoltorio: la agenda del Papa es pública, los horarios de todos los actos están cerrados, las previsiones de participantes son oficiales, hay un lema, un himno, un logo… Sin embargo, hay algo que no se puede cuantificar: las historias personales de cada uno de los que llegan a Madrid desde cualquier rincón del mundo.

Son historias con alma, con rostro, pequeñas en la masa, enormes en su significatividad. Especialmente, las que se han sostenido por la fuerza de la voluntad. Porque, de entre los cientos de miles de jóvenes que se reúnan en Madrid, no todos lo han tenido fácil. Muchos han dejado cosas atrás. Los sacrificios han sido importantes.

Solo hay que echar un vistazo al propio Comité Organizador de la JMJ, en el que participan jóvenes de países como Taiwán, Australia, Brasil, Argentina, Francia, Dinamarca o Eslovaquia. Un ejemplo claro es el de Giselle Azevedo, brasileña de 28 años, quien participa en el departamento cultural. Es miembro de la Comunidad Católica Shalom, siendo lo característico de este carisma la contemplación y la evangelización. Fueron ellos quienes le propusieron implicarse. No lo dudó, y está desde hace dos meses en Madrid.

Giselle Azevedo

¿Las causas? “Servir a la Iglesia, responder a la llamada del Papa y ayudar a que muchos jóvenes puedan tener experiencia de Dios”. Esa misma experiencia que ella sintió de un modo fuerte en la JMJ de Colonia, en 2005. Entonces supo que “debía consagrar a Dios mi juventud, mi vida”.

Y es que, ante todo, Giselle tiene un profundo sentimiento de agradecimiento: “Animo a los jóvenes a que vengan a la JMJ. Podrán tener una experiencia con Cristo y vivirla junto a otros jóvenes como ellos, en un ambiente de alegría que contagia”.

Considera que la Feria Vocacional, en cuya organización participa, puede ser una oportunidad excepcional: “Será precioso ver en el Parque del Retiro puestos de hasta 70 carismas cristianos de todo el mundo; desde históricos, como los carmelitas o los franciscanos, hasta los surgidos en los últimos años. Es una oportunidad de maravillarse con el conocimiento de distintas formas de comunicar la fe”.

Respecto a su país, Brasil, Giselle se muestra emocionada de que hasta 14.000 compatriotas crucen el Atlántico para encontrarse con el Papa. Algo que ha costado un gran esfuerzo: “Es muy bonito ver el caso de parroquias que han trabajado durante mucho tiempo para enviar a una sola persona de su comunidad para que les represente, porque no había dinero para nada más. Es un gran testimonio de entrega: toda una parroquia feliz de que uno de sus miembros viva esta gran experiencia en nombre de todos… Conozco el caso de una parroquia que ha enviado a una indígena. Imagina lo que tiene que suponer para ella…”, concluye emocionada.

Otra que participa en el Comité Organizador de la JMJ es Elsa Vázquez, de Australia. A sus 38 años, ha aparcado su trabajo en la banca para colaborar en la organización de las actividades que tendrán lugar en el Retiro. Como explica en la web de la JMJ, su primera expreriencia en una Jornada fue en Toronto, en 2002. Acudió por ver a Juan Pablo II, aunque no conocía del todo lo que era una JMJ. Pero pronto lo supo: “Me quedé impactada por toda la alegría y espiritualidad que había allí”.

Pilar Naranjo

Por eso piensa que el encuentro de Madrid supondrá “un momento único para los españoles”. Como lo fue para Australia la JMJ de Sydney, en 2008: “Ya hay inscritos más de 3.000 jóvenes de mi país, cuando en un principio solo había unos 400. Esto no había sucedido nunca en Australia. Lo que demuestra que la JMJ enciende una luz”.

El suyo es un caso parecido al de Petter Becker-Jostes, danés de 25 años, quien dedicará su tiempo a atender a los más de 4.000 periodistas que se espera que cubran el evento. Ya en Madrid, pide a los jóvenes de todo el mundo que estén muy atentos: “La JMJ cambia tu vida para siempre”.

Eso ya le ha ocurrido a Pilar Naranjo, de México, quien colabora desde abril en el área de voluntarios internacionales. Algo que le encanta, “porque conozco a gente de todo el mundo y me gusta saber que nos une una fe”.

A sus 20 años, anima sin dudarlo a participar en la JMJ: “Les diría a todos los jóvenes que no se lo pueden perder. No todos los días podemos convivir con nuestros hermanos en Cristo, en una fiesta que nos ayuda a reafirmar nuestra fe y nuestro compromiso”.

Con el paso de los días, crece la emoción: “La JMJ para mí es lo que he estado esperando desde hace ya mas de un año con mucha ilusión. Hay nervios, también alegría; son muchas emociones. Después de todo el trabajo, saber que pude servir a la Iglesia, por medio de la JMJ, ha sido una experiencia que me ha marcado de por vida”.

Conocer otras culturas

Compañera de Pilar en el área de voluntarios internacionales, a Liliana Andanças, portuguesa de 23 años, tampoco le importó dejar su casa por unos meses para venir a Madrid a trabajar de un modo altruista, puesto que la experiencia le ha llenado desde un punto de vista “personal y profesional”.

Liliana Andanças

Aunque espera que el gran “beneficio” sea desde el punto de vista de la fe: “Creo que estar en otro país y estar en contacto con personas de diversas nacionalidades es muy importante, porque abre mi conocimiento y me permite conocer otras culturas”.

María Vilas también dará lo mejor de sí misma. Catalana de 25 años, acompañará, junto a una compañera, a un grupo de 400 italianos en los Días de las Diócesis, durmiendo con ellos en el centro educativo La Salle Bonanova de Barcelona. Para ello no le ha importado llegar antes de sus vacaciones.

Luego vendrá a Madrid, en lo que será su primera JMJ: “Es una muy buena oportunidad para ver a tantos jóvenes de todo el mundo alrededor del Papa, con una sola fe, para después seguir nuestro camino habiendo tenido una experiencia de comunión”.

A pesar de que en su vida espiritual “tengo necesidad de experiencias de soledad y de silencio, creo que es fundamental la vivencia de encuentros comunitarios, una cosa bebe de la otra”. Por eso ve tan importantes los días previos en las diócesis: “Es importante vivirlo como un camino de peregrinación que hacemos todos juntos, los que recibimos y los de fuera, a los que debemos prestar una acogida verdaderamente humana”.

En cuestión de acogida, las diócesis de toda España se han volcado en la atención a los peregrinos. Valencia ha sido especialmente activa. Como informa la agencia AVAN, la archidiócesis ha abierto una cuenta corriente para que 1.500 jóvenes del Tercer Mundo puedan disfrutar de alojamiento y manutención en el encuentro con el Papa.

Parte del dinero recaudado irá destinado a la acogida de los peregrinos que, del 11 al 14 de agosto, permanezcan en la ciudad del Turia, antes de ir a Madrid. Muestra de eficacia y trato, es la prueba de idiomas a la que han sometido a todos los voluntarios en la Universidad Católica San Vicente Mártir. Y es que, para la Comisión de Infancia y Juventud levantina, no solo bastan las buenas intenciones…

María Vila

La música también estará muy presente en la JMJ: 255 grupos actuarán en el Festival Cultural de la Juventud. Entre ellos estará el Coro Luc-Gilon, de la Parroquia Notre Dame de la Sagesse, de la Universidad de Kinshasa, en el Congo. Compuesto por 50 jóvenes, para la gran mayoría será la primera vez que salen de su país.

No lo han tenido fácil. Como el resto de grupos, han tenido que costearse el desplazamiento y el alojamiento. Con esta finalidad, han organizado conciertos benéficos. El propio Gobierno congoleño cuenta con ellos para cantar el himno nacional en las ceremonias de bienvenida con representantes extranjeros.

Otra situación bien diferente es la que ha llevado a Pedro, sacerdote en Pozuelo de Alarcón, a movilizar a toda su parroquia para conseguir dinero con el que pagar el viaje de un grupo de jóvenes. Chicos que viven en un país en el que los cristianos sufren persecución. Cuando conoció su deseo de venir, y que la precariedad económica se lo impedía, no lo dudó: “Hay que conseguir traerlos como sea”. Movilizó a sus feligreses y a todo aquel que se cruzaba en su camino. De un modo tan contagioso que hasta convenció a una persona que acababa de conocer de que le ayudara. Al día siguiente, recibió de ella 2.000 euros.

Pedro se muestra muy contento, pues han sido muchos los que han querido colaborar, jóvenes y mayores, aunque sea haciendo un esfuerzo con sus reducidas pensiones.
Y es que, como explica al departamento de Comunicación de la Jornada, todo esfuerzo merece la pena por ayudar a cristianos que sufren por serlo: “Yo les agradezco enormemente que quieran venir. Quiero que no se sientan solos, que experimenten que pertenecen a una Iglesia universal, a pesar de las dificultades que tienen para vivir su fe día a día”.

Gran implicación de las escuelas

Otro modo de colaborar con la JMJ es ofrecer un espacio en el que los peregrinos, procedentes de cualquier lugar, puedan estar durante toda la semana. Además de las personas que han ofrecido su casa, todo tipo de recintos son ideales para los grandes grupos que viajan juntos, como polideportivos y colegios. De estos últimos, además de institutos, solo en la Comunidad de Madrid habrá unos 800 puestos a disposición de la organización.

Esta, meses atrás, tuvo una reunión informativa con directores de centros de enseñanza madrileños, tanto privados como públicos. En el encuentro se pudo comprobar el esfuerzo que muchos colegios e institutos están haciendo para poner su granito de arena en todo un acontecimiento internacional.

Más historias con alma, aunque en este caso colectivas. Como la del XXXI Cross del Colegio Aldovea, basado en la JMJ y en el que se dieron cita más de 8.000 niños de 50 centros distintos. O la gimkana formada por pruebas sobre el encuentro, y por la que Morata de Tajuña puso a 700 chavales (y a sus familias) a jugar por el Papa. En otras escuelas se han repartido inscripciones, se lleva la cuenta de los días que faltan para que empiece la Jornada o se lee el mensaje que Benedicto XVI escribió para convocar a los jóvenes de todos los países.

Una parroquia muy especial

Entre los peregrinos que lleguen a Valencia, será especialmente significativa la presencia de 70 jóvenes provenientes de Doha (Qatar). Pertenecientes a la única parroquia católica en todo el país, se alojarán en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en la localidad de Museros.

Como ellos mismos han explicado a quienes les recibirán con los brazos abiertos, “nuestro grupo será la representación de la Iglesia católica en Qatar, para dar a conocer la aceptación que tiene la religión católica en nuestro país”. Y es que estos parroquianos, originarios en su mayoría de destinos tan divergentes como India, Filipinas, Sri Lanka o Reino Unido, reconocen la libertad de culto de la que gozan en Qatar.

La cuestión económica, por la distancia a recorrer, ha sido más complicada. Aunque se han sufragado sus propios gastos con todo tipo de  actividades. Todo con tal de participar en la JMJ: “Es un privilegio para nuestros jóvenes, que podrán relacionarse con peregrinos de diferentes países, ayudándoles a comprender nuestra fe a través de distintas culturas”.

Otros grupos con rostro serán los cientos de jóvenes de la diócesis inglesa de Westminster, que pasarán por Salamanca o Ávila antes de llegar a Madrid, o los 840 de la costarricense Archidiócesis de San José, que se instalarán en Zamora.

En el nº 2.764 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL de Vida Nueva

ESPECIAL JMJ 2011 MADRID en VidaNueva.es

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