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Escritos esenciales


Una recopilación de textos de Etty Hillesum (Sal Terrae, 2011). La recensión es de José Ignacio González-Faus.

Escritos esenciales

Autora: Etty Hillesum

Introducción y edición: Annemarie S. Kidder

Editorial: Sal Terrae

Ciudad: Santander

Páginas: 208

JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ-FAUS | Cabía esperar que esta pequeña colección (Escritos esenciales), dedicada a recoger textos de grandes maestros, acabara incorporando un día el diario de aquella compleja muchacha judía muerta en Auschwitz, cuya aparición impresionó al mundo y superó en pocos años las veinte traducciones.

Ventaja de esta antología que aquí presentamos es que no está hecha sobre la edición abreviada del diario que sirvió de base a las otras ediciones (Una vida conmocionada, en castellano), sino sobre el texto íntegro del diario, del que no existen más que la primera edición holandesa y una traducción inglesa. Además, casi dos terceras partes de textos elegidos para esta antología no figuran en aquella edición oficial (en torno a 86 de 145).

La selección de Annemarie S. Kidder recoge más textos referentes al tema religioso que la edición oficial. No obstante, en mi opinión, da menos relieve a la fecunda y ambigua relación de Etty Hillesum con su psicólogo, Julius Spier, que considero fundamental en toda su trayectoria (echo de menos algunos textos impresionantes de julio y septiembre de 1942).

Pero de esta nueva antología emerge también la llamativa capacidad de introspección de aquella muchacha y su progresiva experiencia de Dios, formuladas con palabras en las que uno puede reconocerse con facilidad. Y de donde parece brotar su tranquila autoaceptación, no mermada por la dureza lúcida con que se trata a sí misma a veces, y que vuelve superfluas nuestras búsquedas actuales de “autoestima”.

La editora aporta una larga introducción rica en datos concretos sobre personas, días y lugares, que ayudan a situar mejor las páginas de Etty. Además, ha clasificado los textos en tres partes (el yo; el mundo; el yo y el mundo como un todo), cada una de las cuales consta de cuatro capítulos, ordenados siempre por orden cronológico. Ello tiene el inconveniente de que hay que volver demasiadas veces atrás, y se pierde así algo de la evolución de Etty, que me resulta uno de los aspectos más sugestivos de su diario.

Hay pequeños errores materiales en fechas, o disparidades de traducción (lo que en la versión oficial era “registrado”, aparece aquí como “reprimido”: p. 47). Pero, pese a estos pequeños fallos, resulta un libro excelente para cultivar el espíritu también durante el verano y también para aquellos que ya leyeron la versión castellana del Diario.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.

Actualizado
29/06/2011 | 13:32
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