Antonio Spadaro: “Hay que aprender a hablar de Dios en Internet”

Teólogo de las nuevas tecnologías de la comunicación

DARÍO MENOR | “Tal vez ha llegado la hora de considerar la posibilidad de una ciberteología también entendida como la fe de la inteligencia en la era de la Red”. Con estas palabras, el jesuita italiano Antonio Spadaro presenta uno de sus últimos y atractivos proyectos virtuales, The Cybertheology Daily, el diario nacido de su blog cyberteologia.it. Crítico literario, redactor de la prestigiosa revista La Civiltà Cattolica, bloguero y profesor de literatura en la Pontificia Universidad Gregoriana, Spadaro es de los mejores ejemplos de que la Iglesia, cuando quiere, puede tener una presencia rica, moderna y atractiva en Internet. [Siga aquí si no es usted suscriptor]

Usted ha sido uno de los participantes y ponentes del reciente encuentro de blogueros en el Vaticano. Ha sido la primera vez que se celebra un evento así. ¿Cuál es su valoración?

Más que hacer un balance, me gustaría hacerme eco del entusiasmo de muchos blogueros. La noticia del encuentro ha sido difundida por alrededor de 17 millones de páginas web y ha generado un flujo de miles de tweets. El anuncio del evento ha sido difundido rápidamente por la Red generando comentarios, reflexiones y también iniciativas espontáneas de apoyo. El balance es positivo antes de nada por esto: ha puesto en movimiento deseos y expectativas, movilizando recursos, energías, voluntad de conexión y colaboración… Cualquier valoración posterior es, en mi opinión, secundaria respecto a esta.

¿Cree que la Santa Sede está lejos de Internet?

Pienso que la Santa Sede siempre ha estado muy atenta a los modos con los que el hombre se comunica, conoce el mundo y estrecha relaciones. Pensemos en el papel que ha tenido en el caso de la invención de la radio. La reflexión de Juan Pablo II, primero, y de Benedicto XVI, después, dice que la Iglesia hoy considera a la Red no un instrumento a utilizar, sino un ambiente antropológico. Esto es lo más importante.

¿Cómo valora la presencia del Vaticano en Internet?

Es una presencia vigilante y vivaz. El nuevo portal informativo de la Santa Sede, que fue presentado durante el encuentro, demuestra una cercanía real al mundo de la Red. Y lo mismo ocurre con la presencia en las redes sociales y en los canales abiertos, por ejemplo, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Por tanto, se trata de una presencia no entusiasta de manera indiscriminada, ni tampoco desconfiada, sino, como decía, vigilante y vivaz.

¿Es difícil hablar de Dios en Internet?

No, no es difícil. La Iglesia que evangeliza está presente allí donde el hombre desarrolla su capacidad de conocimiento y de relación. Desde siempre la Iglesia ha tenido en el anuncio del mensaje y en las relaciones de comunión dos pilares fundamentales de su ser. Es por ello que la Red y la Iglesia son dos realidades destinadas a encontrarse. Está claro que hay que aprender a hablar de Dios en Internet. Los escollos mayores son dos: la propaganda y la homologación.

¿Qué hacer para obtener resultados en el diálogo entre la fe y la cultura digital?

Primero, es necesario una comprensión desde dentro de la cultura digital. La Red cambia el modo de acceder al conocimiento, de construir las relaciones humanas, de pensar. ¿Cómo implicará este cambio al modo de pensar la fe? Se trata de una pregunta abierta sobre la que intento profundizar en mi blog cyberteologia.it.

Hay obispos y cardenales que parecen sufrir alergia hacia la comunicación y hacia Internet. ¿Cómo puede cambiarse esto?

No me lo parece. No me cuesta imaginar a personas que no tengan naturalidad con la Red, ni imaginar a personas preocupadas por los efectos negativos de la difusión de las tecnologías digitales. Esto, en cualquier caso, contribuye a tener una actitud crítica.

¿Cómo se pueden superar los riesgos de las redes sociales en Internet?

El desafío no debe ser el hecho de “usar” bien la Red, como a veces se cree, sino cómo “vivir” bien en el tiempo de la Red. Los riesgos se superan ante todo no comprendiendo la Red como un ambiente separado, sino viviéndola como uno de los contextos ordinarios de existencia de los hombres de hoy.

Comunicación y escucha

¿Piensa que en las webs y en los blogs católicos existe demasiada ideología?

Creo que los blogs son lugares tanto de comunicación como de escucha de la opinión pública. Las páginas web y los blogs no están llamados a hacer propaganda, como si el mensaje evangélico fuese un mensaje cualquiera que deba ser “vendido” y con el que haya que utilizar propaganda. La comunicación del Evangelio no debe acontecer en un plano ideológico. Si esto se produce, la ideología acaba destruyendo el propio mensaje del Evangelio que se pretende comunicar. Por tanto, se acaba haciendo al hombre esclavo y no libre.

Usted trabaja en la revista La Civiltà Cattolica, escribe libros y mantiene una presencia muy rica en Internet. Por desgracia, muchos diarios y publicaciones encuentran hoy grandes dificultades para desarrollar su presencia en Internet. ¿Cómo ve este momento de transición?

La situación es muy delicada. Una revista como La Civiltà Cattolica tiene una vida de más de 160 años y es la revista italiana más antigua, que no ha interrumpido nunca sus publicaciones. Su reflexión sobre la Red empezó hace 12 años. Estamos en una fase en la que todos estamos fascinados por la potencialidad de las tecnologías digitales y de la Red, pero que advertimos como inmaduras o que no sabemos adecuar a nuestro modo de vivir, conocer y comprender el mundo. En mi opinión, estamos en una gran fase de experimentación, que debe ser vivida con valentía, aunque se cometa algún error de valoración.

¿Piensa que en algún momento parte de la prensa desaparecerá?

No. Pienso que se transformará tanto en los canales de distribución de los contenidos como en su creación. La información será cada vez más “social” y deberá enfrentarse a la capacidad cada vez más desarrollada de los ciudadanos normales de hacer información por ellos mismos. Pienso en lo que viene definido como “periodismo ciudadano”, por ejemplo.

¿Existe algún riesgo para las nuevas generaciones por la falta de costumbre con la cultura escrita en papel?

Sí, por supuesto. Lo que usted define como cultura escrita en papel es la cultura en la que los contenidos son distribuidos de forma lógica, formulados de manera ordenada y capaz de atraer una atención específica a la concatenación de los argumentos. La cultura digital, más que ayudar a interiorizar, resulta interactiva. Tiene predilección por una lógica arquitectónica con continuos enlaces y profundizaciones sin orden textual. Cambia el modo de construir una reflexión y de aprenderla.

Usted es un apasionado de la literatura. ¿Porqué la literatura contemporánea parece que está tan alejada de la religión?

Sí, soy crítico literario y precisamente este trabajo, paradójicamente, me ha abierto de par en par al mundo de las nuevas tecnologías. La literatura contemporánea no está tan alejada de la religión. O mejor: justo en la literatura se encuentran expresadas hoy las preguntas que una vez eran el terreno específicamente religioso, como son el sentido de la vida, el sentido del dolor y de la felicidad… El hombre necesita un contexto para estas grandes preguntas. Se pierde de vista su significado religioso y, entonces, encuentra a menudo solo en la poesía y en la literatura el terreno en el que estas preguntas pueden aparecer y expresarse.

En el nº 2.758 de Vida Nueva.

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