Una Nueva Evangelización también para bautizados

Obispos y laicos admiten que son muchos los creyentes que viven al margen de Dios

M. Á. MALAVIA – F. OTERO | Con la solemnidad de Pentecostés, el domingo 12 de junio, la Iglesia celebra el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Por ello, la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar ha hecho público un mensaje a modo de guía. En él, lo más significativo es la apelación a dirigir la Nueva Evangelización “no solo a los alejados, sino también a muchos bautizados que permanecen cerrados a la trascendencia”. Así, los obispos constatan que “se incrementa el número de los que se confiesan creyentes, pero viven al margen de Dios”.

El mensaje episcopal señala como causas de este fenómeno “el culto a los ídolos del dinero, del placer y del poder”, el “subjetivismo” o el “relativismo”. “Les da pánico tener criterios propios –añade– y ser distintos a los demás. El ambiente de indiferencia religiosa, la secularización de la sociedad, el culto a la personalidad y la superficialidad de nuestro tiempo han hecho posible que algunos bautizados intenten vivir su fe en Dios sin renunciar a los criterios del mundo. Prefieren vivir instalados en la autosuficiencia y en un estéril individualismo religioso a participar en las actividades evangelizadoras de la comunidad cristiana”.

El tono crítico del texto es entendido por el delegado de Laicos de Orihuela-Alicante, Pasqual Maestre, como un modo de “responder al cristianismo vergonzante que se ha vivido en los últimos años”. A su juicio, “la presión social ha hecho que muchos católicos no se atrevan a mostrar en público sus creencias. Se trata de respetar la pluralidad y la religiosidad de los otros, pero dejando claro que la fe y el silencio son incompatibles”.

Una opinión que comparte Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos: “Muchos cristianos han perdido la referencia a Dios en su vivir diario y, en el mejor de los casos, la referencia a Jesús de Nazaret es solo una invitación a la solidaridad y a una ética que busca conjugar la justicia con la libertad”.

Al descenso de la práctica religiosa se une el hecho de que la Iglesia es una de las instituciones peor valoradas en las encuestas sociológicas. Y todo en un contexto como el actual, en el que numerosos organismos eclesiales gozan de un gran prestigio por su ingente trabajo de atención y ayuda a miles de afectados por la crisis. ¿Cómo se explica esto? ¿La Iglesia también debe hacer autocrítica?

Pasqual Maestre encuentra varios factores: “Hay un problema de imagen. En parte, producido por hechos internos que han dañado a nuestra credibilidad. También porque el foco no está claro. Se alaba la acción de Cáritas, por ejemplo, pero se desconoce que esta no esa una ONG más, sino que es la propia acción social de la Iglesia. Otros aspecto que influye es que, al ponerse el acento en determinadas cuestiones morales, muchas personas se alejan”.

Para Camino Cañón, el modo en que los laicos han de ser fermento en la sociedad es buscando “modos de hacer presente la fe de maneras a la vez humildes y audaces”, comunicando “cómo vivimos esta aventura de ser católicos de modo que mostremos formas de vida que provoquen comentarios del tipo de los que las primeras comunidades cristianas suscitaban en sus contemporáneos”.

Rafael Gerez, abogado, padre de familia y director de EncuentroMadrid, de Comunión y Liberación, coincide en parte y resume cuál debe ser el rol del laico. En primer lugar, “verificar que Cristo responde a las preguntas y al dramatismo de la vida” y, hecho esto, dar testimonio. Reconoce que si se expresa la acción de Dios en la propia vida, se logra romper, al menos, con la indiferencia religiosa que, en su opinión, es “el gran problema” de hoy.

Así, insiste en que para que el mensaje cristiano cale no sirven “posiciones doctrinales”, sino vivir la fe y dar razón de ella, porque –continúa– el cristianismo se ha transmitido “a través del encuentro entre personas y no por programas pastorales”.

Profesionales y cristianos

En este empeño trabaja Profesionales Cristianos (PX), que celebró recientemente una sesión de estudios a la que asistieron unas 60 personas de nueve diócesis. Un encuentro, según informa a Vida Nueva su presidenta, Inmaculada Franco, que ha reafirmado “el compromiso [del colectivo] en las organizaciones profesionales, sociales y políticas, y en los órganos de gestión colectiva”. Se puso el acento en la espiritualidad, porque “el compromiso público se apoya en el cultivo de la vida interior y en el acompañamiento de la comunidad cristiana”, porque cada vez parece más claro que “una buena práctica profesional exige tomar en consideración la dimensión espiritual de las personas”.

En este sentido, los testimonios de estos profesionales comprometidos con su fe ponen en valor el papel del laico. En concreto, Cristina Escudero, profesora en Palencia, defiende que la fe aporta al profesional “un filtro esperanzado sobre la vida”, mientras que Fernando Redondo, de Cristianos Socialistas, explica que el cristianismo ponen en el centro a la persona –precisamente, una de las reclamaciones hoy de los movimientos sociales– y cuida la ética del servicio, “algo que la política no debe olvidar”.

También es importante el testimonio en el mundo sanitario y, así, Julia Navarro, doctora en Valencia, se ha comprometido en el campo de la bioética para tejer “una cultura de humanización de la asistencia sanitaria”. Además de su trabajo en una disciplina concreta, considera su profesión como “el lugar privilegiado que Dios me ofrece para estar al lado de la gente más vulnerable: la que Él puso en primer lugar, la que es bienaventurada”.

En un mundo, como ha quedado de manifiesto, fuertemente secularizado, Antonia Matamalas, fundadora de una ONG de promoción de la mujer en Manacor, ve la necesidad de aunar esfuerzos y compartir experiencias para “mantener los ideales cristianos”.

En esta línea trabaja Catholic Voices, un grupo nacido Reino Unido y presente en España, que busca formar católicos para que den la cara ante los medios de comunicación.

La JMJ en el horizonte

Los obispos hacen hincapié en su mensaje en la importancia de la próxima JMJ de Madrid como una oportunidad para que los jóvenes laicos participen en la Nueva Evangelización. Camino Cañón ve en la JMJ un gran “regalo”. “Los jóvenes podrán acercarse al mensaje del Evangelio, a la palabra del Papa y a su persona, y reconocerse entre sí como entusiasmados por un nuevo vigor interior que procede de la experiencia de la fe. Experiencias de este tipo son las que hacen creíbles a otros jóvenes que la Buena Noticia de Jesús vivida en la Iglesia es un camino de felicidad y de plenitud de vida”.

Pasqual Maestre considera que lo importante es “el impulso del día a día”, aunque ve “estos grandes encuentros como un acicate”. El delegado de Laicos de Orihuela-Alicante concluye expresando su deseo de que la JMJ también sirva para renovar la Pastoral Juvenil, “que se encuentra en plena etapa de búsqueda sobre cómo llegar a los jóvenes, apostando por la formación, nuevos métodos y un lenguaje actual”.

En el nº 2.757 de Vida Nueva.

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