EDITORIAL VIDA NUEVA | Ante la indiferencia internacional, África está siendo objeto de un nuevo saqueo de sus materias primas. De muy poco le ha valido a sus países, poblados mayoritariamente por gente muy joven, con todo un futuro por delante, su medio siglo de independencia. Las potencias coloniales están regresando –a las que se están sumando con gran brío otras como China–, apoyadas en la fragilidad de las instituciones democráticas locales, en donde la corrupción ha echado profundas raíces.
Solo la Iglesia, aunque con voz demasiado tenue aún, está siendo consciente del gran daño que la compra de tierras para alimentar a los países ricos está causando en un continente que tiene a 900 millones de habitantes con hambre crónica.
En el nº 2.757 de Vida Nueva (del 11 al 17 de junio de 2011).
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