Editorial

Suma y sigue el acoso a cristianos en Egipto

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Los cristianos en Egipto –también muchos que no lo son– ya no aguantan más, hartos de que ataquen sus iglesias, maten a sus hermanos y minen su esperanza. Denuncian pasividad policial ante un problema que crece y que va a dar muchos dolores de cabeza a la Junta militar que gobierna el país hasta las elecciones. Sin ir más lejos, hace unos días, cientos de islamistas radicales atacaron una iglesia copta –le prendieron fuego– al norte del Cairo, provocando la muerte de seis personas y heridas a más de dos centenares. Los fallecidos alcanzarían la docena tras los disturbios posteriores.

Las informaciones que llegan son confusas; unos atribuyen los ataques a seguidores del antiguo gobierno, mientras que los coptos apuntan a los radicales salafistas. Tan confusas son que el desencadenante de los enfrentamientos parece haber sido la difusión de un rumor sin fundamento. Según este, una joven convertida al islam habría sido retenida por cristianos en una iglesia, a la que se dirigieron grupos de salafistas para protestar.

Lejos de hacer una valoración apresurada de quién ha desencadenado o no estos enfrentamientos, y de quién es el culpable, es necesario un rechazo total de la violencia por todas las partes. También que se proteja, en especial, a la minoría cristiana, pues es el grupo más indefenso, y que este, a su vez, no responda a las provocaciones con más violencia. Un país avanza cuando las manos de sus ciudadanos se unen, independientemente de sus creencias. Tenemos un ejemplo en la revolución que luchó por la libertad. Occidente debe ayudar, evitando criminalizar a todos los musulmanes y defendiendo las libertades; entre ellas, la religiosa.

En el nº 2.753 de Vida Nueva (14-20 de mayo de 2011).

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