Diálogo y solidaridad, bases para impulsar el bien común

Argentina celebra en Rosario el I Congreso de Doctrina Social de la Iglesia

Reunión preparatoria del Congreso con el gobernador Binner

WASHINGTON URANGA BUENOS AIRES | Aproximadamente unas 1.500 personas, llegadas desde 58 diócesis de todo el país, participaron durante tres días en el I Congreso de Doctrina Social de la Iglesia (DSI), organizado por la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA). El evento se celebró en la ciudad de Rosario, unos 300 kilómetros al norte de la capital, Buenos Aires, y contó con la presencia de representantes eclesiales y de sectores políticos, sindicales, empresariales y académicos.

El presidente de la CEA y arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, presidió la misa de clausura del Congreso, el domingo 8 de mayo, oportunidad en la que el prelado se refirió al “desencanto” que gana a la sociedad argentina y sostuvo que los síntomas del mismo “son variados, pero quizás el más claro sea el de los ‘encantamientos a medida’: el encantamiento de la técnica que promete siempre cosas mejores, el encantamiento de una economía que ofrece posibilidades casi ilimitadas, el encantamiento de las propuestas religiosas menores, a medida de cada necesidad”.

El obispo de San Isidro y presidente de Pastoral Social, Jorge Casaretto, por su parte, invitó a “evitar la queja, porque los argentinos somos excesivamente quejosos”. Y agregó que “es imperiosa la necesidad de priorizar el diálogo como gran instrumento de construcción de la democracia” para promover “una actitud dialogal que nos lleve a superar un clima de constante controversia y hasta enfrentamientos que agudizan nuestra fragmentación”.

Estrategia pastoral

El encuentro forma parte de la estrategia pastoral de la Iglesia para impulsar su presencia y el diálogo en la sociedad. La organización de convocatorias masivas a nivel nacional ha sido una de las notas en la gestión de Casaretto al frente de diferentes comisiones del Episcopado. Así, impulsó iniciativas similares en Juventud, Comunicación o cuando presidió Cáritas.

En el mensaje final de la cita, titulado Hacia una nueva imaginación de la justicia y la solidaridad, los obispos expresaron el compromiso de “fortalecer la fraternidad que fomenta y extiende la responsabilidad por el bien común, y es expresión de una amistad social que favorece el desarrollo integral ‘de toda la persona y de todas las personas’”. En este sentido, Casaretto recordó, además, que “los obispos argentinos hemos insistido también en la necesidad de llegar a acuerdos básicos que se concreten en políticas de Estado perdurables”.

Participaron en el I Congreso de DSI, asimismo, autoridades políticas locales, como el intendente rosarino, Miguel Lifschitz, o el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, quien dio la bienvenida a los asistentes y llamó a “construir una nación argentina basada en valores como la solidaridad, la participación y la transparencia para garantizar la dignidad humana”.

El nuncio, Adriano Bernardini, fue el encargado de leer el mensaje enviado por el Papa para la ocasión. En él, Benedicto XVI subrayó “el papel fundamental que los laicos están llamados a desempeñar para que el mundo se impregne del Espíritu de Cristo y consiga más eficazmente su fin en la justicia, en el amor y en la paz”. En la misma línea, el arzobispo rosarino, José Mollaghan, insistió en la responsabilidad laical y en la necesidad de realizar gestos concretos de solidaridad para que “todos se sientan responsables de todos”.

El cardenal Peter Turkson, presidente de Justicia y Paz, presente en el Congreso, recordó que “el panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente, si a las antiguas añadimos nuevas pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y grupos humanos no carentes de recursos económicos, pero expuestos a la desesperación del sinsentido, a la insidia de la droga, al abandono de las personas en edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la discriminación social”. El presidente nacional de Justicia y Paz, Eduardo Serantes, por su parte, señaló que “nuestro país necesita que le demostremos que podemos dialogar y reflexionar para crear propuestas concretas que garanticen el desarrollo integral y la erradicación de la pobreza”.

Los participantes, organizados en comisiones de trabajo y en ocho regiones del país, elaboraron informes en los que destacaron como problemática común la pobreza en sus diversas manifestaciones: desintegración familiar, falta de vivienda digna, adicciones (alcohol, droga y juegos de azar), desnutrición y desempleo.

En el número 2.753 de Vida Nueva

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