Fallece en Roma el cardenal Agustín García-Gasco

El arzobispo emérito de Valencia iba a asistir a la beatificación de Juan Pablo II

JOSÉ RAMÓN NAVARRO PAREJA. VALENCIA | La muerte le sobrevino al cardenal Agustín García-Gasco el pasado 1 de mayo, en Roma, a donde había acudido para participar en la beatificación de Juan Pablo II. Una circunstancia que, para Carlos Osoro, su sucesor en la diócesis de Valencia, “ha sido como un reconocimiento a su fe y a la adhesión a la Iglesia que manifestó durante toda su vida”.

El cardenal García-Gasco había nacido en Corral de Almaguer (Toledo) en febrero de 1931. Ordenado sacerdote en Madrid en 1956, alternó su apostolado en varias parroquias de la diócesis con diversas acciones educativas que le llevaron a fundar el Instituto Internacional de Teología a Distancia. Cercano al cardenal Tarancón en los primeros años de la Transición política, este le nombraría vicario episcopal en 1977, y más tarde, profesor en San Dámaso. Sin embargo, sería ya en 1985, con Ángel Suquía como arzobispo de Madrid, cuando Juan Pablo II le nombró obispo auxiliar. Tres años después, sería elegido como secretario de la Conferencia Episcopal, en un quiquenio marcado por las convulsas relaciones con el Gobierno socialista de Felipe González y por la venta del diario Ya.

Siendo aún secretario, en 1992, llegó a Valencia como arzobispo tras la inesperada muerte de Miguel Roca en un accidente de tráfico. Su labor en la diócesis, como señala Benedicto XVI en su telegrama de condolencia, se caracterizó por numerosas “iniciativas pastorales, sobre todo, en el campo de la docencia y la pastoral familiar”. Así, consolidó el trabajo en los más de 60 colegios diocesanos y fundó la Universidad Católica de Valencia. En el ámbito de la familia, implantó en la diócesis la sección española del Instituto Juan Pablo II, y consiguió que Valencia fuera, en 2006, la sede del Encuentro Mundial de las Familias, en la que también fue la primera visita de Benedicto XVI a nuestro país. Un año más tarde, el Papa lo creó cardenal.

Afable y con buena imagen

Afable en el trato, y convencido del papel del laicado en la Iglesia, D. Agustín siempre gozó de una buena imagen entre los fieles de la diócesis, aunque una parte del clero le echó en cara una insuficiente dedicación a los sacerdotes y que no supiera rodearse del mejor equipo. En enero de 2009, casi tres años después de cumplir los 75 años, Benedicto XVI le aceptaba su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis, y nombraba como sucesor a Carlos Osoro, quien al conocer su fallecimiento afirmaba que “no solo ha muerto el cardenal que fue arzobispo de Valencia, sino que ha muerto un amigo”.

En el número 2.752 de Vida Nueva

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