La dramática situación humanitaria en Costa de Marfil

La crisis política deriva casi en una guerra civil y provoca un millón de desplazados

MARÍA GÓMEZ | A la espera de fructifiquen las negociaciones para que Laurent Gbagbo abandone definitivamente Costa de Marfil, lo que sí es verdad es que al país le va a costar mucho recuperarse de la crisis política e institucional de los últimos meses y que ha derivado prácticamente en una guerra civil. De un lado, los partidarios de Alassane Ouattara, vencedor en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del pasado noviembre y reconocido como legítimo jefe de Estado por la comunidad internacional. Del otro, el presidente saliente, Gbagbo, que niega los resultados de los comicios

Ambos bandos se acusan recíprocamente de todo tipo de atrocidades que siembran el terror en una población civil que ya estaba bastante golpeada por la pobreza y falta de recursos. La dificultad para establecer comunicaciones hace complicado actualizar determinadas informaciones. Lo que es seguro es que, a nivel humanitario, estamos ante un verdadero drama.

Sin que se hayan confirmado aún cifras de víctimas mortales, “la situación humanitaria es dramática porque ya teníamos en las últimas semanas en Abidján 30.000 desplazados en diferentes áreas. Desde que se han intensificado los combates no es posible llevar a cabo ninguna operación de rescate, porque los agentes humanitarios no pueden moverse”, informaba, el 1 de abril, el director de Desarrollo y promoción humana de Cáritas Costa de Marfil, Jean Djoman.

La Cáritas marfileña concibió un primer plan de ayuda humanitaria para 7.000 desplazados, pero en apenas una semana, la cifra ha aumentado hasta la actual: cerca de un millón de personas han salido de sus regiones y cientos de miles han huido a Liberia y Ghana.

Junto con la inseguridad en las operaciones de transporte de ayuda humanitaria a las zonas de conflicto, el problema principal es de abastecimiento de alimentos y medicamentos, lo cual se debe, en buena medida, al embargo impuesto por la Unión Europea el 28 de febrero como medida de presión contra Gbagbo. Cáritas, CONFER y Manos Unidas han emitido un comunicado conjunto en el que denuncian que el bloqueo está provocando “un sufrimiento inhumano” y “no tiene justificación alguna”.

La peor situación es, quizá, la de Duékoué (región del oeste). Vida Nueva ha tenido acceso a una fotografía tomada por un voluntario de Cruz Roja en la localidad que ilustra la masacre de 800 civiles que fueron degollados, descuartizados a machetazos y quemados por las fuerzas afines a Ouattara.

Los misioneros salesianos que trabajan en la misión católica de Duekoué han sido testigos de distintos episodios de violencia. Con todo, la misión salesiana se ha convertido en el “último refugio de la esperanza”. ‘Santa Teresa del Niño Jesús’, la única obra católica de la ciudad, acoge actualmente a unos 20.000 desplazados.

Los salesianos, a salvo

El miércoles 6 de abril, la Inspectoría Salesiana de África Occidental emitió un comunicado en el que aclara que Duekoué “ha sido escenario de muchos conflictos. En los días pasados, la ciudad fue tomada por las tropas republicanas de Ouattara. La parroquia fue respetada, pese a que algunos elementos descontrolados entraron en la misión, pero terminaron por irse sin hacer daño a los refugiados que allí había ni a la comunidad”.

Además, se asegura que tanto los religiosos que están en Abidján como los de Korhogo (al norte) “se encuentran bien”.

El servicio de prensa OMPress, de las Obras Misionales Pontificias–España, informa de que actualmente hay en Costa de Marfil 70 misioneros españoles.

Aunque los tiroteos se hayan reducido, “hay una calma inquietante, en ningún modo tranquilizadora. La tensión es muy fuerte”, describe el arzobispo de Abidján, Jean-Pierre Kutwa, en declaraciones a la Agencia Fides el 4 de abril. “En algunos barrios –continúa– no hay agua ni electricidad, no se encuentran alimentos. Estamos a la espera de la batalla final. Es una tragedia indescriptible”.

En el nº 2.749 de Vida Nueva (información íntegra para suscriptores).

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