La actualidad del catecumenado

La secularización ha servido para activar la restauración que pedía el Vaticano II

FRAN OTERO | Apunta el documento de la Conferencia Episcopal Española (CEE) Orientaciones pastorales para el catecumenado (2002) que “la restauración del catecumenado es una oportunidad que Dios nos concede para la renovación de la vida de la Iglesia y una ocasión para mostrar a todos la fe que ella ha recibido”. Hoy, estas palabras, que recogían las enseñanzas del Concilio Vaticano II, vuelven a resonar gracias a las XLIV Jornadas de Delegados Diocesanos de Catequesis y VII Encuentro de Delegados y Responsables Diocesanos para el Catecumenado que, bajo el lema El catecumenado en España. Balance y perspectivas de un decenio, se celebran el 11 y 12 de abril en Madrid.

Durante el evento, que abrirá el obispo de Tortosa y presidente de la Subcomisión Episcopal de Catequesis, Javier Salinas, se analizarán la situación del catecumenado en España y los retos que tiene en cada una de sus etapas. Habrá tiempo para testimonios, para el análisis de cuestiones como la iniciación cristiana de niños no bautizados en su infancia, además de para homenajear al cardenal José Manuel Estepa.

La importancia que el catecumenado puede tener y las razones para una necesaria restauración remiten a una sociedad secularizada, que pide nuevas formas para acercarse a la fe. En este sentido se pronuncia el delegado de Catequesis de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz, Francisco Julián Romero Galván: “Sigue teniendo un valor y una actualidad grande; yo diría que en muchos lugares está por estrenar. En él encontramos elementos que nos abren al trabajo serio y exigente con los catecúmenos. En una sociedad nueva se demandan nuevos itinerarios para iniciarse en la fe y, para ello, volvemos la mirada a una institución, el catecumenado, que tuvo un gran vigor y una fuerza extraordinaria en la primera Iglesia y que puede ser un molde apropiado”.

Jesús Sastre, profesor del Instituto Superior de Ciencias Catequéticas San Pío X y del Instituto de Pastoral (UPSA) en Madrid, coincide en que no se puede obviar la creciente secularización, tanto en España como en Europa. Cree que estamos ante “un cambio de época”, pasando “de una situación de ‘cristiandad’ a una situación de ‘misión’ que remite a los tiempos apostólicos de la Iglesia”. “Bien sabemos que lo primero es asumir la realidad y, para ello, necesitamos un análisis riguroso, con mirada evangélica y abierta a la creatividad. De cara al futuro, necesitamos catecumenados en sentido estricto; esto no será posible sin comunidades que sepan hacer y acompañar”. Sastre recuerda que las referencias son el Vaticano II, el Ritual para la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) y las características del hombre actual a la búsqueda del sentido de la vida.

Con todo, recalca que la secularización pide trabajar una catequesis de identidad cristiana que facilite la síntesis fe-vida. “El catecumenado es lo que mejor puede renovar toda la catequesis y dar una respuesta adecuada a la increencia en la sociedad”.Su reflexión incide también en que no caben lamentos o añoranzas ante el panorama actual, que no es más difícil que el de otras épocas. “Es el momento de reformular el modelo de iniciación cristiana; el anuncio misionero y la catequesis de la iniciación tienen que ir unidos dentro de un proceso catecumenal unitario”.

Por su parte, el delegado de Catequesis del Arzobispado de Madrid, Carlos Aguilar, cree que la propuesta catecumenal no se realiza “por razones de estrategia”. Sin embargo, reconoce que la secularización y el laicismo “han servido para abrirnos los ojos y espabilarnos”, porque “la mentalidad de ‘cristiandad’ nos había adormecido en este aspecto, y estábamos convencidos de que solo había que evangelizar en ‘países de misión’”.

Referencia para la renovación

De este modo, valora “la fuerza profética del Concilio Vaticano II y su capacidad para escrutar acertadamente los signos de los tiempos que estaban llegando, preparando así a las Iglesia a vivir en su época”. Para Aguilar, la realidad se impone, y los datos sociológicos cuestionan a la Iglesia, a la que hacen buscar nuevos planteamientos. “Vamos convenciéndonos de que seguir haciendo lo de siempre ya no vale, hay que pensar en soluciones nuevas. Y todos los que piensan y actúan en consecuencia ven en la iniciación cristiana una clave de referencia para la renovación de la pastoral eclesial”, indica.

Los tres expertos coinciden en su diagnóstico sobre la situación actual del catecumenado en España y en su balance de los últimos diez años. Romero reconoce que se han publicado documentos importantes, que se ha potenciado la institución del catecumenado en cada diócesis, pero que la situación varía en función de cada región. Así, explica que algunas diócesis están más avanzadas, como las que abarcan ciudades, donde la secularización es más fuerte.

Sastre resume su opinión subrayando que la Iglesia “tiene un cuadro referencial claro y rico, una realidad pobre y poco convergente, y bastante perplejidad a la hora de plantear la evangelización”.

Carlos Aguilar diferencia entre catecumenado bautismal de adultos y grupos de catecumenado. En el primer caso, reconoce que el balance no puede ser “sino muy positivo” y pone como ejemplo los esfuerzos que muchas diócesis están realizando. “A poco tardar, trataremos a católicos, que lo son no por mera tradición, sino porque han hecho, ya de adultos, una opción personal”, añade. En segundo lugar, la situación no es tan favorable: “Es difícil, en estos tiempos, poder iniciar nuevos grupos”.

Los niños no bautizados

La forma de abordar la iniciación cristiana de los niños bautizados va a focalizar una de las sesiones en las jornadas. Sobre este tema, Francisco Romero subraya que la Iglesia sigue afirmado la importancia del bautismo de los niños, que siempre será actual. Otra cosa es que, producto de la secularización, muchos padres ya no bauticen a sus hijos. ¿Cómo debe ser su formación cuando vuelven? “A los que no han llegado a la edad de discreción, los siete años, se les debe preparar según sus capacidades; y los que sí, seguirán un itinerario catequético”, explica.

Jesús Sastre también explica el proceso, aunque pone el énfasis en que los niños que ya están en edad catequética deben seguir en la catequesis con sus compañeros. “Las etapas, celebraciones y entregas que indica el RICA ayudarán a cuidar el aspecto experiencial del proceso y la relación con la comunidad”, dice. Así, recalca que esta atención específica “enriquecerá la vida del grupo de catequesis y ayudará a redecubrir el sentido catecumenal de la catequesis”. Carlos Aguilar ofrece otra perspectiva: “Ya no cabe que nos parapetemos detrás de una mesa de despacho y esperemos a que nos traigan los bebés para que los bauticemos, los niños para que les demos la comunión, los adolescentes y jóvenes para que les confirmemos… Estamos llamados a atraer a todos”.

En el nº 2.749 de Vida Nueva.

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