Oración y solidaridad tras las inundaciones de Bolivia

La Iglesia ofrece su ayuda a los afectados por el fenómeno de ‘La Niña’

RONALD GREBE. LA PAZ | Toda la población de Bolivia y diferentes organizaciones internacionales han ofrecido una respuesta inmediata de solidaridad ante los miles de damnificados por las inundaciones y deslizamientos de tierra provocados en las últimas semanas por las lluvias torrenciales atribuidas al fenómeno de La Niña. Según Defensa Civil, son ya más de 14.156 las familias afectadas en 61 municipios y 52 las personas fallecidas. El mayor número de damnificados se registra en La Paz y el norte paceño, con 5.153 familias víctimas del deslizamiento y el desbordamiento del río Guanay. Una tragedia que, en opinión del Defensor del Pueblo, Rolando Villena, no fue posible prever, porque este año las precipitaciones pluviales, frecuentes en Bolivia en enero y febrero, fueron muy superiores a las de años anteriores.

El hospital San Juan de Dios de la capital se convirtió en el centro de acopio de las donaciones y de atención a las víctimas, hasta el punto de que se han debido redoblar esfuerzos y espacios para responder a las demandas de los campamentos instalados en los terrenos de este centro administrado por religiosos españoles de San Juan de Dios.

Allí, y durante una misa presidida por el arzobispo de La Paz en presencia de de los propios damnificados, Edmundo Abastoflor recordó que la imagen de María “que se encontraba en la capilla de Callapa que resultó destruida, está en medio de nosotros para mostrar que ella se apiada y sufre por ustedes, pero también apoya y ayuda para que tengan fe, esperanza y el amor de Dios en su vida y su corazón”.

También Benedicto XVI se sumó a la campaña de solidaridad con los damnificados por los fenómenos naturales (entre ellos, congregaciones como los Misioneros del Verbo Divino o las Misioneras del Espíritu Santo, que se vieron afectadas por el deslizamiento en la zona de Callapa y que, en muchos casos, tuvieron que salir de sus casas porque se les cayeron encima paredes y muros), y envió un donativo de 50.000 dólares que serán destinados a la compra de alimentos y medicinas.

Un gesto que el cardenal Julio Terrazas, arzobispo de Santa Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), agradeció en nombre de todos los damnificados, al tiempo que expresó su preocupación por estos desastres naturales derivados del fenómeno de La Niña.

Planes en parroquias

El arzobispo de Cochabamba, Tito Solari, por su parte, invitó a los fieles a sumarse al Día Nacional de Oración y Solidaridad con los Damnificados, convocado por la CEB el 20 de marzo, “momento simbólico” de una Campaña Nacional de Solidaridad que, bajo el lema Hay mayor felicidad en dar que en recibir, cuenta con planes de ayuda en parroquias, vicarías y diócesis ante la actual emergencia. “En las parroquias se han creado espacios para recibir ropa o víveres que se han acumulado en este período, que van a servir para enviar a La Paz y a los otros damnificados de nuestro departamento, por ejemplo, a Quillacollo o al Chapare”, explicó el prelado salesiano.

Para hacer frente a los efectos de estos fenómenos climáticos, mientras tanto, la Pastoral Social Cáritas de las diferentes diócesis participaron en la campaña Bolivia Solidaria, que logró recaudar alrededor de 11 toneladas de alimentos secos, 14.000 litros de agua, 5.276 unidades de conservas, unos 500 saquillos con prendas de vestir (ropa, zapatos…), artículos para aseo y limpieza, catres, frazadas, edredones y otros enseres de primera necesidad.

INICIATIVAS

Sabedora de que “la solidaridad es un valor cultural y religioso de nuestro pueblo que ha sido manifestado en muchos momentos y que seguramente seguirá inspirando las respuestas a las emergencias del presente y futuro en Bolivia”, la CEB ha instado a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a participar en algunas de estas iniciativas solidarias, como: visitar a los damnificados para “manifestar la cercanía fraterna”; recolectar alimentos y vituallas; abrir cuentas bancarias para recaudar dinero “que provenga de personas, empresas e instituciones que confíen su administración a los organismos de la Iglesia católica, que difundirá oportunamente las fuentes y el destino de los recursos recibidos”; orar por los damnificados, “especialmente de manera comunitaria en las celebraciones de la misa y reuniones grupales”; promover la toma de conciencia por “el cuidado de la Creación como don de Dios”, llamando a gobernantes y sociedad civil a asumir responsablemente las medidas preventivas necesarias.

En el nº 2.747 de Vida Nueva

Compartir