Las afueras de la evangelización

LUIS A. GONZALO-DÍEZ, cmf, director de la revista Vida Religiosa

“Ahora circula otro frasquito: ‘Aire de evangelización’. Nuestro tiempo, tan plural él, permite que cada quien meta lo que le parezca. Todo vale, y cuanto más se vea, mejor. Más aplauso, más eco mediático”.

Los años 90 del siglo pasado tenían cierta incidencia en los jóvenes, eclesialmente hablando. Ya, abiertamente, la reflexión versaba sobre la crisis. Es verdad que, dos décadas después, aquella se manifiesta revisada y aumentada como los buenos diccionarios. La creatividad de aquel tiempo, sin caer en el exceso, contagió por distintos lugares un frasquito vacío. En él, un letrero decía: “Aire de pascua”. Y la explicación era sencilla: la Pascua es posible si la crees y la creas, si la trabajas…, porque la fuerza está en la fe.

Ahora circula otro frasquito: “Aire de evangelización”. Nuestro tiempo, tan plural él, permite que cada quien meta lo que le parezca. Todo vale, y cuanto más se vea, mejor. Más aplauso, más eco mediático. Colgamos en la página que hicimos el frasquito, o que lo entregamos, o que lo han recibido un par de cientos…

¿Qué contiene el frasco? Difícil sistematizar: nostalgia de números, muchas ideas de autor, varias dosis de protagonismo, un buen cronograma, destinatarios ideales, algunas citas –que no deben faltar–, un cuadro de responsables –la “burocratización” esencial de la evangelización–, tiempos de evaluación.

Al final del frasco queda algo, hay un letrero; es la caducidad: “Este proyecto, de tres años, caduca justamente a los tres”. Un documento espléndido pero, al final, un frasco vacío porque faltan algunos ingredientes: fe y pueblo, por ejemplo.

Al final, logramos algo estético. Un frasco apetecible y misterioso. Se parece tanto a su entorno que encaja en los modismos del momento.

¡Ya está! ¡Todos tranquilos! ¡Tenemos proyecto! Mientras tanto, la partida se sigue jugando en otros campos donde estén maestros y maestras de oración y buenos acompañantes espirituales. La evangelización necesita testigos que contagien, porque los consejeros y consejeras de administración tienen su sitio en la banca y esta suele estar a las afueras de la evangelización y en el centro del poder.

lagonzalez@vidanueva.es

En el nº 2.747 de Vida Nueva.

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