“Bienvenidos al Sur”: un cálido exilio

(J. L. Celada) En tiempos de globalización, las reivindicaciones nacionales, regionales y hasta locales cotizan al alza. Y no solo en vísperas de elecciones. Cualquier ocasión es buena para sacar pecho (y colores) a cuenta de la identidad; también cualquier medio, incluido el cine. Más aún cuando este respetable reclamo coincide con una alarmante sequía de ideas en el arte de escribir y contar historias para la gran pantalla.

Una extraña ecuación, cuyas incógnitas desvelaba Dany Boon, con cierto desparpajo y no demasiados quebraderos de cabeza, en Bienvenidos al Norte, comedia francesa convertida en su momento en el gran éxito de la temporada en el país vecino. ¿Su secreto? Explotar con un humor “muy suyo” las diferencias (geográficas, lingüísticas y de usos y costumbres) entre compatriotas.

Apenas han pasado tres años de aquello, y el italiano Luca Miniero ha querido probar suerte del otro lado de los Alpes con idéntica fórmula. El protagonista vuelve a ser un empleado de correos que sueña con el traslado a un lugar más glamuroso (ahora Milán, antes la Riviera gala), pero que acaba en un pequeño pueblo de provincias… y no precisamente junto al Paso de Calais (como ocurría en la cinta original), sino en Salerno. Porque Bienvenidos al Sur deja atrás la niebla para emprender viaje en dirección contraria, camino de un cálido exilio.

A simple vista, aquí reside la principal novedad de esta versión. Sin embargo, el hecho de invertir el destino de nuestro desubicado personaje introduce elementos de los que carecía su predecesora: la luz mediterránea, la proximidad de Nápoles con la amenaza de su Camorra, el inimitable dolce far niente de sus gentes… Todo ello, aderezado por el consabido contraste entre lo rural y lo urbano y los malentendidos propiciados por un habla en ocasiones ininteligible, compone un fresco costumbrista que no desmerece de su modelo. Podría decirse que incluso lo supera en ligereza y familiaridad.

Ahora bien, sería un error pensar por un momento que las risas provocadas por esta fauna humana y las insólitas situaciones que escenifica son herederas de la gran comedia italiana de los años 50 y 60 del siglo XX (Monicelli, Totó, Sordi, Mastroianni, Manfredi…). Vacaciones de Ferragosto, de Gianni Di Gregorio, fue el último título capaz de devolvernos algo de aquellas explosiones de talento. De Bienvenidos al Sur, poco más que comentar, salvo que se trata de una muestra de hospitalidad a la italiana saludable, bienintencionada y exportable (quién sabe si algún día también a España).

Mientras tanto, siempre nos quedará ¡Bienvenido, Mister Marshall!, con los acogedores habitantes de Villar del Río, y Luis Gª Berlanga, padre de esta inolvidable parodia sobre un país en apuros. Pero eso, para cierto cine actual, abonado a remakes, adaptaciones y secuelas, son palabras mayores.

FICHA TÉCNICA:

TÍTULO ORIGINAL: Benvenuti al Sud.

DIRECCIÓN: Luca Miniero.

GUIÓN: Massimo Gaudioso, basado en la película Bienvenidos al Norte, de Dany Boon.

FOTOGRAFÍA: Paolo Carnera.

MÚSICA: Umberto Scipione.

PRODUCCIÓN: Giorgio Magliulo, Matteo De Laurentiis, Antonella Iovino.

INTÉRPRETES: Claudio Bisio, Alessandro Siani, Angela Finocchiaro, Valentina Lodovini.

En el nº 2.745 de Vida Nueva

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