‘Iesu Communio’ se presenta en sociedad

Las religiosas participan en Burgos en la Eucaristía de acción de gracias por su carisma

Misa de acción de gracias por la creación de 'Iesu Comunio', el 12 de febrero de 2011 en la Catedral de Burgos

(Fran Otero) Y al fin llegó la presentación de ‘Iesu Communio’, poco más de dos meses después de que se hiciese público que la comunidad clarisa de Lerma-La Aguilera se convertiría en un nuevo instituto religioso. Fue una ceremonia multitudinaria, y no sólo porque las religiosas (177) ocupasen mucho espacio; también había numerosos sacerdotes, familiares de las religiosas y fieles, que, según la prensa local burgalesa, se contaban por miles.

La presidió el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, que es, además, el encargado de vigilar la vida de esta realidad los próximos cinco años. Le acompañaron el nuncio en España, Renzo Fratini; el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio M. Rouco Varela; el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez; y el obispo electo de Ciudad Rodrigo y hermano de la abadesa, Raúl Berzosa.

Además, fue una celebración de gestos y momentos emotivos, pero también de palabras. Comenzó con la procesión de entrada de las religiosas desde el claustro hasta la nave central. Ya se pudo ver así, por primera vez en público, el nuevo hábito que visten, de tela vaquera, y que incluye un cordón blanco atado a la cintura, un pañuelo azul claro en la cabeza y una especie de capa. Fue importante el momento que recordaba la profesión, cuando las religiosas entonaron al unísono un “sí, quiero” tras las preguntas del obispo diocesano. Después, se bendijeron las cruces y los anillos blancos que llevarán. Fue la abadesa, sor Verónica Berzosa, quien entregó las alianzas a cada religiosa.

Agradecimientos

Entre las palabras que resonaron con más fuerza se encuentran las de nuncio, que leyó el decreto de aprobación, o las de Gil Hellín, reconociendo con agradecimiento el  nuevo carisma. Pero también sonaron las voces de las religiosas, lideradas por sor Verónica, quien al final de la Eucaristía dirigió una alocución. La abadesa se limitó a agradecer el apoyo, desde el Papa hasta los fieles allí presentes pasando por obispos, la orden de santa Clara o los medios de comunicación. Tras mostrar sobrecogimiento y alegría a la vez, reconoció que son conscientes de su responsabilidad y mostró el deseo de todas de mantenerse fieles al carisma recibido.

En el nº 2.742 de Vida Nueva.

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