La enfermedad ¿empobrece a la persona?

(Suso Carracedo, delegado de Pastoral de la Salud de Tui-Vigo) La Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra el 11 de febrero, propicia, de nuevo, un acercamiento a un mundo en el que la Iglesia viene realizando un encomiable trabajo. Ahora, desde estas páginas, ofreciendo claves de actuación para agentes de pastoral de la salud, para la tarea de voluntarios, pero también sugiriendo líneas de actuación social y política.

Un pobre ¿es más enfermo? Un enfermo ¿es, por ello, más pobre? Estos interrogantes que plantean las posibles relaciones entre pobreza y enfermedad, o al revés, y entre salud y riqueza, han sido los que nos movieron a Jaime Barrecheguren, delegado de Cáritas Tui-Vigo, y a mí, delegado de Pastoral de la Salud de esa misma diócesis, a proponer, el año pasado, en Vigo una Jornada de Estudio conjunta con motivo del Día del Enfermo en Vigo.

Este Pliego bebe de aquella fuente en la que –en una mañana– sacerdotes, religiosos y laicos estuvimos analizando estas relaciones en un momento histórico en que la crisis económica marca la vida de muchas familias.

Concepto de salud

Salud es “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad”, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizada en su constitución de 1946.

Esta definición ha recibido muchas críticas, pues se apunta que la medicina y el sistema sanitario luchan básicamente por quitar la enfermedad, pero muy poco por producir salud. Además se le cuestiona el concepto de bienestar, por no poder ser -científicamente- definido, ya que es un concepto subjetivo: para algunos, el bienestar se consigue con vino o cocaína, y eso no es salud.

Así como que, para la OMS, la salud pasa por la ausencia de enfermedad, mientras constatamos que en ocasiones uno puede vivir “sanamente” la enfermedad. Y, finalmente, se le critica el que se hable de ‘estado’, algo que indica estático y puntual, mientras que la salud debe ser vista más como un proceso continuo en la vida.

Así, Gol y Gurina la define desde esta perspectiva más dinámica como “aquella manera de vivir autónoma, solidaria y alegre”, independientemente de una enfermedad física.
El concepto de salud, así visto, debe tomar al ser humano como “un ser total”. De este principio surgió el término de “salud holística”.

Este enfoque engloba las dimensiones física, mental, social, emocional y espiritual de manera interdependientes e integradas en el ser humano, el cual funciona como una entidad completa y dinámica en relación al mundo que le rodea. Y no existe salud si una de las dimensiones no se encuentra saludable. Estas dimensiones son:

  • Dimensión orgánica: biológica. Aquella en la que se centra prioritariamente la medicina y la atención sanitaria.
  • Dimensión psicológica: la que corresponde a todo aquello que afecta a la psique. Aquí la experiencia y la vivencia subjetiva tiende a convertirse en el factor determinante para la salud.
  • Dimensión socioambiental: la relación de la persona y el medio ambiente en el que vive. Y no sólo la perspectiva ecológica, sino también la sociorrelacional: condiciones laborables, alimentación, capacidad relacional y ambiente familiar son determinantes para asegurar a la persona una vivencia “sana” (la conflictividad o la violencia familiar, entre otros, son factores muy probables de patología). Este aspecto también influye poderosamente en la salud física y psicológica.
  • Dimensión ético-espiritual: invoca el “principio de responsabilidad”, según el cual la salud es tarea ética de la persona. En ésta, sus valores son determinantes para una prevención eficaz o no. En ésta entra también como tema nuclear la cuestión del sentido de la vida.

Concepto de pobreza

“Se considera pobres a los individuos, familias y grupos de personas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son tan escasos que están excluidos de los modos de vida mínimos aceptados en el Estado miembro en el que viven. Se considera ‘bajo el umbral de la pobreza’ en el momento en que sus ingresos son inferiores a los ingresos medios de la sociedad en la que vive”.

Las tres principales fuentes que condicionan la pobreza o riqueza son:

  • Empleo productivo y remunerado en el mercado laboral.
  • Solidaridad en el seno de la familia y las redes primarias.
  • El apoyo aportado por el estado del bienestar.

Esto es, las personas no tienen otra alternativa más que vivir en la pobreza si no pueden ganarse el sustento con un trabajo que garantice su existencia y la de sus dependientes; si el apoyo familiar no está garantizado; y si el Estado de Bienestar no aporta suficiente asistencia. Así, la situación de bienestar de las personas siempre viene definida por la interacción de estas tres fuentes, con sus factores subyacentes.

Enfermedad y pobreza en España

Diversos estudios han puesto de manifiesto la existencia de significativas desigualdades en salud en Europa, entre las que destaca España como el sexto país con mayores desigualdades socio-económicas en salud de la Unión Europea de los 1510.

En este sentido, nuestro país vive la misma relación de retroalimentación que se apuntaba a nivel mundial. Ahora bien, deseo mostrar esta realidad tal como decía el Papa, no desde las estadísticas, sino desde las personas concretas, por eso os propongo hacer un camino por dos situaciones reales cercanas a todos y que pueden abrirnos los ojos a esta teoría:

  • Enfermedad en la pobreza

Situación 1: Vemos la situación vivida por aquellas personas para las cuales su casa es la calle, los que duermen en nuestros portales o en nuestras casas abandonadas, así como aquellas que habitan en las chabolas de los múltiples suburbios de nuestras ciudades.

Radiografía sanitaria.

-En ella emergen problemas respiratorios, a causa del frío y de las malas condiciones de habitabilidad. Asma, neumonías, tuberculosis, gripes, alergias… y en lugares más pobres podemos encontrar tifus, malaria, lepra… También la falta de higiene, por no disponer –en la mayoría de los casos– de agua puede traer consigo hongos, infecciones…

– Problemas alimenticios y gástricos, a causa de la deficiente, mala o inexistente alimentación. Diarreas, parásitos intestinales, intoxicaciones, úlceras estomacales u otras enfermedades relacionadas son causa directa de la falta de proteínas y vitaminas esenciales, de comer alimentos caducados o contaminados de contenedores, o de no comer. Es especialmente grave cuando esta situación se produce en bebés y niños, porque marcará su salud futura.

– Enfermedades orales o bucodentales, a causa de la ya citada deficiente alimentación. Caries, enfermedades periodontales y sangrados gingivales son enfermedades características de la pobreza11. La falta de recursos económicos provoca que se ahorre en cepillos y pasta de dientes, así como la gran dificultad para acceder al arreglo de problemas bucodentales. Todo esto lleva, inevitablemente, a importantes problemas gástricos, como úlceras.

– Problemas infecciosos o respiratorios, a causa de un deficiente vestido. La suciedad de la ropa puede infectar heridas abiertas, o transmitir infecciones, piojos, pulgas… así como su precariedad puede dar lugar a neumonías o problemas respiratorios.

Parásitos como piojos, pulgas… así como enfermedades tales como la rabia, producidas por la convivencia con animales (perros, gatos…).

– Enfermedades cardiovasculares: la Sociedad Española de Cardiología dice que uno de sus determinantes –además del estrés– es la pobreza, pues “los factores de riesgo” son: dieta malsana, inactividad física y consumo de tabaco.

Malos tratamientos de enfermedades, tanto en el tratamiento de los mismos12, como la carencia de medios económicos, por los cuales muchas personas no pueden acceder ni siquiera a los medicamentos subvencionados por la Seguridad Social pública, pues no tienen dinero ni para pagar el margen que le corresponde al usuario. Esta razón puede justificar los problemas de visión (compra de gafas), de oído (audífonos), de corrección en el caminar (pies, caderas…).

– Enfermedades de transmisión sexual, por falta de higiene personal y acceso a medios de prevención: VIH, sida, gonorrea… Además de embarazos no deseados o maternidad prematura.

Dependencias varias: alcohol, tabaco, drogas, etc. con todos los problemas sanitarios y psicológicos que éstas conllevan. Y todas estas situaciones y problemas provocan, no pocas veces, patologías de tipo psiquiátrico, tales como depresiones, intentos de suicidio u otras.

En el nº 2.741 de Vida Nueva.

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