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Invitación a creer. Unos sacramentos creíbles y deseables


Un libro de Bernard Sesboüé (Editorial San Pablo, 2010). La recensión es de Carlos Martínez Oliveras, cmf.

Invitación a creer. Unos sacramentos creíbles y deseables

Autor: Bernard Sesboüé

Editorial: San Pablo

Ciudad: Madrid

Páginas: 471

(Carlos Martínez Oliveras, cmf) Creo honestamente que Bernard Sesboüé es uno de esos autores que hay que leer siempre. Su sólida teología y su estilo fresco hacen de él una mezcla imprescindible para la fe actual. Ya en 1995 había abordado un profundo trabajo en el campo sacramental en colaboración con H. Bourgeois y P. Tihon en aquella obra titulada Los signos de la salvación (Secretariado Trinitario, Salamanca 1996), en la que elaboraron un estudio sincrónico de la vida sacramental en cada una de los momentos y épocas fundamentales de la historia de la Iglesia.

El libro que presento ahora corresponde a una ampliación y complemento del capítulo que dedicó a los sacramentos en su conocida obra Croire (Creer. Invitación a la fe católica para las mujeres y los hombres del siglo XXI, San Pablo, 2000). De ahí que en el mismo título resuene su trabajo anterior. Lo que entonces eran apenas veinte páginas condensadas se ha convertido en un libro de más de 400. Pero al igual que el tronco del que nace, este nuevo libro se trata de una invitación. La invitación es siempre un género extraordinario, porque sitúa a los interlocutores en un clima de mutua libertad y gratuidad; quien invita no quiere imponer, sino proponer; y quien la recibe no se siente obligado, sino invitado a entrar en un diálogo franco y abierto sobre cuestiones fundamentales del sentido de la existencia.

Aquella primera invitación a la fe católica trataba de ofrecer una verdadera y auténtica “propuesta de fe” que permitiese a los hombres en el filo del comienzo del tercer milenio un “sí” a la fe cristiana intelectualmente honrado. Para el jesuita francés, profesor de la Facultad de Teología del Centro Sèvres, la fe atraviesa en las Iglesias de Occidente una crisis acuciante. Sin ir más lejos y prueba de ello es ese nuevo Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. E íntimamente unida a la crisis de fe, aún más profunda, se puede decir que es la crisis que afecta a la práctica sacramental. Al fin y al cabo, la fe deriva de la persona de Cristo, figura por lo menos admirada y respetada, pero los sacramentos son identificados en su relación con la Iglesia tantas veces traída y llevada al socaire de críticas, cuando no de rechazos tajantes. Por eso, el reto, si cabe, es mayor.

Momentos esenciales

El objetivo del libro está condensado en el mismo título. Se trata, en primer lugar, de una invitación a creer e, indisolublemente unido, es una invitación a practicar. La fe halla en la celebración de los sacramentos su expresión visible, su creencia en el misterio pascual de Cristo, su inequívoca confesión en el Salvador comprometido ya aquí con el Reino de Dios. Y no lo hace de un modo etéreo, sino anclado en los momentos y situaciones fundamentales de la existencia humana. Para ello es necesario hacer de los sacramentos algo creíble y deseable.

Creíbles en cuanto que las personas que se acercan a ellos alcancen por su mediación la inteligencia de la fe que significan y celebran. Y deseables, porque cuanto mejor sea su comprensión, mayor será la inclinación y el deseo a celebrarlos convencidos de no estar disociando nada (Cristo-Iglesia), sino aunando en una misma expresión la fe en el Cristo resucitado que ha querido prolongar su acción salvadora por medio de unos signos instituidos por Él, y que son capaces de comunicar los dones de gracia a aquellos que se acercan abiertos a su encuentro.

La obra consta de diez capítulos. El primero está dedicado a la base antropológica de los sacramentos buceando en las categorías de rito y símbolo, y el segundo aborda su fundamentación en Cristo, primer sacramento, justificando el paso a los sacramentos de la Iglesia. La sacramentalidad de la Iglesia y la eclesialidad de cada uno de los sacramentos constituye un punto nuclear para afrontar cualquier estudio. Así lo sancionó el Vaticano II, poniendo en relación su constitución dogmática sobre la Iglesia y la dedicada a la liturgia. La clara conciencia que hunde sus raíces en la fiel tradición eclesial de que los sacramentos hacen la Iglesia y la Iglesia hace los sacramentos pone de manifiesto lo inseparable de ambas magnitudes. De este modo, la relación inseparable entre Cristo-Iglesia-sacramentos constituye un elemento esencial en la vida cristiana.

Los sacramentos no son todo en la vida del creyente. Junto a ellos tendrá que ir la Palabra de Dios, la oración, las virtudes…, pero ciertamente son los momentos dotados de una especial densidad por medio de los cuales recibimos la vida divina y actualizamos el misterio pascual. Ahí radica no sólo su importancia, sino su centralidad.

Los otros ocho capítulos están dedicados a cada uno de los siete sacramentos (a la Eucaristía dedica dos). La limitación del espacio no le permite realizar, en ocasiones, análisis exhaustivos de todas las cuestiones. Sin embargo, las claves bíblicas, histórico-dogmáticas y sistemáticas reciben un tratamiento adecuado que se ve ayudado a lo largo del libro con una serie de textos que podríamos llamar complementarios, cuyo contenido viene incluido en un marco y que no serían necesarios en la lectura continua del texto, pero que aportan textos originales, aclaraciones, cuestiones actuales… para ofrecer al lector una visión mucho más integral del aspecto sacramental estudiado.

Ha añadido un glosario de más de cien términos técnicos relacionados con el vocabulario sacramental que ayuda a centrar conceptos de una manera pedagógica y certera. Por todo ello, este tono y esta síntesis que conjuga el estudio serio de las grandes cuestiones teológicas, las exposiciones de carácter pedagógico y las certeras reflexiones pastorales hacen, sin duda, de esta obra de Sesboüé un libro creíble y deseable.

En el nº 2.741 de Vida Nueva.

Actualizado
10/02/2011 | 08:30
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