El “gasolinazo” de Bolivia

(Nicolás Castellanos Franco– Obispo emérito de Palencia)

“Todos los sectores, incluso los afines al Gobierno, consideran el “gasolinazo” una medida despiadada contra los bolsillos de los más pobres. Tiene como consecuencia la subida de todos los productos de la cesta familiar y una serie de conflictos sociales. No podemos vivir en una confrontación permanente entre bolivianos, provocada por los que gobiernan”

Como creyentes hacemos nuestros los gozos y esperanzas, angustias y tristezas de las mujeres y los hombres. Somos sensibles al dolor que sufre el pueblo boliviano, los pobres, con el Decreto Supremo 748 del Gobierno, que sube el precio de los carburantes un 82%. Parece que ese decreto apunta a suprimir el contrabando, que destruye la economía nacional y ha sobrepasado a las autoridades. Es una lacra. Según la Cámara de Comercio, mueve 9.000 millones de dólares. Tenía que ser controlada por la Aduana e Impuestos Internos, en definitiva, por el Gobierno.

Un canal de TV denuncia cómo los contrabandistas se movían libremente y el brazo Operador del Control Operativo Aduanero no hacía nada en la frontera de Bolivia con Perú. El Gobierno ha ofrecido como solución el “gasolinazo”.

Parece que ha prevalecido el cálculo político sobre la racionalidad económica, política y social. Todos los sectores, incluso los afines al Gobierno, lo consideran una medida despiadada contra los bolsillos de los más pobres. Tiene como consecuencia la subida de todos los productos de la cesta familiar y una serie de conflictos sociales.

No tardó en llegar la resistencia activa de la sociedad, grupos políticos y sociales, incluso afines al Gobierno. Le postulaban eliminar el contrabando, no perjudicar a los pobres ni aumentar el índice de pobreza y delincuencia, que el beneficio sea para todos, no sólo para militares, policía, salud y educación. Se pedían medidas consensuadas con todas las fuerzas políticas, sociales, empresariales y sindicales. Al final, prevaleció la cordura y el Gobierno derogó dicho decreto.

No podemos vivir en una confrontación permanente entre bolivianos, provocada por los que gobiernan. Se pide, a voces, el diálogo, el consenso, el encuentro, la inclusión de todos. Los bolivianos sueñan una Bolivia incluyente, justa, igualitaria, solidaria, en donde los niños sonríen porque hacen tres comidas al día.

En el nº 2.738 de Vida Nueva.

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