Adolfo González Montes: “Es urgente aunar posturas de fe ante el reto del laicismo”

Obispo de Almería y presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales

(Juan Rubio) La tarea evangelizadora en el nuevo milenio y su urgencia han sido la razón por la que Benedicto XVI ha creado el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Uno de los recién elegidos como miembro de dicho organismo vaticano es el obispo de Almería, Adolfo González Montes (Salamanca, 1946), quien también preside la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales. Con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, Vida Nueva le ha entrevistado.

¿Qué significado tiene la creación del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización?

Con esta creación, el Papa manifiesta su preocupación por renovar el anuncio del Evangelio, para que pueda ser percibido en las sociedades de hoy, en particular las sociedades de orígenes cristianos, cuya historia no es posible separar del cristianismo y que se alejan hacia formas en las que la fe cristiana ha perdido visibilidad e interés.

¿Cuáles son, entonces, las tareas y responsabilidades que se le encomiendan?

En la constitución apostólica que crea este dicasterio, el Papa propone tareas específicas: profundizar en el significado teológico y pastoral de la nueva evangelización; proponer y favorecer la difusión y práctica del Magisterio sobre la nueva evangelización, sirviéndose de los medios de comunicación; y dar a conocer las iniciativas que se ponen en práctica. La constitución invita a las personas de Vida Consagrada, asociaciones de fieles, nuevas comunidades y movimientos a colaborar; y propone la guía segura del Catecismo de la Iglesia Católica como “formulación esencial y completa” para la transmisión de la fe. Está en juego la exploración de nuevas formas de evangelización, como compromiso y tarea de todos, principalmente de las Iglesias particulares y sus obispos, que han de tomar la iniciativa, al mismo tiempo que acogen las propuestas que el dicasterio pueda hacer.

¿Cómo ve su pertenencia al mismo?

Es una tarea de responsabilidad eclesial que acepto con agradecimiento, por la confianza que supone del Santo Padre; y con la ilusión de aportar lo que humildemente sepa y pueda, al lado de los demás miembros, secundando las orientaciones del Papa y del prefecto que ha puesto al frente. Esta tarea me ayudará a mí a ejercer mejor el ministerio episcopal, para servir a cuantos formamos la Iglesia y a quienes están fuera, a los cuales el anuncio evangélico invita a entrar en ella para vivir la novedad de la gracia de la redención, la vida del hombre nuevo.

Ecumenismo

Es usted el presidente de la Comisión Episcopal de Relaciones Inteconfesionales. ¿Cuáles son los principales desafíos del ecumenismo en España?

Somos un país de orígenes cristianos y tenemos una historia inseparable de la trayectoria del catolicismo. No es, pues, difícil comprender el lugar de la Iglesia católica en la sociedad española. Esto no significa que postulemos hoy una concepción nacionalcatólica de la presencia de la Iglesia en nuestra sociedad. Significa sólo que, como país histórica y sociológicamente de mayoría católica, la Iglesia católica no tiene en España interlocutores de la misma medida religiosa desde el punto de vista de la sociología de la religión. Los españoles somos mayoritariamente católicos, como son ortodoxos los griegos y luteranos los escandinavos.

Hasta la llegada de comunidades cristianas ortodoxas, procedentes de la inmigración en las últimas décadas, nuestros interlocutores cristianos no católicos han sido las Iglesias y comunidades eclesiales surgidas de la Reforma protestante, muy minoritarias con relación a la Iglesia católica. Hoy mantenemos con estas comunidades relaciones fraternas, fruto de un ecumenismo progresivamente asumido, que nos ha ayudado a conocernos más y mejor, y a estimarnos mutuamente como hermanos en la fe; e, incluso, a sentir la urgencia y necesidad de aunar posturas de fe con alcance público ante el reto del laicismo beligerante de hoy y su influencia en el desarme moral de la sociedad, ante fenómenos en extremo graves como el aborto y los atentados contra la vida y su dignidad.

¿Mantienen un diálogo habitual con el resto de las confesiones religiosas?

¿Cómo no? Aunque el ecumenismo en España tiene características propias, como acabo de decir, los católicos tenemos buenas relaciones con las minorías protestantes y otras comunidades no católicas, pero muy próximas a nosotros. A veces, la sombra de los agravios históricos y prejuicios se pueden proyectar sobre el presente, pero todos oramos por la unidad visible de la Iglesia, y no nos sentimos enfrentados como en el pasado, aunque seamos confesionalmente diferentes. En el pasado, todos hemos padecido los efectos negativos de la división. En toda Europa, las minorías confesionales han padecido desde el siglo XVI las mismas restricciones y marginaciones, además de las persecuciones en tiempos de enfrentamiento; e, incluso en los tiempos modernos, las minorías han sido toleradas más que reconocidas.

El movimiento ecuménico nos ha ayudado a todos a salir al encuentro unos de otros. Juzgar el pasado histórico con la mentalidad de nuestros días conduce a graves anacronismos. Las Iglesias intentaron también en el pasado, después de las divisiones, un acercamiento, pero el ecumenismo actual es una realidad contemporánea. Por lo demás, las Iglesias no necesitan hoy mediaciones externas a ellas mismas para avanzar hacia el respeto mutuo y la colaboración. La fraternidad cristiana se fundamenta en la fe común en Cristo y tiene como meta la plena comunión eclesial, es decir, la unidad visible de la Iglesia que Cristo quiso.

¿ Y cómo se materializa?

La Conferencia Episcopal tiene una comisión y, las diócesis, sus organismos para las relaciones interconfesionales. El ecumenismo forma parte de la formación sacerdotal y las facultades de Teología organizan congresos y encuentros o seminarios, a los cuales son invitados como ponentes y participantes obispos y teólogos protestantes y ortodoxos. Por otra parte, en España han celebrado sesiones organismos del Consejo Ecuménico de las Iglesias y comisiones interconfesionales de diálogo y colaboración. Sin la colaboración de la Iglesia católica esto sería difícil de llevar a cabo. Está, además, el trabajo de los centros ecuménicos, unos más dedicados a la investigación y docencia, y otros de carácter más pastoral, que promueven encuentros y ciclos de conferencias ecuménicos. Para mantener la formación permanente de los responsables del ecumenismo, nuestra comisión episcopal organiza las jornadas anuales.

Biblia Interconfesional

Disponemos ya de una versión ecuménica de la Biblia en español, en cuya presentación ha participado usted mismo…

Esta versión ecuménica de la Biblia o BTI (Biblia Traducción Interconfesional) es el fruto de la colaboración institucional entre la Conferencia Episcopal, por medio de la Editorial Católica, y de las Sociedades Bíblicas Unidas. Desde el punto de vista científico, es obra de exegetas españoles católicos y evangélicos. Esta versión se podrá utilizar en el diálogo ecuménico y la oración en común, ya que cuenta con la aprobación canónica tanto de católicos como de protestantes. Se presenta en una buena edición, a la que han contribuido la BAC, la Editorial Verbo Divino y las Sociedades Bíblicas Unidas. El proyecto comenzó con la publicación del Nuevo Testamento Interconfesional en 1978, y, desde el principio, quiso responder a la exhortación del Vaticano II y a la voluntad de las Sociedades Bíblicas de dar curso a una versión española ecuménica de la Sagrada Escritura. Ha llevado muchos años de cuidadoso trabajo científico y colaboración de especialistas católicos y protestantes españoles. Hay que añadir que las buenas relaciones que mantenemos con la Sociedad Bíblica Española, en la cual tienen una presencia importante algunos cristianos bautistas y otros evangélicos, ha sido decisiva para el logro de esta versión ecuménica.

¿Cómo son las relaciones y la colaboración en el campo pastoral?

En el campo pastoral, las diócesis tienen buenas relaciones con la Iglesia Evangélica Española y con Iglesias más próximas a nosotros, como la Iglesia Española Reformada Episcopal. En todas las diócesis se organizan, sobre todo durante el Octavario de Oración, oficios religiosos para orar juntos. Por otra parte, con la llegada de inmigrantes ortodoxos, las diócesis están ayudándoles a la organización de sus comunidades, cediéndoles temporalmente el uso de templos, igual que a los anglicanos. Los obispos ayudamos en lo que podemos a los sacerdotes ortodoxos y a sus dos obispos instalados en España por la jerarquía ortodoxa para el cuidado pastoral de sus sacerdotes y fieles.

¿Cómo valora los pasos dados por el Papa con ortodoxos y anglicanos?

El diálogo con los ortodoxos tardó en ponerse en marcha, pero de 1978 hasta mediados los años 80, la Comisión Internacional cubrió una primera etapa con resultados de plena convergencia en la teología sacramental, la apostolicidad de la Iglesia y el episcopado. El proceso quedó interrumpido un tiempo por la crisis que siguió a la reunificación de Europa y la vuelta a la libertad de los católicos de rito oriental, llamados greco-católicos, que habían sido brutalmente reprimidos y obligados a la clandestinidad por el totalitarismo político del Este. Pasada la crisis, la Comisión reanudó su trabajo y, en 2006, examinaba las consecuencias eclesiológicas y canónicas de la naturaleza sacramental de la Iglesia compartida por ortodoxos y católicos. En 2007 se aprobó en Rávena un documento importante, y en 2009, la Comisión trató, como es sabido, la cuestión del Obispo de Roma en la comunión de la Iglesia en el primer milenio. A ello se añade que las relaciones institucionales con Moscú y Constantinopla pasan por un buen momento, por la conjunción de esfuerzos ecuménicos del Papa y del Patriarca ruso, Cirilo. Son conocidas también las buenas relaciones entre Roma y el Patriarcado ecuménico de Constantinopla.

Hablando ya del diálogo anglicano-católico, se decía que podía tropezar y retroceder con la creación por Benedicto XVI del nuevo Ordinariato para recibir en la comunión católica a los anglicanos que quieren entrar en ella. Este temor se ha disipado y el diálogo sigue su programa después de cuarenta años de recorrido. La Comisión Teológica Internacional (ARCIC) acumula tres fases, y la nueva Comisión para la Unidad y la Misión (IARCUM) sigue su propio programa. El Primado anglicano, Rowan Williams, ha manifestado inquietud por los efectos pastorales que pueda tener el abandono de la Comunión anglicana por algunos obispos, sacerdotes y fieles, pero él mismo ha dicho que no sería posible este paso que dan sin el nivel de acuerdo al que ha llegado el diálogo entre anglicanos y católicos.

¿Es posible la unidad? ¿Con qué confesión se está más cerca de lograrlo?

La meta del ecumenismo verdadero es la recuperación de la unidad visible de la Iglesia y llegará cuando quiera el Señor como un don de su gracia. Las Iglesias ortodoxas son verdaderas “Iglesias hermanas”. En verdad, tenemos la misma fe católica que nos es común. Católicos y ortodoxos compartimos la dogmática cristiana plenamente y disentimos sobre el lugar que en esa dogmática tiene el ministerio del sucesor de Pedro en la Iglesia, lo que repercute sobre la teología de la Iglesia y su organización.

Compromiso de diálogo

Hay algunos sectores de la Iglesia que perciben cierto desinterés de la jerarquía sobre esta cuestión. ¿Qué no se ha hecho bien?

No creo que no se vengan haciendo bien las cosas, aunque siempre se pueden hacer mejor. El ecumenismo no es sincretismo ni tampoco confuso irenismo: tiene su propio método y cuenta siempre con la cuestión de la verdad como asunto central del diálogo. La división de la Iglesia no es sólo cosa de las diferencias culturales y malentendidos históricos, o de falta de voluntad de unidad. Los Papas han sido grandes impulsores del ecumenismo católico, y a las iniciativas del Pontificio Consejo para la Unidad se deben avances decisivos en el diálogo con el Consejo Ecuménico de las Iglesias y en los llamados diálogos bilaterales entre la Iglesia católica y otras confesiones cristianas.

¿Qué tiene programado la Conferencia Episcopal para los próximos años en materia de ecumenismo?

Bueno, está a punto de concluir un programa. La voluntad ecuménica de la Conferencia Episcopal es inequívoca y actúa plenamente en comunión con las orientaciones del Papa, que ha expresado con claridad su compromiso con el diálogo ecuménico e interreligioso. No sé cuál será el programa inmediato de la Conferencia, ya que los obispos hemos de elaborar el nuevo Plan Pastoral justo ahora. La comisión episcopal que presido ha secundado los dos últimos planes cubriendo los objetivos propuestos por los obispos. Además de haber concluido la Biblia Interconfesional, hemos presentado a la aprobación de la Asamblea Plenaria de los obispos algunos importantes documentos: en 2006, sobre los servicios pastorales a orientales no católicos; y el pasado noviembre de 2010, la recién aprobada declaración sobre el reconocimiento recíproco del bautismo entre la Conferencia y la Iglesia Española Reformada Episcopal. En 2007, preparamos y organizamos la participación española en la tercera Asamblea Ecuménica de las Iglesias de Europa en Sibiu, en Rumanía. En el diálogo interreligioso, organizamos en 2005, conjuntamente con las comunidades judías en España, el 40º aniversario de la declaración conciliar sobre las religiones no cristianas; y en 2008, los obispos aprobaron las orientaciones sobre el matrimonio entre católicos y musulmanes.

En el nº 2.738 de Vida Nueva.

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