OBITUARIO: José María León Acha, apóstol al servicio de los sacerdotes

(Javier Díaz Lorite, delegado episcopal para el Clero de Jaén) El pasado 6 de enero llegaba a su plenitud en la Casa del Padre, a los 76 años de edad, José María León Acha, sacerdote diocesano secular, oficialmente de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, pero en realidad sacerdote amigo y servidor de todos los sacerdotes españoles, comenzando por los delegados para el Clero de todas las diócesis, a cuyo servicio dedicó no sólo los once años que ejerció la responsabilidad de director del Secretariado de la Comisión Episcopal del Clero, sino prácticamente toda su vida ministerial, así como el de la Secretaría de la Comisión de Pastoral.

Era hombre de Dios al servicio de la Iglesia en sus más variadas tareas –enseñanza, coadjutor, párroco, director de ejercicios espirituales a consagrados y consagradas, diáconos permanentes, laicos, etc., pero había una llamada especial de Dios y de la Iglesia para servir a los sacerdotes, pues en ellos, como le ocurría a san Juan de Ávila, servía a todo el Pueblo de Dios.

Y tenía unos dones especiales para esto. Su bondad, formación profunda, psicología, cercanía, desinterés, claridad, esperanza, autenticidad de doctrina y de vida, amor a Jesucristo, a la Iglesia, al Vaticano II, y a cada sacerdote, le hacían acreedor de ser acogido como aquél que portaba al mismo Cristo que nos ama y nos guía en el ejercicio de nuestro ministerio.

Espiritualidad

Sus tareas al servicio de la Conferencia Episcopal, sobre todo en el Secretariado de la Comisión del Clero, han coincidido con los años álgidos en los que se ha profundizado en la espiritualidad propia de los sacerdotes diocesanos seculares, según el carisma apostólico. Y él ha sido pieza clave de la que Dios se ha valido para la asimilación de esta verdad profunda que puso de manifiesto Presbyterorum Ordinis y, posteriormente, Pastores dabo vobis.

Cabe destacar su inestimable contribución a acontecimientos que han marcado para siempre unos hitos en la Iglesia española, como son la realización y difusión del Congreso de Espiritualidad Sacerdotal, Formación Permanente del Clero, Presbiterado y Secularidad, y la asimilación de las propuestas de Formación Permanente de Pastores dabo vobis, en sus dimensiones humana, espiritual, intelectual y pastoral. También destaca su contribución a la revitalización de los arciprestazgos como escuela, taller y hogar de vivencia de la vida sacerdotal, de fraternidad y de misión en las claves de la nueva evangelización y del Reino.

En los últimos años, también compaginaba sus tareas de párroco en Santander con el servicio a los sacerdotes en los encuentros-convivencias de la Comisión del Clero Discípulos y apóstoles, destinadas a revitalizar el carisma apostólico de los sacerdotes. Prácticamente no hay diócesis en la que no haya estado predicando en charlas, encuentros, retiros, ejercicios espirituales, etc. Nuestro hermano ha sido un verdadero apóstol itinerante, especialmente de los sacerdotes.

Los delegados para el Clero y los sacerdotes le estamos tan agradecidos que damos gracias a Dios por su vida, por su cercanía y por su ejemplo.

En el nº 2.737 de Vida Nueva.

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